La ambiciosa reforma fiscal reconcilia a Trump con el Partido Republicano
La aprobación de su ansiada y ambiciosa reforma fiscal da al presidente, Donald Trump, su gran triunfo legislativo del primer año de mandato y le ha reconciliado con la plana mayor del Partido Republicano.
Esta reforma fiscal, la mayor en tres décadas en el país y de gran calado económico, también representa un importante hito en el complejo entramado de relaciones de Washington.
De hecho, ha logrado reagrupar a los líderes republicanos en el Congreso con Trump, después de una campaña electoral sembrada por los desencuentros del locuaz magnate con los pesos pesados conservadores, y las maniobras de evasión de éstos para alejarse de la órbita del multimillonario neoyorquino.
“Me gustaría felicitar al líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, por haber hecho un fantástico trabajo tanto estratégica como políticamente en la aprobación de los enormes recortes de impuestos”, dijo Trump hoy en su cuenta de Twitter, un día después de que la reforma fuese ratificada por el Legislativo.
“No podría haber pedido un socio mejor o con más talento”, agregó el mandatario.
Hace apenas unos meses, este mensaje habría sido impensable, tras las patentes tensiones entre ambos por el estilo impredecible e impetuoso del presidente estadounidense.
Trump, por su lado, llegó a mostrarse “muy decepcionado” con el líder republicano en el Senado en agosto ante el fracaso a la hora de revocar la reforma sanitaria de su predecesor, Barack Obama, conocida como Obamacare.
McConnell marcó distancias de manera diplomática con Trump durante los primeros meses de mandato, pero este miércoles también recogió el guante y felicitó al presidente por “un extraordinario logro”.
En un acto de celebración ayer en la Casa Blanca, las alabanzas con legisladores republicanos fueron continuas, y en varios casos sorprendentes.
Fue el caso de Orrin Hatch, el veterano senador republicano por Utah y uno de los miembros más conservadores del partido, quien no dudó en afirmar que Trump “era uno de los mejores presidentes bajo los que había servido”.
“Vamos a seguir luchando. Y vamos a hacer que esta sea la mejor presidencia que hayamos visto, no solo en generaciones, pero quizás en la historia”, dijo Hatch, que en las primarias republicanas apoyó primero al ex gobernador de Florida Jeb Bush, y luego al senador Marco Rubio, antes de respaldar al magnate neoyorquino cuando no hubo más remedio, ya que obtuvo la nominación presidencial.
La reforma fiscal, que incluye una notable rebaja del impuesto de sociedades (el que pagan las empresas, que pasará del 35 % al 21 %) ha logrado además que los republicanos, frontales opositores a cualquier medida que implicase un aumento del déficit durante la presidencia Obama olviden sus recelos presupuestarios.
El recorte de impuestos aprobado supone agregar 1,5 billones de dólares a la deuda pública, que actualmente ya supera los 20 billones de dólares, en los próximos diez años, según datos de la Oficina Presupuestaria del Congreso (CBO), un órgano no partidista.
Los analistas consideran fundamental los efectos de esta reforma fiscal de cara a las elecciones legislativas de medio mandato de noviembre de 2018, en la que los republicanos buscan defender su mayoría en ambas cámaras del Congreso, especialmente en el Senado donde cuentan con una mínima ventaja de 51 frente a 49.
“Todo nuestro futuro en 2018 está en gran medida vinculado a cómo vendamos este plan. Debemos convencer a la gente de que podemos gobernar y tomar medidas que ayudan en sus vida diaria”, sostuvo Corry Bliss, director ejecutivo del grupo conservador American Action Network, que recauda fondos para las elecciones del próximo año.
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