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Todo lo que desea saber sobre las inyecciones de refuerzo contra el COVID-19

Una enfermera prepara una jeringa de vacuna contra COVID-19.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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Lo primero que debe saber sobre las inyecciones de refuerzo de COVID-19 es que no hay nada que se haya determinado sobre ellas de manera incuestionable.

No hay garantía de que las necesitemos algún día. No hay garantía de que no las utilicemos.

Para complicar las cosas, tampoco está claro qué debería lograr una inyección de refuerzo, en caso de que fuera necesaria.

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Si los científicos descubren que la inmunidad al coronavirus comienza a disminuir meses o años después de la vacunación, se podría implementar un refuerzo para extender esa protección.

Si surge una nueva variante que es impermeable a la inmunidad que ofrecen los antígenos actuales, se necesitaría un refuerzo para ampliar nuestra protección e incluir a este nuevo enemigo.

Desafortunadamente, los científicos ya están viendo evidencia de que la inmunidad proporcionada por nuestras vacunas iniciales no durará para siempre.

En un estudio publicado el miércoles en la revista ACS Nano, los científicos encontraron que las personas perdieron un promedio del 90% de los anticuerpos que desarrollaron dentro de los 85 días posteriores a la recepción de una segunda dosis de vacuna. Se observó una caída similar en aquellos que habían sido infectados con el virus.

“Le pasó a todo el mundo, independientemente de sus circunstancias, y sugiere que en algún momento los anticuerpos caerán a un nivel en el que no haya una cantidad suficiente para protegernos”, señaló el Dr. Otto Yang, especialista en enfermedades infecciosas de la ULCA que dirigió el trabajo. “Es por eso que se necesitaría un refuerzo”.

Pero antes de que se asuste porque su inyección se volverá obsoleta tres meses después de recibirla, tenga en cuenta que los científicos no saben si el desgaste de anticuerpos continuará al mismo ritmo, o qué niveles de anticuerpos se necesitan para brindar protección contra el virus.

“Los antígenos generaron un gran exceso de anticuerpos en comparación con lo que se necesita”, señaló Yang. “Incluso el 10% del nivel de anticuerpos original es probablemente mucho”.

También citó otros estudios que han demostrado que los antígenos siguen ofreciendo una excelente protección seis meses después de la inoculación de una persona.

Para obtener más información sobre el estado de los refuerzos para las vacunas contra COVID-19 y cómo los científicos determinarán cuándo y si son necesarios, hablé con el Dr. Kawsar Talaat, profesor asociado de salud internacional en la Escuela de Salud Pública Johns Hopkins Bloomberg.

¿Cree que vamos a necesitar inyecciones de refuerzo?

Todavía no tenemos los datos de cuánto durará la inmunidad, porque los antígenos son muy nuevos. Pero son realmente buenos e inducen una respuesta inmune excelente y una respuesta de memoria aún mejor.

¿Qué es una respuesta de memoria?

Algunas vacunas inducen tanto una respuesta inmune inmediata como una respuesta de memoria. Cuando se generan las células que luchan contra la infección, algunas se convierten en células de vida corta llamadas células efectoras que producen anticuerpos, mientras que otras se convierten en células de memoria.

Las células de memoria viven mucho tiempo y lo protegen incluso después de que esas células efectoras desaparecen. Si el virus entra en el cuerpo, dicen: “Sé lo que es”, y se separan y se dividen para producir nuevas células efectoras que combatan la infección.

¿Hay necesidad de un refuerzo que esté dirigido a una variante?

Lo que hemos visto hasta ahora es que dos dosis del antígeno funcionan muy bien contra las variantes [actuales]. Eventualmente, podríamos tener una cepa contra la que los antígenos no nos protejan, por lo que después quisiéramos hacer una vacuna para esa variante que sería utilizada como un refuerzo.

Pero en lugar de centrarnos en administrar dosis adicionales a personas completamente vacunadas, deberíamos usar nuestros antígenos para inmunizar a más gente y prevenir el desarrollo de variantes.

¿Por qué algunos antígenos requieren refuerzos periódicos y otros solo necesitan uno o ninguno?

Las diferentes vacunas actúan de manera distinta. Algunas hacen un mejor trabajo creando una respuesta de memoria que otras.

Además, la longevidad de la respuesta inmunitaria a los antígenos varía. El noventa por ciento de nosotros estamos protegidos esencialmente toda nuestra vida del sarampión después de recibir esa vacuna. La segunda dosis no es para estimular la respuesta inmunológica, sino para capturar a la mitad de las personas que no respondieron a la primera inyección.

En el extremo opuesto, el antígeno contra la influenza no induce una buena respuesta de memoria, por lo que la respuesta inmune es de corta duración. Incluso si las cepas no cambiaran todos los años, necesitaría otra inyección.

¿Cómo determinarán los científicos si necesitamos inyecciones de refuerzo para el COVID-19?

Observaremos la respuesta de anticuerpos y la respuesta de memoria de las personas que participaron en los ensayos de la vacuna. Me ofrecí como voluntario para uno de los estudios y vuelvo periódicamente para que me extraigan sangre y miden mi respuesta de anticuerpos. Me seguirán durante dos años y recopilarán esos datos.

¿Qué pasa con los casos de reinfección?

Sabemos que los casos de reinfección ocurren, por lo que también los supervisaremos para comprender quiénes los padecen y qué variantes los producen. Si vemos un incremento en estos casos en poblaciones que están completamente inoculadas, eso sería motivo de preocupación porque significaría que la inmunidad ha disminuido o hay una variante que se ha escapado.

Si ni siquiera sabemos si se necesitarán refuerzos de COVID-19, ¿por qué hay tanta discusión sobre ellos?

¡No sé!

Algo de esto es que tenemos que pensar en variantes y planificarlo con anticipación. Y existe cierta duda sobre si las personas inmunodeprimidas o los ancianos necesitarán refuerzos porque su sistema inmunológico se está debilitando.

Pero, sobre todo, creo que hay mucha preocupación, pero no hay datos que indiquen que debamos estar preocupados.

Esta entrevista ha sido editada por extensión y claridad.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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