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En este campamento en Florida, los creyentes buscan desde sanación hasta hablar con los muertos

Cassadaga Spiritualist Camp
James Thomas dirige una oración en un círculo de sanación, en el Campamento Espiritualista Cassadaga en Cassadaga, Florida.
(Zack Wittman / para The Times)

Son clérigos en una religión llamada espiritismo,

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Una vez que se da la indicación, las casi 20 sillas en la parte posterior del Colby Memorial Temple se llenan de creyentes, jóvenes y mayores. La curación está por comenzar.

Los seis sanadores trabajan de a uno por uno, pasando sus manos sobre las cabezas de los creyentes. El único toque llega al final, en el hombro, para indicar que es hora de reunirse con el resto de la congregación, en los bancos del santuario principal. Los sanadores tardan unos 15 minutos en trabajar con todo el grupo.

La escena se desarrolla todos los domingos por la mañana en el Campamento Espiritualista Cassadaga, de 125 años de antigüedad, el mayor grupo de médiums, videntes y sanadores a tiempo completo del país.

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Son clérigos en una religión llamada espiritismo, que enseña la regla de oro, cuenta con una “inteligencia infinita” como su deidad y afirma poner a los creyentes en contacto con los muertos.

Un corresponsal de noticias de la CBS una vez llamó a Cassadaga la “capital psíquica del mundo”. El campamento también fue inmortalizado en la canción “Casa Dega” de Tom Petty, quien lo describió como “una ciudad en Florida que tiene 35 acres de personas extrañas”. Se equivocó acerca del área; son 57 acres. En cuanto a lo extraño, eso siempre es discutible.

Barbara Girtman, quien representa al campamento en la Comisión del condado de West Volusia, entiende que el 80% de las personas podrían verlo de esa manera. “Pero también está el otro 20%”, consideró. “Creo que mucha gente cree que esto es algo genial pero extraño. Hay una singularidad en la energía y en tener una historia que contar; es muy diferente a cualquier otra parte”.

Ubicado a cinco millas de la carretera interestatal entre Orlando y Daytona Beach, el complejo incluye 55 casas, dos edificios de apartamentos y una librería que vende camisetas con la leyenda: “Donde la Zona Crepuscular se junta con Mayberry”.

Letreros con los nombres de las calles en el campamento espiritualista de Cassadaga, en Cassadaga, Florida. (Zack Wittman / para The Times)
Letreros con los nombres de las calles en el campamento espiritualista de Cassadaga, en Cassadaga, Florida.
(Zack Wittman /Para The Times)
The lobby of the Cassadaga Hotel.
El vestíbulo del hotel Cassadaga.
(Zack Wittman / para The Times)

Hasta 2.000 personas se reúnen allí cada fin de semana. Algunos son verdaderos creyentes y asisten a los servicios, que a menudo incluyen sermones sencillos del clero invitado. Otros son turistas curiosos que recorren la librería o tal vez quieren contactarse con antepasados muertos.

Quienes no tienen cita para una lectura, simplemente van a la librería, donde pueden hojear una carpeta de 50 espiritistas registrados y llamarlos al teléfono contiguo, para ver si están disponibles.

La reverenda Maeda Jones cobra $80 por media hora.

“Es una vida digna”, afirmó Jones, quien reside en una de las casas. “No tenemos que rascar los centavos, pero tampoco nos retiramos y mudamos a Hawái”.

Su foto de la biografía la muestra con un perro. La mujer ha visto un aumento en las personas que desean comunicarse con sus mascotas fallecidas. “Los animales son telepáticos cuando están aquí”, explicó. “Entonces, es fácil que se comuniquen desde el otro lado”. Los clientes “lloran más por su perro que por su madre”, confesó.

Los asesores espirituales están obligados a seguir un código de ética al tratar con los clientes. “Se supone que no debemos decirles cuándo van a morir”, afirmó Jones. “Igualmente no debemos diagnosticar enfermedades. La regla básica es, si vemos que algo ocurrirá y no hay nada que la persona pueda hacer al respecto, ¿para qué incluso mencionarlo?”

Maedra Jones is a medium at the Cassadaga Spiritualist Camp.
Maeda Jones es médium en el Campamento Espiritualista Cassadaga.
(Zack Wittman / para The Times)

El espiritismo como se practica hoy en día comenzó alrededor de 1840 y alcanzó su punto máximo unas seis décadas después, cuando se estimó que había hasta nueve millones de creyentes en Estados Unidos y Europa.

Desde entonces, la religión se ha marchitado, especialmente en este país, donde se cree que no tiene más de 150.000 seguidores. No hay una iglesia central, sólo varias sectas dispersas por todo el país.

Los fieles a lo largo de los años han incluido a Harry Houdini, Sir Arthur Conan Doyle y Shirley MacLaine.

Cassadaga debe su existencia a George Colby, un médium y profesor que ganó cierta fama viajando por el este y el medio oeste, haciendo lecturas psíquicas.

Estaba en Iowa cuando uno de sus guías espirituales, un indígena norteamericano llamado Séneca, le dijo que emprendería un gran viaje. Entonces, en 1875 tomó el tren a Jacksonville, Florida, que era hasta donde llegaba la línea.

Luego transbordó a un barco de vapor y bajó por el río St. Johns hasta un lugar llamado Blue Springs Landing. Usando mulas de carga atravesó las malezas de Florida y se detuvo a unas 10 millas de distancia de lo que se convertiría luego en Cassadaga. El campamento fue inaugurado en 1894. Colby afirmó que había visto el lugar en una sesión espiritista, muchos años antes.

Participants close off a room for the healing service at the Cassadaga Spiritualist Camp.
Los participantes cierran la sala de servicio en preparación para el oficio de curación, en el Campamento Espiritualista Cassadaga.
(Zack Wittman / Para The Times)

Cassadaga hoy es una comunidad autosuficiente con un presupuesto modesto de aproximadamente $230.000, la mayoría de los cuales proviene de ventas de la librería y donaciones. Además de unas pocas personas de mantenimiento y quienes trabajan en la tienda de libros, la comunidad está dirigida por voluntarios.

Todos los médiums, videntes y curanderos son contratistas independientes que generalmente son dueños de sus propios hogares, pero Cassadaga es propietario de la tierra.

La mayoría de los residentes se capacitaron en Cassadaga. Toma de cuatro a seis años convertirse en un médium certificado, psíquico o sanador.

El curso suele ser de un par de clases de mediumnidad semanales durante varios años. La donación estándar es de $20 por sesión. El plan de estudios también incluye historia del espiritismo, espiritismo antiguo, religiones comparadas, decoro en el programa y educación continua en ética.

También se exige que los estudiantes participen en lecturas de espíritus, que se ofrecen varias veces a la semana de forma gratuita al público. La retroalimentación proviene de cuestionarios que completan los destinatarios de las lecturas.

La reverenda Diane Davis, quien creció en una familia de psíquicos, comenzó su entrenamiento en 1973 después de abandonar la universidad y registrarse para una lectura donde exploraría sus propios dones psíquicos. “Cuando vine, sólo había un lector menor de 60 años”, comentó. “No estaban todas las casas. Fue como estar en medio de la nada”.

Davis recibió su certificación como médium en 1978 y comenzó a hacer lecturas. “Somos como un grupo de dentistas”, afirmó. “Algunos de ellos son maravillosos y otros simplemente son buenos... Ningún psíquico o médium es 100% exacto. Si son precisos en un 80%, son bastante buenos, porque lo que se recibe proviene de un humano y se interpreta en su propio cerebro”.

Algunos residentes bromean sobre el problema diario de vivir en un sitio donde, en teoría, todos tienen el potencial de leer la mente de los demás.

Lori Carter, una médium local, se trata con terapia de color en el Campamento Espiritualista.
Lori Carter, una médium local, se trata con terapia de color en el Campamento Espiritualista.
(Zack Wittman / Para The Times)

“Puede ser difícil a veces, porque tratamos de mantenernos alejados de las cuestiones de los demás tanto como podemos”, señaló Lori Carter, quien usa la clarividencia (para ver), la clarisintiencia (para sentir) y la claripercepción (saber sin evidencia). “Pero a veces igual tienes sensaciones”.

Cualquiera puede asistir a la iglesia o tomar clases. Beverly Robinson, de la cercana DeLand, es una visitante habitual de la iglesia desde hace unos tres años, pero hace casi 30 que comenzó a ir al sitio a leer. “Fui criada como católica romana pero me alejé de esa iglesia”, dijo. “El hecho de que las personas aquí no juzguen fue un gran factor de atracción. Es muy cálido, muy amoroso. Solía pensar que esto era un don que muy poca gente tenía. Ahora veo que todos lo tienen”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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