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Columna: ¿Le ha llegado la hora a la Champions League de renovarse o está condenada a morir?

El volante de Chelsea anota un gol vontra Manchester City en semifinales de la Copa FA el sábado, 17 de abril del 2021.
El volante de Chelsea anota un gol vontra Manchester City en semifinales de la Copa FA el sábado, 17 de abril del 2021, en Londres. Chelsea ganó 1-0.
(ASSOCIATED PRESS)

Los de “siempre” fueron los más grandes ausentes de la final de la Champions League; Barcelona, Real Madrid, Bayern de Múnich, Paris Saint-Germain y Juventus vieron la final desde casa

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Esta Champions League se ha olvidado de los de siempre: Barça, Real Madrid, Bayern de Múnich, PSG y Juventus. Ha sido una señal para renovarse o morir. Hay que ver cómo se recomponen los equipos que han faltado a esta final. Este partido no fue solo una gran final europea de futbol, sino un aviso de lo que puede ocurrir en el futuro.

Después de años de derroche, ahora cada euro cuenta y las cosas están cambiando. No para todos. Los finalistas de la Champions: Chelsea y City, unos financiados por el multimillonario ruso, Roman Abramovich, y otros, por ese pozo sin fondo como son las riquezas del Emirato de Abu Dabi, están al margen de las penurias de los demás e incluso pueden beneficiarse de ello.

Hace diez años que tanto Chelsea como Manchester City emergieron en la Premier y no han dejado de ganar títulos. Entre las dos potencias, desde 2010, han ganado 14 títulos contando Premiers, FA Cup, Copa de la Liga y Community Shield.

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Este verano el City gastó $140 millones solo en su defensa, alcanzando una nómina récord de $500 millones al año, cuando sus rivales vivían afectados por la pandemia, por unos estadios vacíos y por unos números en rojo que hacían peligrar su balance e intentaban recortar gastos. Por su parte el Chelsea, gastó más que cualquier equipo europeo y no tuvo rival para hacerse con los servicios de Timo Werner y Kai Havertz que tan buen resultado les ha dado.

La situación de cara a la nueva temporada para los viejos ricos no ha cambiado. El Barça, endeudado hasta las cejas quiere formar un equipazo de Champions con un presupuesto de Europa League y ya ha empezado con el Kun Agüero y Erick García; los madridistas quieren galácticos, aunque solo sea uno. Para eso, deben salir otras estrellas, como Sergio Ramos o Raphael Varane, jugadores ahora terrenales que ya no juegan o quien sabe, quizás con el nuevo entrenador, Carlo Ancelotti, se podrían “regalactizar”; la Juventus debe de desprenderse de millones de dólares para poder volver a empezar con solvencia. De momento ya se ha quitado de encima a Cristiano Ronaldo. Debe vender o las pasará canutas; en Francia, las cosas no están mejor. El campeón de la Ligue 1, el Lille, va a quedarse con lo justo. Es decir, todos los clubs, grandes y pequeños están en apuros.

Para combatir esta situación apareció la Superliga de Florentino. Fue un intento de igualar fuerzas con los ingleses pero rápidamente se fue difuminando. Está malherida, pero no está muerta. Quién sabe si en un futuro no muy lejano y cuando se acuerde un nuevo formato que complazca a la mayoría se pueda llevar a cabo, aunque realmente se trate de un conjunto de intereses que pasen de una mano a otra.

Muchos mandatarios europeos saben que es imposible parar al City y que si la cosa no cambia seguirá ganando Premiers durante unos cuantos años. Pero lo que realmente les preocupa es que la Champions pase a ser propiedad de los nuevos ricos.

Para algunos aficionados puede ser emocionante que la “Orejona” finalmente cambie de dueños, pero para otros más románticos puede desilusionarles pensar que el futbol se ha convertido en un entretenimiento de magnates del petróleo y de jeques aburridos.

Y es que competir para comprar talento con Chelsea, Manchester City y Paris St.-Germain ya no es posible. Aun así, el presidente de la UEFA, Aleksander Ceferin, busca nuevas ideas para contentar a los viejos ricos y que no se marchen con Florentino y su Superliga. Ha propuesto cambiar el formato de la Liga de Campeones. Pretende que la fiesta no solo sea un partido, sino que sea una Final Four que dure una semana y que se dispute en un mismo lugar, acompañándolo de eventos y conciertos a lo largo de esa semana.

El nuevo futbol ha llegado para quedarse.

PS: Felicidades al FC Barcelona femenino por ese triplete tan abrumador: Liga, Champions y Copa de la Reina.

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