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El Pentágono está ansioso por desarrollar un misil hipersónico pero… no siempre lo más rápido es lo mejor

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La próxima carrera armamentista podría incluir misiles hipersónicos que viajan cinco veces más rápido que la velocidad del sonido. Para competir, los esfuerzos de desarrollo de EE.UU. han entrado en la era de la híper velocidad.

A principios de agosto, la Fuerza Aérea otorgó al fabricante Lockheed Martin Corp. un contrato por 480 millones de dólares para una revisión crítica de diseño, pruebas y soporte de producción para un arma aérea de “respuesta rápida” que podría viajar a velocidades de Mach 5 o más. Eso se sumó a un contrato aún mayor de la Fuerza Aérea, otorgado a la compañía en abril con un valor de $928 millones para un arma hipersónica de “ataque convencional”.

Los funcionarios de la Fuerza Aérea, preocupados por los avances demostrados por programas similares en Rusia y China, han aplaudido el esfuerzo para acelerar la investigación y el desarrollo de hipersónicos. Si los hipersónicos estuvieran en manos de potenciales adversarios, pondrían en riesgo miles de millones de dólares en portaaviones, misiles nucleares y otra infraestructura de defensa.

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Al mismo tiempo, el Pentágono y los líderes del Congreso han advertido que Estados Unidos está perdiendo su ventaja tecnológica militar ya que la innovación en defensa se ha desacelerado.

El senador John McCain (R-Ariz) dijo a la Cámara de Comercio en 2015 que el Departamento de Defensa “se hizo más grande pero menos capaz, más complejo pero menos innovador, más hábil para derrotar a los adversarios de baja tecnología pero más vulnerable a la alta tecnología”.

El día de hoy, la cantidad de adversarios y amenazas potenciales significa que los militares de EE.UU. ya no pueden tener una solución única para todos y que deben adaptarse rápidamente a los entornos cambiantes, dijo Jonathan Wong, investigador asociado de política de Rand Corp.

“En lugar de correr un mismo maratón, debemos correr contra diferentes amenazas que requieren diferentes respuestas”, dijo.
Pero algunos analistas advierten que avanzar demasiado pronto con la tecnología de defensa de vanguardia también puede enclaustrar a la Fuerza Aérea y otros servicios con costosos sistemas que podrían retrasarse por años.

El Departamento de Defensa “necesita tener un proceso mucho más sistemático y reflexivo para preguntar con precisión para qué misiones queremos utilizarlos, para comparar su costo-efectividad y analizar los beneficios y los riesgos”, dijo James Acton, codirector del programa de política nuclear en Carnegie Endowment for International Peace, sobre los programas hipersónicos acelerados y su uso en una potencial carrera armamentista. “No creo que eso esté sucediendo en este momento”.

Hay muchas historias de advertencia, como el Sistema de Radio Táctico Conjunto, un programa que comenzó en 1997 con el objetivo de desarrollar un nuevo y poderoso software para permitir que las tropas en tierra, mar y aire se comunicaran sin problemas. Los desafíos tecnológicos, sin embargo, obstaculizaron el despliegue y en 2006 el Pentágono había gastado miles de millones de dólares en sistemas de radio alternativos.

Las preocupaciones sobre el desarrollo de misiles de Corea del Norte a principios de la década de 2000 condujeron al rápido desarrollo de armas para derribar los misiles balísticos de cabeza nuclear.

El sistema de defensa Midcourse basado en tierra, estaba exento de los estándares tradicionales de adquisición y prueba del Pentágono, y se implementó a medida que se desarrollaba. Se construyeron sitios de lanzamiento subterráneos en la Base Aérea Vandenberg cerca de Lompoc, California, y Ft. Greely, Alaska, incluso cuando los misiles estaban siendo sometidos a pruebas de interceptación.

En esas pruebas, el sistema no logró destruir cabezas nucleares simuladas la mitad de las veces, lo que llevó a muchos analistas gubernamentales e independientes a concluir que no era confiable. Hasta el 2016, el sistema había costado más de $ 40 mil millones.

“Es muy urgente, tenemos que construirlo”, dijo Laura Grego, científica sénior en el programa de seguridad global de la Union of Concerned Scientists, al hablar sobre la racionalidad de estos errores. “Al menos con la defensa de misiles estratégicos, funcionó muy mal”.

EE.UU. ha llevado a cabo pruebas experimentales con hipersónicos desde la década de 1940, pero a pesar de los avances, los investigadores dicen que aún existen importantes obstáculos tecnológicos. Un desafío es desarrollar materiales que puedan soportar temperaturas abrasadoras y que aún viajen a altas velocidades.

“Todos los materiales que se han usado para construir misiles, ya sean balísticos o de crucero, simplemente no funcionan para los hipersónicos”, dijo Nikolai Sokov, investigador principal del Centro James Martin para Estudios de No Proliferación en Monterey. “Es increíblemente desafiante”.

Otro dato desalentador es el motor de combustión supersónica ramjet, o “scramjet”, que propulsa misiles de crucero hipersónicos, como los del contrato convencional de armas de ataque de la Fuerza Aérea.

Para hacer que el misil viaje a velocidades de Mach 5 o más, el scramjet comprime el aire de la atmósfera y lo usa como un oxidante para quemar combustible, en lugar de depender de un tanque de oxígeno pesado. El programa X-43A de la NASA en la década de 2000 demostró que un motor scramjet podía funcionar en vuelo, aunque se probó en un pequeño avión experimental.

En 2013, un avión de demostración Waverider X-51A de 25 pies de largo construido por Boeing Co. fue lanzado desde el ala de un B-52 y alcanzó la velocidad de Mach 5.1 con la ayuda de un scramjet. Ese vuelo exitoso para la Fuerza Aérea se produjo después de un intento anterior en el que el vehículo se perdió debido a una aleta de control defectuosa.

Los expertos dicen que esos desafíos tecnológicos hacen que el hipersónico sea un buen candidato para la construcción de un prototipo rápido, una capacidad contractual bastante nueva dentro del Pentágono que tiene menos requisitos y permite explorar nuevas ideas sin la obligación de una inversión completa en el programa. Con esta medida, se debe construir un prototipo dentro de los próximos cinco años.

“No se trata de algo con lo que no se puede estar seguro”, dijo Wong of Rand Corp.

El rastreo rápido de un prototipo también permite a contratistas y militares detectar fallas técnicas que podrían no haberse notado antes, dijo John Hernández, analista senior de la industria para la unidad aeroespacial y de defensa de la compañía de investigación y consultoría Frost & Sullivan.

La Fuerza Aérea dijo que se sentía lista para asumir riesgos inteligentes y prototipos hipersónicos en tres años, en lugar de cinco a diez durante un programa de desarrollo, debido al trabajo realizado por otras ramas militares y la Agencia de Proyectos de Investigación Avanzada de Defensa.

El arma de respuesta rápida adjudicada a Lockheed en agosto, se basa en el programa hipersónico táctico ‘boost glide’ iniciado por DARPA y la Fuerza Aérea. Ese programa exploró la viabilidad de un sistema de deslizamiento de impulso hipersónico, en el que un cohete acelera antes de que la carga se separe y se deslice a su destino.

El trabajo en ese contrato será realizado por Lockheed Martin en Orlando, Florida, mientras que el arma de ataque convencional hipersónico se está trabajando en Huntsville, Alabama. La Fuerza Aérea ha establecido el 2021 para lograr esa capacidad operativa.

“Aprenderemos de eso, veremos qué hará”, dijo el coronel Colin Tucker, asesor militar del vicesecretario adjunto de la Fuerza Aérea de Ciencia, Tecnología e Ingeniería. “El prototipo es para probar la capacidad”.

Ahora hay un ímpetu adicional con los programas hipersónicos debido a los desarrollos que China y Rusia han mostrado.

A principios de agosto, China habría probado su vehículo experimental de deslizamiento hipersónico y describió el vuelo como un “gran éxito”. En marzo, el presidente ruso Vladimir Putin, utilizando videos y gráficos animados, dio a conocer nuevas armas nucleares incluyendo un misil hipersónico que podría evadir los sistemas de defensa antimisiles.

El Kinzhal ruso o “daga”, es un misil balístico lanzado al aire que puede alcanzar velocidades de Mach 10. Algunos analistas cuestionaron el uso específico de Putin de la palabra “hipersónico” para describir esa arma, y observaron que casi todos los misiles balísticos alcanzan velocidades hipersónicas en algún punto durante su vuelo.

Aproximadamente un mes después del anuncio de Putin, la Fuerza Aérea otorgó a Lockheed Martin el contrato de arma de ataque convencional hipersónico.

“No creo que sea una coincidencia que Estados Unidos esté revitalizando los esfuerzos en un momento en que Rusia y China están fortaleciendo los esfuerzos”, dijo Acton. “Cada uno de los tres países está respondiendo el uno al otro”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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