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Alejandra Lara enfrenta una nueva aventura en su carrera con debut en Combate Global

Alejandra Lara reinicia su carrera con su debut en Combate Global.
Alejandra Lara enfrenta una nueva aventura en su carrera con su debut en Combate Global.
(HANDOUT / COMBATE GLOBAL)

La colombiana Alejandra Lara va ante la argentina Gisela Luna después de años de retos con dolencias en su espalda. Ella siente que reinicia su carrera y espera que esté llena de nuevas aventuras, como a ella le gusta.

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Han sido muchos años desde que Alejandra Lara tuvo un campamento como el que acaba de vivir previo a su combate de peso pactado del sábado, ante la argentina Gisela Luna, en lo que será su debut en Combate Global (9 p.m. PT, TelevisaUnivision).

Su récord reciente de cuatro derrotas consecutivas en sus últimas apariciones con Bellator, develan los retos físicos que le presentaron un problema de espalda debido a un malestar causado por la ciática que inició en 2017.

La colombiana había tratado de todos los medios evitar una cirugía para corregir su problema, pero finalmente tuvo que acceder.

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“Fue muy duro lidiar con el dolor que traía”, dijo Lara a LA Times en Español. “Desde los 17 años presentaba ya problemas en la espalda con duras crisis e incluso hubo momentos en los que no me podía ni sentar”.

La presión que ejercía ese dolor en ella causaba que sus músculos se desgarraran.

Lara culpa a su hiperactividad por su situación debido a que previo a su vida como peleadora, participaba constantemente en actividades extremas, de contacto, de acrobacias, al igual que bailaba ballet y otras más, que fueron desgastando su cuerpo.

Una de sus vértebras fue parte fundamental de esa degeneración porque estaba “siempre en movimiento”, por lo que tuvo que corregirlo con la operación con un disco nuevo como reemplazo.

‘Azul’ ve la pelea del sábado como un nuevo inicio en su carrera a sus 29 años.

“Puedo decir que soy una atleta nueva y que tengo una carrera por delante”, dijo la oriunda de Medellín. “Con toda la experiencia que adquirí con este proceso casi podría ayudar a quien lo necesite… ya me pueden considerar una experta”.

Durante este proceso que vivió, Lara pensó por un momento que no le sería posible volver a pelear. Cuando llegó a Guadalajara a sus 21 años, pensó que se tendría que retirar y dedicarse a otra cosa.

“Si no podía luchar, pues pensé ‘¿Qué estoy haciendo aquí?’”, recordó Lara. “Afortunadamente encontré un gimnasio de biomecánicos que se llama Athletics y me ayudaron a hacer trabajos en mi espalda y seguir una vida normal. Todo lo que aprendí allá, lo sigo usando hoy en día”.

Lara dejó su hogar en Colombia a los 19 años cuando viajó por primera vez en avión a la capital del país, Bogotá, y tras conocer a quien hoy es aún su manager, viajó a Estados Unidos para entrenar. Gracias a esa conexión, vivió seis años en Guadalajara, en donde tuvo una adaptación rápida y pudo entrenar en Lobo Gym, de Francisco Grasso, el padre de la peleadora Alexa Grasso.

“Me gustó muchísimo Guadalajara y fue muy fácil adaptarme, pues por lo colombiana que soy, fueron seis años en el que me firmó Bellator… viaje a Italia, aprendí italiano tras estar un año allá”, recontó Lara.

Una exrival y ahora amiga, la ayudó a llegar a San Diego hace dos años, en donde aprendió inglés y a lo que pronto cerrará ese capítulo de su vida para volver a viajar.

Durante esta etapa, entrenó con personalidades del deporte como Phil Davis, Cat Zingano, entre otros, y que le permitieron medir su capacidad como peleadora de MMA.

“El poder compartir con Cat Zingano, con una mujer tan experimentada, una verdadera veterana de las MMA mundiales y aparte que nos hicimos grandes amigas, pues fue una experiencia increíble y es algo que me llevo conmigo”, dijo Lara.

Aunque Lara es reconocida por su trabajo como peleadora, su vida gira en torno a la aventura, en conocer nuevos horizontes y satisfacer su hiperactividad.

En 2019, en un regreso de visita a su familia en Medellín, en un momento decidió montar en una moto para hacer un recorrido desde su casa hasta el departamento de La Guajira, junto a su hermana, por solo el gusto de hacerlo.

“Para mí, buscar la naturaleza y la aventura, son parte de mí”, aseguró Lara. “Empecé a ser ‘Azul’ cuando entré a los scouts, en donde aprendí a sobrevivir a la intemperie, que después puse en practica cuando me iba a acampar con mis amigos, con mi hermanita”.

El recorrido fue de dos semanas, en donde visitó varias ciudades y del que asegura es de los “mejores viajes” de su vida.

“Ha sido mi forma de ser, de vivir y de lanzarme, con mucha fe y con mucha confianza y así para muchas partes siempre”, dijo Lara.

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