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Comentario: El entrenador mexicanoamericano Tom Flores llega por fin al Salón de la Fama

Tom Flores and Raiders owner Mark Davis unveil the bust of Flores at the induction ceremony at the Pro Football Hall of Fame.
(David Richard / Associated Press)

Tom Flores, quien ha jugado y entrenado equipos campeones, ganó uno de sus Super Bowls en Los Ángeles y dejó su huella en el Sur de California.

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Hizo falta algo más que dos trofeos de plata para que Tom Flores consiguiera un saco dorado.

También hizo falta una enorme paciencia.

Solo había que esperar.

Flores, el entrenador de los Raiders de voz suave que estuvo al frente de dos de las tres victorias del club en el Super Bowl, fue incluido el domingo en el Salón de la Fama del Futbol Americano Profesional, un broche de oro adecuado para una carrera que comenzó hace más de 60 años. Fue quarterback y uno de los 20 hombres que jugó los 10 años en la Liga de Futbol Americano.

Durante su discurso de investidura el domingo, alguien del público aplaudió cuando mencionó su ciudad natal de Sanger, en el centro de California, al este de Fresno.

“Oh, ¿hay gente de Sanger aquí?”, dijo, sonando genuinamente sorprendido. “Es un largo camino desde ahí. Si alguna vez intentas ir allá debo decirte que no es un lugar fácil para llegar”.

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Luego, entre las risas de la multitud, el entrenador de 84 años bromeó: “Llevo mucho tiempo intentando llegar aquí”.

Coach Tom Flores celebrates with Raiders players after winning Super Bowl XVIII on Jan. 23, 1984.
(Associated Press)

Aunque fue trasladado al escenario en una silla, Flores se puso de pie en el atril con sus propias fuerzas. Fue presentado en video por Carol Davis, viuda del antiguo propietario de los Raiders, Al Davis. Su hijo, el principal propietario de los Raiders, Mark Davis, presentó al entrenador en persona.

Hijo de inmigrantes mexicanos, Flores fue el primer entrenador latino de la NFL, el primero en ganar un Super Bowl, y luego – con los Seahawks de Seattle – el primero en ser gerente general y presidente del equipo.

Todo ello se ha recibido con... indiferencia.

“No era algo importante cuando empecé”, dijo Flores, que fue la primera persona en ganar Super Bowls como jugador, entrenador asistente y entrenador principal, una hazaña que más tarde igualó el miembro del Salón de la Fama, Mike Ditka. “Nunca pensé en ello. Jamás imaginé que me habían contratado por mi origen étnico. Me contrataron por lo que podía hacer en el campo como jugador y como entrenador. Todavía lo creo así”.

Mientras que sus compañeros de la Clase de 2021, Peyton Manning, Calvin Johnson y Charles Woodson, entraron en la primera votación, Flores tuvo un camino mucho más tortuoso. Logró entrar en su tercera ronda, para lo que requiere estar fuera de la liga durante al menos 25 años.

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Algunas personas tienen un camino directo hacia la grandeza. La ruta de Flores fue tan serpenteante como la carrera de ida y vuelta de Marcus Allen en el Super Bowl contra Washington.

Su carrera profesional comenzó como uno de los 11 mariscales de campo en el campamento de entrenamiento en Santa Cruz para la temporada inaugural de los Raiders de Oakland.

“Éramos un grupo de jugadores que no teníamos un estadio en casa”, dijo. “La mayoría de los jugadores no tenían ni idea de dónde estaba Oakland. Tuve que decírselo. Jugábamos en San Francisco. Esa nueva liga nos dio a todos la oportunidad de jugar al futbol americano y continuar”.

Flores era profesor de secundaria, y los jugadores le parecían demasiado locos, imagínese, demasiado locos para un futuro entrenador de los Raiders.

Vendió fuegos artificiales, obtuvo su licencia como vendedor de bienes raíces, incluso trabajó como periodista deportivo cuando la tuberculosis le dejó fuera de juego durante toda la temporada de 1962. Tenía 25 años en ese momento, sin seguro y con gemelos de un año en casa.

Tom Flores watches his Raiders play during a game in 1983.
(Associated Press)

“De hecho, escribía un artículo una vez a la semana para el Oakland Tribune”, dijo. “Iba a los partidos en casa y escribía lo que veía, y lo publicaban. No me pagaban por ello porque estaba incapacitado. El editor de deportes me pagó con crédito en una tienda, así que pude tener una buena celebración de Navidad y comprar juguetes para los niños”.

Claro, no tenía mucho. Pero eso no era diferente de la forma en que creció en Sanger, donde sus padres insistieron en que Tom y su hermano menor, Bob, hablaran inglés en casa.

“Hice todas las cosas que pude en la escuela secundaria”, dijo Flores. “Jugué al futbol americano, al baloncesto y al béisbol. Estuve en la banda, la orquesta y el coro. Mi voz era bastante buena. Tocaba el trombón en la banda de música. En un pueblo pequeño puedes hacer todo eso porque la competencia es escasa. Si vas a un colegio grande, para cuando entras hay 200 muchachos por delante de ti”.

“Mi madre lloró cuando le dije que iba a jugar profesionalmente en lugar de volver a casa para ser profesor, para lo que había estudiado en la universidad”, dice con un ligero deje de voz. “Pero al final, ella se sintió muy orgullosa de mí, porque seguí mi pasión”.

Como es lógico, Flores reservó parte de su discurso de 10 minutos para dar las gracias a su familia, y en particular a su mujer.

“Bárbara y yo salimos durante cinco años”, dijo. “Me costó cinco años convencerla de que yo era el hombre indicado. Ahora llevamos 60 años casados. Bárbara, todos los días me siento muy agradecido contigo. Me conoces, las partes buenas y las malas. Aguantas las partes malas, eres mi mayor fan y mi mejor amiga”.

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Flores jugó un papel importante en traer a Al Davis a los Raiders. Cuando la franquicia necesitaba un nuevo entrenador en 1963, el propietario Wayne Valley le preguntó a Flores qué sabía de Davis, que en ese momento era entrenador asistente de los Chargers de San Diego.

“Recuerdo haber oído hablar de Al cuando estaba en el College of the Pacific y él estaba en la USC”, dijo Flores. “Algunas de las cosas que escuché no eran muy buenas. Cuando Wayne Valley me preguntó por él, le respondí: ‘Lo que he oído es que es un tipo diferente, un tipo duro’. Creo que a Wayne le gustó eso. Supongo que ese era el tipo de hombre que quería”.

Davis no solo entrenaría a los Raiders, sino que maniobraría para convertirse en su propietario mayoritario.

Flores, que fue mariscal de campo suplente de los Chiefs de Kansas City en el Super Bowl, entrenó a los receptores abiertos de los Raiders de 1972 a 1978, ganando un Super Bowl como parte del personal de John Madden en 1976, y asumiendo el cargo de entrenador principal tres años después.

Entrenando a los Raiders primero en Oakland y luego en Los Ángeles, Flores llevó a sus equipos a ganar el Super Bowl al final de las temporadas 1980 y 83. Es el único entrenador que ha ganado trofeos Lombardi para la misma franquicia representando a dos ciudades diferentes.

“Hoy en este escenario estamos todos en un solo equipo”, dijo, refiriéndose a los miembros del Salón de la Fama que lo rodean. “Un equipo de sacos dorados. Este es un día muy emotivo para mí. He sido bendecido con una gran vida, haciendo el trabajo que me gusta, con gente a la que quiero y adoro”.

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“Siempre fui feliz en el mundo del futbol americano, y ahora, gracias a este honor, seré parte de él para siempre”.

Hubo otra gran novedad en la NFL cuando se celebraban las festividades del Salón de la Fama. Josh Allen, de Firebaugh, que creció a una hora en auto al oeste de Sanger, firmó un contrato con los Bills de Buffalo por unos $43 millones por temporada.

Sin duda, debe ser el segundo quarterback más feliz del Valle Central.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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