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Finalmente, los científicos saben cómo comienzan los grandes sismos: con otros mucho más pequeños

Northridge earthquake damage
Las fallas probablemente se debilitan o cambian antes de un gran terremoto, según una nueva investigación.
(Jonathan Alcorn / For The Times )
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La gran mayoría de los terremotos que sentimos ocurren poco después de otros más pequeños, según una reciente investigación que ofrece nuevos conocimientos sobre cómo funciona la sismología.

El hallazgo es una visión sin precedentes de lo que sucede antes de los temblores moderados y grandes, y los científicos están descubriendo que la gran mayoría de ellos ocurren después de que los terremotos más pequeños comienzan a ondularse bajo el suelo, a veces días o incluso semanas antes del movimiento principal.

“Una de las preguntas más importantes en sismología es cómo comienzan los terremotos”, indicó el autor principal del estudio, Daniel Trugman, sismólogo del Laboratorio Nacional de Los Álamos. “Estamos descubriendo que la mayoría, si no todos, los temblores [significativos] están precedidos por anticipaciones que podemos detectar” gracias a una nueva técnica de computación.

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La sección del sur de California de la falla de San Andrés “está cargada y lista para generar un gran terremoto”, dijo el miércoles un destacado científico de sismos en la Conferencia Nacional de Terremotos en Long Beach.

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Anteriormente, para los científicos sólo la mitad de los temblores moderados habían sido precedidos por eventos más pequeños. Ahora, este nuevo estudio de sismos en el sur de California de un mínimo de magnitud 4 entre 2008 y 2017 encuentra que al menos el 72% de ellos tuvo terremotos precursores menores.

“La actividad elevada de premonitores es generalizada en el sur de California”, concluyó el informe.

“Es sorprendente”, señaló el coautor del texto, Zachary Ross, profesor asistente de geofísica de Caltech. “Es importante para comprender la física de los terremotos. ¿Están quietos hasta un gran evento? ¿O hay un proceso de debilitamiento de la falla, o alguna evidencia de que esta cambia antes de un evento más grande?

El estudio muestra que la respuesta es probablemente esa última explicación.

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El descubrimiento ahora brinda a los científicos una mejor comprensión sobre cómo se generan la mayoría de los sismos. Entender que incluso los movimientos moderados probablemente ocurren después de una serie de otros más pequeños, agrega peso a la idea de que las secuencias de temblores pueden crecer, algo no muy diferente de lo que ocurre con la epidemia de una enfermedad. De hecho, el estudio muestra que las secuencias de premonitores oscilaron entre tres y 35 días antes del sismo principal.

El hallazgo no significa que de repente todos deberíamos preocuparnos por los pequeños terremotos. Estadísticamente hablando, sólo el 5% de los movimientos son seguidos por algo peor.

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Tampoco implica que los investigadores estén más cerca de predecir los tiempos y lugares exactos donde ocurrirán sismos importantes, algo ampliamente considerado como imposible. “La gran mayoría de las veces que ocurre un terremoto, incluso si se percibe el inicio de una actividad anómala, esta desaparece por sí sola. Eso sucede la mayor parte del tiempo”, remarcó Ross.

Pero comprender cómo los sismos crecen sólo puede ayudar a los científicos a mejorar en el pronóstico de las réplicas. Eso haría que el público entendiera el momento en que existe mayor riesgo, como cuando la probabilidad de un gran sismo aumenta de un riesgo de fondo de uno en 10.000, a uno en 1.000 con base en un terremoto anterior.

“Definitivamente estamos avanzando hacia pronósticos que son de naturaleza estadística”, explicó Trugman.

El descubrimiento también podría mejorar la velocidad de los sistemas de alerta temprana, consideró Ross. Si la computadora ha detectado microterremotos cerca de una falla mayor, y sabe que la mayoría de los movimientos principales están precedidos por pequeños, eso puede acelerar la decisión del sistema de emitir una advertencia en los primeros momentos después de que un terremoto haya comenzado a afectar una falla.

El avance en el estudio, publicado en la revista Geophysical Research Letters hace varias semanas, sólo fue posible gracias al descubrimiento de una nueva técnica para detectar sismos muy pequeños, tanto como de magnitudes 0 y 1, y algunos tan diminutos como de magnitud -2.

Sin embargo, detectar esos microsismos es difícil. Actualmente no es posible en tiempo real, y sólo se puede hacer cargando terremotos pasados en una supercomputadora, lo cual demora un par de semanas.

Tener mayor claridad de los movimientos en el sur de California súbitamente permitió a los científicos detectar muchos premonitores que habían sido invisibles anteriormente. “Esta nueva información proviene de los eventos de menor magnitud que antes eran básicamente invisibles”, explicó Ross.

Para el nuevo estudio, Trugman y Ross decidieron centrarse en 46 de los sismos más grandes en el sur de California entre 2008 y 2017 (sin incluir aquellos que fueron réplicas de otros). Descubrieron que, de ellos, 33 tuvieron un salto estadísticamente significativo en los premonitores, en comparación con la tasa normal de terremotos en esa zona.

También observaron una secuencia de premonitores particularmente larga que precedió al terremoto de magnitud 5.1 en La Habra, en marzo de 2014. Hubo anticipos en el rango de magnitud 0 y 1 hasta 17 días antes del evento principal.

El sismo de magnitud 7.2 del domingo de Pascua de 2010, ampliamente sentido en el sur de California, no se incluyó en el análisis, ya que su epicentro fue en Baja California. Pero ese sismo fue precedido por una notable secuencia de anticipación.

Los científicos no pudieron determinar un patrón específico para los premonitores que derivarían en un terremoto de magnitud 4 o superior. A veces se evidenciaba una nube de sismos cerca de lo que se convertiría en el epicentro de un temblor fuerte días u horas después. Otras, se detectaba un aumento generalizado en la tasa de temblores en el área general antes del principal.

También descubrieron que los sismos principales menos profundos tendían a tener más premonitores, al igual que las áreas de mayor calor, como los alrededores del Campo Volcánico Coso y el lago Salton, que se calientan con el magma.

Los resultados ayudan a resolver un largo misterio que los científicos especializados no pudieron explicar antes. En los experimentos de laboratorio donde los científicos simulaban terremotos con equipos sensibles, siempre había pequeños sismos antes del principal. “Nunca está todo quieto hasta el movimiento grande”, dijo Ross sobre los temblores de laboratorio.

Los resultados sugieren que es posible que todos los temblores moderados y grandes estén precedidos por algo más pequeño, pero llegar a esa conclusión requeriría de más estudios. “Es difícil imaginar que una gran falla permanece totalmente inmóvil hasta que un sólo punto comienza a modificarse”, expuso. “Físicamente, parece difícil de imaginar”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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