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El qué y porque, desde Washington: George Prescott Bush, le apuesta al diablo

El qué y porque, desde Washington: George Prescott Bush, le apuesta al diablo
Partidarios del ex presidente Donald Trump marchan por la Quinta Avenida de Nueva York, el 5 de marzo de 2021.
(ASSOCIATED PRESS)
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Los íntimos de la familia Bush, al hijo de Jeb, sobrino y nieto de los George y bisnieto del senador George Prescott Bush le llamaban en su casa... “Bush 47”, obviamente veían al más joven de sus políticos como quien los llevaría otra vez algún día, a tener otro presidente en la familia.

Eso, mis amigos, en una dinastía política, es muy difícil de hacer a un lado.

Esas glorias políticas hoy, están en la mente de mucha gente que se pregunta, ¿Por qué con ese pedigrí, el joven Bush está intentado venderle su alma al diablo?

El joven George Prescott Bush acaba de lanzar su campaña para Fiscal General del Estado de Texas, (lo que en otros países es un Procurador de Justicia estatal) el problema es que al declarar su candidatura emitió un mensaje que literalmente dice: “Bajo el liderazgo del presidente Trump, nuestro país volvió a ser fuerte y vibrante, pero debido al liderazgo fallido de las ideas liberales, nuestro país está sufriendo”.

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El joven Bush, no mencionó a ninguno de los muy ilustres republicanos que llevan su mismo apellido, aunque que conste, la molestia no es por la omisión de la familia... sino por caer en el hechizo de Trump.

Quien iba a creer que aún hoy, Donald Trump sigue reinando como la guía ideológica más influyente del Partido Republicano. Eso podría explicar por qué Bush siente que para ganar necesita la bendición del único expresidente al que su familia entera detesta.

Mientras usted lee estas líneas el regreso de Trump está ocurriendo. En su calendario, Trump tiene ya planeados varios mítines políticos este verano.

Y eso ya tiene tiempo ocurriendo, el expresidente está detrás del reconteo de votos en Arizona y con presentaciones personales frecuentes está buscando que la gente no lo olvide. En Carolina del Norte, recientemente habló de cómo le robaron la elección diciendo… “Me encanta lo que han hecho en Texas. Me encanta lo que están haciendo en Florida y lo que han hecho en Georgia. Pero me gustaría ver que en Georgia sean más duros”.

A falta de un discurso coherente, Trump ya influyó en millones de personas con el cuento de que está haciendo todo lo posible para cambiar los resultados de la elección de noviembre. Ese discurso vacío está poniéndolo al frente de las elecciones locales como la que George P. Bush quiere ganar en Texas.

A nivel nacional una investigación del comité de asuntos jurídicos del senado responsabiliza a Mark Meadows Ex-Coordinador de Gabinete en la Casa Blanca, y a Jeff Rosen el último Procurador de Justicia con Trump, de inventar fraudes electorales en Georgia y Nuevo Mexico.

Además los dos inventaron la conspiración del “ItalianGate” – Una supuesta operación secreta que en Italia usó tecnología militar para, con satélites a distancia, cambiar los votos electrónicos emitidos a favor de Trump en Estados Unidos reemplazándolos con votos a favor de Joe Biden.

No vaya usted a creer esa mentira. Es una invención que nadie ha podido probar… La evidencia, no existe.

George Prescott Bush no está equivocado en estrategia. Para ganar en un ambiente republicano tan cargado como el de Texas, necesita llevar el empuje de los vientos políticos fuertes en su espalda. El problema es que a muchos niveles, hay bastante gente dispuesta a condenarlo por comulgar con el político al que toda su familia repudia y desprecia, el hombre que bautizó a Jeb, padre de Prescott, como el “Bush de baja energía”.

En el lado práctico, nada más vea usted lo que les pasó a los políticos republicanos que se levantaron en contra de Trump durante la última elección. A Brian Kemp gobernador de Georgia y a Brad Raffensperger su secretario de estado – casi los crucifican sus propios correligionarios, los republicanos de Georgia, por darle la espalda al trinquete que con los votos estatales, Trump pretendía imponer.

Los seguidores del expresidente no quieren medias tintas, y a Kemp le dieron una espantosa rechifla en la convención republicana de su estado. – A Raffensperger lo censuraron por abandonar las obligaciones de su cargo, otra vez… Por no hacerse cómplice del fraude con el que Trump pretendía cambiar la elección.

Ahora pregúntese… ¿Qué político republicano en Texas, osaría no besar el anillo del ex presidente Trump? Exacto… ninguno.

Usted tiene que recordar que el joven Bush intenta destronar a Ken Paxton actual procurador y sobre todo acólito mayor no solo de Trump, sino del extremismo de la derecha.

Paxton, el año pasado, contrario a los políticos de Georgia presentó una demanda pidiendo anular los resultados de las elección presidencial en Texas. Desde entonces es uno de los procuradores estatales que dispersan las infundadas afirmaciones de que Joe Biden ganó con un fraude generalizado.

Paxton tiene un largo historial de problemas legales personales, y Prescott Bush no deja que la gente se olvide.

Bush parece saber en dónde está parado, al reconocer… “No me estoy enfrentando a un solo hombre, sino a una tradición”.

Y esto nos regresa a la duda del principio de esta columna: Si el joven político será el miembro de la dinastía que los llevará algún día otra vez a la Casa Blanca. Mientras, las columnas políticas lo condenan y se preguntan si tiene algo de dignidad y de vergüenza por caer en los brazos de Trump. ¿Usted qué cree?

* Por casi tres décadas el periodista Armando Guzmán se ha ganado el reconocimiento en México y Estados Unidos por su cobertura en Washington. Puede seguirlo en los diferentes medios y plataformas, como radio, televisión, prensa escrita e internet.

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