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Las integrantes de Song Girls de USC ofrecen un ideal glamuroso; 10 mujeres narran una realidad diferente y tóxica

USC song girls including Adrianna Robakowski and Josie Bullen  during a game
(Benjamin Chua)

Diez ex-Song Girls de USC describieron a The Times una cultura tóxica dentro del famoso equipo de baile universitario que incluía a la exentrenadora Lori Nelson reprendiendo públicamente a las mujeres por sus hábitos alimenticios, apariencia personal y vida sexual.

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Antes de ponerse ese icónico jersey blanco y comprobar por sí misma cómo los sueños saludables que vendía podían convertirse en pesadillas, Josie Bullen no se preocupaba por su peso. No contaba calorías ni hacía dieta. Rara vez, o nunca, se subía a una báscula.

Toda su vida había sido una bailarina, muy consciente de su cuerpo. La danza era su mejor forma de expresarse. “Estaba enamorada de la danza”, dice Bullen. “Era toda mi vida”.

Cuando Bullen llegó a USC en 2017, el atractivo de ampliar sus sueños de bailarina, de actuar en estadios ante el alarido de los aficionados, de llevar la falda plisada, los zapatos rojos y el jersey blanco – con toda su estatura y simbolismo – la atrajo naturalmente al prestigioso equipo de los Troyanos, las Song Girls.

Bullen hizo una audición en octubre. Solo 13 mujeres fueron elegidas para el equipo de las Song Girls 2018, 10 de ellas nuevas. Ella estaba entre las pocas elegidas. Parecía que todo iba saliendo bien.

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Pero su experiencia con las Song Girls acabaría siendo una de las más oscuras y angustiosas de su vida. En el plazo de un año, buscó un tratamiento ambulatorio intensivo por un trastorno alimentario. Poco después, dejó de bailar por completo.

Song Girls Aya Shimizu, left, Lauren Dunn and Adrianna Robakowski pose in football garb behind coach Lori Nelson.
Song Girls Aya Shimizu, left, Lauren Dunn and Adrianna Robakowski pose in football garb behind then-coach Lori Nelson.
(Benjamin Chua)

Desde 1967, cuando los estudiantes de la USC votaron abrumadoramente para permitir que las mujeres se unieran a la escuadra de animadores de la universidad, que antes era exclusivamente masculina, las Song Girls han seguido siendo una parte indeleble de la imagen de la universidad, viajando por todo el mundo con pompones dorados a cuestas, apareciendo no solo en eventos deportivos, sino también en eventos de recaudación de fondos, cenas de donantes, reuniones de exalumnos e incluso compromisos privados, proyectando siempre una imagen brillante de perfección.

Bullen es una de las 10 ex Song Girls que describieron al Times una cultura tóxica dentro del famoso equipo de baile universitario que incluía a la antigua entrenadora Lori Nelson, que reprendía a las mujeres públicamente por sus hábitos alimenticios, su aspecto personal y su vida sexual.

Sus relatos, que abarcan casi una década – apoyados en correos electrónicos, mensajes de texto, el contrato de las Song Girls y otros documentos de la investigación del Título IX obtenidos por el Times – revelan un programa que en gran medida no fue controlado por la universidad ni por Nelson, quien, según las exalumnas, hizo todo lo posible por mantener su propia imagen cuidadosamente elaborada de lo que debía ser una Song Girl.

Las 10 mujeres que hablaron con The Times dijeron que las Song Girls se enfrentaban a graves problemas de imagen corporal dentro del programa que iban más allá del estado físico normal requerido para formar parte de un equipo de animación. Tres de ellas, incluida Bullen, dijeron que sus experiencias las llevaron a padecer algún tipo de trastorno alimentario. Otra recordó que se sentía tan deprimida que pensó en el suicidio.

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“Creo que, en cualquier equipo de animación, va a haber algo de eso. Es inevitable porque hay un tipo de apariencia que debes tener”, dijo una ex Song Girl a The Times. “Pero se puede hacer de forma saludable. Llevo toda la vida haciendo esto y nunca, a excepción de este programa, me he sentido como si no fuera lo suficientemente buena o como si estuviera gorda”.

Dos de las mujeres dijeron que creían que habían sido apartadas del equipo tras presentar sus quejas.

El año pasado, las denuncias de varias ex Song Girls, entre ellas algunas que hablaron con The Times, provocaron una investigación del Título IX por parte de la universidad sobre el programa. La investigación en curso, según un correo electrónico del abogado externo contratado por USC, se centra en “posibles violaciones de la política de no discriminación, anti-acoso y anti-represalias de la universidad por parte de la Sra. Nelson”.

En noviembre, poco después de iniciarse la investigación, Nelson dimitió.

Nelson, de 63 años, declinó las solicitudes de entrevista. En respuesta a las preguntas de The Times, su abogado emitió un comunicado defendiéndola y repeliendo la denuncia.

“La Sra. Nelson niega vehementemente y de forma inequívoca las acusaciones dañinas y engañosas que se han hecho contra ella”, dijo el abogado Ryan Saba en un comunicado.

Añadió: “La Sra. Nelson tiene comunicaciones bien documentadas entre los miembros del equipo y ella, y actuó de manera profesional al hacer cumplir las políticas del equipo que fueron acordadas por los supervisores de la universidad y el consejo general. Se trata de acusaciones falsas envueltas en una noticia rimbombante. Ella no hizo nada malo”.

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Tres [Song Girls] dijeron que sus experiencias condujeron a algún tipo de trastorno alimentario. Otra recordó sentirse tan deprimida que consideró el suicidio.

Los funcionarios de USC dijeron que la escuela había tomado medidas para apoyar a los estudiantes en el programa Song Girls mientras continuaba la investigación del Título IX, incluyendo la eliminación de las restricciones de peso que muchas exbailarinas dicen que marcaron la pauta para los problemas de imagen corporal generalizados dentro del equipo.

“Estamos profundamente preocupados cuando cualquier estudiante experimenta desafíos emocionales o de salud mental u otras barreras en nuestros programas y actividades educativas, y ofrecemos recursos de apoyo privados y confidenciales a los estudiantes actuales y antiguos”, dijo USC en un comunicado.

“Si bien no podemos discutir investigaciones pendientes o asuntos de personal, podemos compartir que somos conscientes de las preocupaciones planteadas por las Song Girls, presentes y actuales, y las hemos estado abordando activamente a través del proceso universitario apropiado”.

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Durante generaciones, fueron las caras sanas y sonrientes del futbol americano universitario, símbolos tan inherentes al estilo del Sur de California como el sol, el surf y las montañas de San Gabriel. Un artículo del Times de 1991, escrito por un miembro del primer equipo de las Song Girls, describía al equipo como “considerado con la seriedad y la adulación que otras universidades reservan para, por ejemplo, los premios Nobel”.

En la USC, donde “el futbol americano alcanza el nivel de religión”, escribió, “las Song Girls son sus sacerdotisas”.

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Ningún entrenador estaba más arraigado en el campus de USC que Nelson, una antigua Song Girl que sustituyó al fundador del equipo, Lindley Bothwell, hace más de tres décadas. Nelson y Bothwell, que murió en 1986, fueron las dos únicas entrenadoras que dirigieron el emblemático programa hasta 2020, y su influencia se consolidó durante medio siglo al frente del mismo.

Nelson no tenía una formación coreográfica formal, y 10 fuentes dijeron al Times que rara vez ofrecía técnicas y que, en cambio, se centraba en mantener la brillante imagen de las Song Girls.

Cada una de las 10 mujeres que hablaron con The Times dijo que Nelson vigilaba su apariencia y escudriñaba su imagen pública de manera que iba mucho más allá de las reglas tradicionales de los equipos de cheerleaders. Esa supervisión estaba escrita directamente en el contrato de las Song Girls obtenido por el Times. En él se estipula que las integrantes del equipo deben mantenerse dentro de los dos kilos de su peso en la audición, y que cualquier cambio en su apariencia debe ser aprobado primero por la propia Nelson.

TO MOST AMERICANS, JANUARY 17, 1991, MARKED THE FIRST terrible but riveting 24 hours that the United States was at war with the Republic of Iraq.

Sep. 8, 1991

“Me pareció una locura, pero firmas el contrato justo cuando entras en el equipo. Estás muy emocionada. Esto es para lo que has estado trabajando y lo que has estado buscando hacer”, recuerda la ex Song Girl, Alexa Trujillo, de 27 años.

Nelson les dijo a las mujeres que buscaba “el aspecto del Sur de California”, según ellas, lo que los miembros del equipo interpretaron como “blanca, delgada, rubia, conservadora, cristiana, chica de hermandad”, como dijo una antigua Song Girl.

“Esa es la marca Song Girl”, dijo Trujillo. “Hay muchas chicas que crecen en California y ven a las Song Girls desde pequeñas. Ven esa representación idealizada de lo que debe ser una mujer en la universidad. Ven el pedestal”.

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Como cubanoamericana menuda, con pelo oscuro y curvas, Trujillo aprendió rápidamente en el equipo de 2013, que no encajaba en la imagen estándar de las Song Girls. Aun así, dijo que se sorprendió al año siguiente cuando la echaron del equipo. Cuando Trujillo pidió a la entrenadora una explicación de la decisión tomada por un panel de jueces que tuvo en cuenta la opinión de Nelson, Trujillo dijo que Nelson no ofreció ninguna crítica sobre sus habilidades de baile.

 USC song girl Alexa Trujillo.
USC Song Girl Alexa Trujillo.
(Benjamin Chua)

Nelson y una asesora dijeron que podían poner a Trujillo en contacto con un nutricionista.

“Lori me dijo: ‘Lo único que se me ocurre es por tu aspecto’”, recordó Trujillo.

Trujillo, una bailarina de ballet de formación clásica, se reunió con un nutricionista cada semana durante meses, pagando miles de dólares por la planificación de las comidas y los ejercicios. Incluso después de perder peso, dijo, Nelson no la aceptó de nuevo.

“Me llevó a hacer ejercicio compulsivo, a hacer dieta, a gastar mucho dinero en un nutricionista”, dijo Trujillo. “Hice todas estas cosas hasta que ya no sabía quién era. Esa fue la peor parte”.

Dentro del equipo, la ansiedad, la depresión y los ataques de pánico eran comunes. Cuando una ex Song Girl de un equipo reciente le confió a la entrenadora que estaba lidiando con la depresión, “Lori sólo me dijo que siguiera a influenciadores de la salud mental en Instagram”, dijo. La madre de la chica dijo a The Times que su hija le contó la conversación cuando tuvo lugar y que seguía molesta por la falta de apoyo que la escuela proporcionaba a su hija.

Ocho de las 10 mujeres entrevistadas por el Times buscaron asesoramiento. Una ex Song Girl recordó que un terapeuta del campus de USC le dijo en 2013 que “recibimos muchas de ustedes que pasan por aquí.” Otra ex Song Girl recordó a su compañera discutiendo la respuesta del terapeuta.

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Muchas ex Song Girls dijeron que intentaron acercarse a Nelson con sus preocupaciones mientras formaban parte del programa. Pero ella rara vez era receptiva. A menudo, evitaba la confrontación por completo.

“Sonreía”, dijo una ex Song Girl. “Se mostraba educada y decía lo que fuera necesario para apaciguarte. Luego, te enterabas de que hablaba con otras chicas del equipo sobre ti y de que ya no le gustabas o de que estabas causando problemas. Te inculcaba ese miedo”.

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Las mujeres dijeron que, poco después de entrar en el equipo, Nelson y los líderes del equipo comenzaron a criticar sutilmente su apariencia, a menudo con sugerencias puntuales.

Cuando Nelson le pidió a Bullen que considerara la posibilidad de ponerse extensiones de pelo, ella accedió y convenció a sus padres para que se las compraran como regalo de Navidad. A algunos recién llegados se les pidió que se cortaran el pelo. A otras les pidieron que se lo tiñeran, a veces varias veces. A una recién llegada de otro equipo, según dos compañeras de Song Girls, le pidieron que se tiñera el pelo de rubio tantas veces que se le empezó a caer.

Otras prácticas de belleza se establecieron muy pronto. Una antigua Song Girl contó al Times que tanto las jefas de equipo como Nelson les ordenaron comprar un sujetador push-up con relleno específico de Victoria’s Secret, que añadía dos tallas de copa.

El maquillaje era imprescindible allá donde fueran, o en cualquier contenido que publicaran en las redes sociales. Dos ex Song Girls recordaron que Nelson o una capitana del equipo les pidieron que borraran los selfies de Instagram. “Si te presentabas a clase y no estabas maquillada”, dijo Trujillo, “de alguna manera Lori se enteraba”.

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La obsesiva atención prestada a sus apariciones no se parecía a la de ningún equipo en el que Bullen hubiera bailado antes. Pero ella estaba ansiosa por encajar. Se dijo a sí misma que dejara de preocuparse. Tal vez esto era normal. Intentó recordar lo afortunada que era.

Diez ex Song Girls dijeron a The Times que Nelson comparaba habitualmente su aspecto con el de los equipos anteriores. Una ex Song Girl recordó que Nelson dijo que el equipo de 2018 había estado en mejor forma que el de 2019. Insistió en correr más fuera de los entrenamientos e instó a las mujeres a responsabilizar a sus compañeras de equipo. Si no adelgazaban, dijo, no podrían usar los uniformes halter recortados destinados al clima cálido, los que tienen el vientre ligeramente desnudo y la parte superior de la espalda expuesta.

USC Song Girl Josie Bullen on the sideline as band plays on the field
USC Song Girl Josie Bullen
(Benjamin Chua)

En uno de los entrenamientos a los que asistió Nelson, una Song Girl mostró al resto del grupo fotos poco favorecedoras de antiguos miembros con los uniformes.

“Miren”, recuerda Bullen que le dijeron al grupo, “estas chicas están delgadas y todavía se les ve mal la parte superior de las faldas”.

Nelson se sentó cerca, sin decir nada, dijeron al Times dos ex Song Girls que asistieron a la práctica.

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Bullen ya había empezado a limitar su dieta. Comía una barrita de proteínas por la mañana y luego no comía hasta una cena ligera esa noche. Empezó a pesarse cinco o más veces al día.

En primavera, empezó a pasar hambre durante el día y a darse un atracón de comida basura azucarada por la noche. De repente, no podía concentrarse sin ella esa comida. “Era como si estuviera poseída”, explica. Ese verano, un médico le diagnosticó un trastorno de alimentación.

Sus problemas de alimentación llegaron a su punto álgido en un viaje del equipo a Irlanda. Durante una cena del equipo, Nelson se sentó frente a Bullen, que pidió pasta.

“Josie, tú sólo comes la salsa como yo, ¿verdad?”, recordó Bullen que le preguntó Nelson delante del equipo. Otra exintegrante del grupo dijo al Times que estaba en la comida del equipo y escuchó el comentario.

Cuando el momento pasó y su horror se calmó, Bullen se levantó de la mesa en silencio y rompió a llorar en el baño.

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Cuando entró en el tratamiento intensivo ambulatorio, Bullen se culpó a sí misma. Se sentía avergonzada de contárselo a sus compañeras. Se sentía débil al pedir ayuda. Cuando finalmente le contó a Nelson su trastorno alimentario, Bullen recordó que el exentrenador la apoyó y le dijo que el equipo estaría allí para ayudarla. Bullen también dijo que Nelson le dijo que no tenía ni idea de que estaba luchando y que la bailarina parecía feliz.

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Antes de buscar tratamiento, Bullen recordó que compartió los detalles de su aumento de peso con Nelson después de que la entrenadora le dijera que las necesitaba para un vuelo chárter a un partido de USC. Nelson respondió con un mensaje de texto alentador.

“Muchas gracias por compartirlo y quiero que sepas que entiendo lo sensible que puede ser este tema [para] las chicas que han estado en mi equipo”, escribió Nelson en un mensaje de texto a Bullen. “Siempre estoy aquí para ayudar y quiero que sepas que tienes mi máximo apoyo y total confianza. Céntrate más en tu salud y no en tu peso. Comiendo los alimentos adecuados, el peso se ajustará bastante rápido”.

La perspectiva de Bullen cambió durante el tratamiento. Pasaba tres horas al día en un centro de Beverly Hills, analizando los problemas que se formaron durante su año con las Song Girls.

Aun así, volvió al equipo, decidida a actuar durante la temporada de futbol americano de 2018.

Durante un entrenamiento previo a la temporada de futbol americano, Bullen y una amiga del equipo decidieron que tomarían una estancia. La conversación se convirtió en una sesión de críticas durante horas, en la que otras Song Girls compartieron sus quejas.

En un momento dado, Bullen se dirigió a una de las líderes del equipo.

Una ex Song Girl recordó que un terapeuta del campus de la USC dijo en 2013 que “muchos de ustedes vienen por aquí”.

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“Hubo comentarios corporales inapropiados en esta sala”, recuerda haber dicho en el local donde las Song Girls practicaban habitualmente. Todavía tenía una pizca de esperanza de que las cosas pudieran cambiar.

“Este programa es mucho más grande que tú, Josie”, respondió la mujer.

Bullen pensó en Trujillo, que habló de sus experiencias negativas durante una charla TED en el campus de USC en 2016. Bullen y otra Song Girl dijeron a The Times que Nelson se refirió a Trujillo como una mentirosa. Trujillo y otras dos fuentes dijeron a The Times que no fue incluida en las invitaciones a los eventos de regreso a casa de las Song Girls después de su charla TED. Otra fuente dijo a The Times que a Trujillo se le prohibió asistir a los eventos de las Song Girls.

Bullen dijo que se dio cuenta de que las Song Girls no iban a cambiar por sí solas. En su lugar, optó por centrarse en su recuperación, bajando la cabeza y terminando la temporada.

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Una de las compañeras de Bullen en el equipo, Adrianna Robakowski, se sentía incómoda por su papel en el aumento de las tensiones entre las Song Girls y por no haber ayudado a Bullen.

Robakowski y su madre contaron al Times que en su momento fue “la niña de oro” de Nelson, que a menudo le hacía confidencias sobre el equipo.

Ahora, Robakowski dice que se arrepiente de haber criticado a sus compañeras Song Girls y de haber contribuido a la cultura tóxica del programa. “Estoy avergonzada”, dice. “Fue enfermizo”.

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Song Girls pose with USC President Carol Folt, center, and then-coach Lori Nelson in front of stands filled with students.
Song Girls pose with USC President Carol Folt, center, and then-coach Lori Nelson before a game at the Coliseum.
(Benjamin Chua)

Ser una de las favoritas del entrenador, dice Robakowski, tenía beneficios tangibles, incluyendo un lugar en la parte delantera de la línea de baile, que estaba reservada para las mejores bailarinas.

Cuando Bullen buscó tratamiento para el trastorno alimentario, dijo Robakowski, se dio cuenta de lo perjudicial que se había vuelto el ambiente y dice que trató de distanciarse de la entrenadora.

Entonces, durante el mismo entrenamiento en el que Bullen habló sobre los problemas corporales de Song Girls, Robakowski dijo que Nelson se volvió contra ella.

El equipo estaba sentado en el suelo en su sala de prácticas, dijo, cuando Nelson anunció que Robakowski había tenido relaciones sexuales con alguien durante un reciente viaje del equipo a Catalina.

Robakowski recordó: “Delante de todo el equipo, nos sentó un día y dijo: ‘No puedo creer que Adrianna me mintiera, que se acostara con un chico en un viaje. Esa no es la forma de ser de las Song Girls.

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Bullen estaba presente y dijo que escuchó la declaración de Nelson, mientras que la madre y la hermana de Robakowski dijeron a The Times que la conversación les fue transmitida inmediatamente.

Robakowski dice que la historia no era cierta y que cuando se enfrentó a Nelson más tarde, sollozando, la entrenadora rechazó su negativa. El rumor llegó a sus amigos fuera del programa, incluido el estudiante masculino de la USC que supuestamente estaba involucrado.

Después de eso, dijo Robakowski, la entrenadora la ignoró o se negó a hablar con ella. “A partir de ahí, todo se descontroló”, dijo Robakowski al Times. “...Les decía a mis mejores amigas que me sacaran de sus vidas”. Una ex Song Girl dijo a The Times que Nelson le ordenó que cortara a la gente negativa de su vida y se refirió a Robakowski como negativa.

En febrero de 2020, Robakowski y otros dos miembros del equipo se reunieron con el director deportivo de USC, Mike Bohn. Las Song Girls dependen de otro departamento, el de asuntos estudiantiles, pero las bailarinas dijeron que creían que Bohn, recién llegado a un área distinta de la universidad, estaría más dispuesto a escuchar sus quejas.

Después de la reunión, la asistente ejecutiva de Bohn escribió un correo electrónico a Robakowski en el que decía: “Entendemos la valentía que ha supuesto esto”. Tres fuentes dijeron a The Times que Bohn estaba lo suficientemente preocupado por las quejas como para pedir a su oficina que facilitara que una de las mujeres viera a un terapeuta en el campus.

 USC song girl Adrianna Robakowski.
USC song girl Adrianna Robakowski.
(Benjamin Chua)
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La madre de Robakowski, Alisa, se puso en contacto con Winston Crisp, vicepresidente de asuntos estudiantiles de la USC, alegando en un correo electrónico obtenido por The Times que su hija y al menos otra persona tuvieron que buscar terapia debido a su experiencia en el programa.

“Teniendo en cuenta la larga tradición y el programa icónico que es Song, es absolutamente chocante el trato que reciben”, escribió.

Alisa Robakowski hizo una llamada telefónica y fue dirigida a otras personas de la universidad que podían ayudar a resolver sus problemas.

Tuvieron que pasar otros seis meses – y repetidas insinuaciones por parte de las Song Girl y sus familias – para que se abriera una investigación sobre el Título IX, según los correos electrónicos de los funcionarios de USC y los abogados externos implicados en el caso, así como los relatos de varias chicas miembros del equipo.

Los investigadores del Título IX han completado sus entrevistas iniciales, con ocho antiguas Song Girls hablando positivamente sobre Nelson y una docena de personas compartiendo experiencias negativas sobre el programa Song Girls, dijo una fuente familiarizada con la investigación a The Times.

Nelson no estaba entre las personas entrevistadas, pero una fuente afirmó que su abogado indicó que proporcionaría respuestas por escrito.

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Las personas que defendieron a Nelson durante las entrevistas sobre el Título IX la consideraron una “figura materna” y calificaron cualquier problema de peso como el producto de unirse a cualquier escuadrón de baile que requiere que sus intérpretes mantengan un peso saludable, dijo la fuente al Times.

Cuatro mujeres entrevistadas dijeron a los investigadores que se esperaba que las Song Girls estuvieran en forma en sus uniformes todo el año. Se suponía que las Song Girls no debían tener “sobrepeso o bajo peso y es, literalmente, por su salud y seguridad”, transmitió una fuente a The Times. Cuatro mujeres dijeron a los investigadores que esta regla se debía a que el día de los partidos era agotador y las mujeres necesitaban mucha resistencia.

“All I wanted was to get to be on the Coliseum sideline, just to get one game day even to dance and feel a part of that legacy.”

— Former Song Girl Bella Robakowski

Las mujeres que apoyaban a Nelson dijeron que las escuadras se seleccionaban basándose únicamente en el talento. Una fuente dijo que los jueces utilizados para elegir el equipo dijeron a los investigadores que tenían en cuenta en sus decisiones los comentarios de Nelson sobre las actitudes de las mujeres, sus problemas de comportamiento y su capacidad para cumplir el contrato del equipo.

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Cuando se celebraron las últimas audiciones virtuales en octubre de 2020, las ocho Song Girls que regresaron esperaban que su selección fuera una formalidad. Pero Nelson, dicen, se retractó de la promesa de mantener el equipo intacto. Tres de las que regresaron, incluida la hermana menor de Robakowski, Bella, fueron eliminadas sin previo aviso.

Días después, los investigadores del Título IX presentaron a Nelson el testimonio de varias de las chicas. El 29 de octubre, el equipo fue informado de que Nelson estaba de baja administrativa.

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Menos de una semana después, Mike Munson, director asociado de deportes recreativos de USC y supervisor directo de Nelson, informó al equipo de su dimisión durante una reunión de emergencia de Zoom. No ofreció ninguna explicación y no mencionó la investigación del Título IX en curso.

Las Robakowski y varias Song Girls actuales solicitaron que Bella y las otras dos volvieran a formar parte del equipo. Inicialmente, se les dijo que se tomaría una decisión después de que concluyera la investigación del Título IX. Pero tres días antes de Navidad, Munson les envió un correo electrónico, diciendo que una revisión no había encontrado “base suficiente” para que los resultados fueran revocados.

Munson no respondió a los múltiples mensajes de The Times en busca de comentarios.

Bella tenía el corazón roto. A pesar de todo, seguía queriendo ser una Song Girl.

“Este era mi sueño”, dijo a finales de diciembre. “Todo lo que quería era llegar a estar en la línea de banda del Coliseo, solo para conseguir un día de juego, aunque sea para bailar y sentirme parte de ese legado”.

Las 10 mujeres que hablaron con The Times siguen recordando con cariño algunos aspectos de su experiencia con las Song Girls.

Varias de las mujeres dicen que son escépticas de que las Song Girls cambien alguna vez, que un programa tan definido por la tradición y la nostalgia atemporal sea incapaz de evolucionar sin ser reemplazado.

Bella Robakowski dice que todavía puede oír la voz de la entrenadora en su cabeza, comparando su cuerpo con el de su hermana o diciéndole que elimine los lácteos de su dieta. Últimamente, le cuesta comer.

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Song Girls Bella, left, and Adrianna Robakowski flash victory signs.
Song Girls Bella, left, and Adrianna Robakowski.
(Benjamin Chua)

“Sé que cuando no puedo comer, me enfado mucho conmigo misma”, dice.

Su hermana, Adrianna, que ahora está en su primer año de la escuela de derecho en USC, quiere creer que el programa que ha amado toda su vida puede seguir adelante ahora que Nelson se ha ido.

“Es genial en muchos sentidos”, dijo. “No veo por qué las chicas del futuro no pueden tenerlo todo, la tradición, la hermandad y todo eso. Solo que sin la ansiedad y los trastornos alimenticios”.

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