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Las universidades ya habían visto signos de fraude mucho antes del escándalo de admisiones

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Más de un año antes de que comenzara la investigación sobre el escándalo de admisión a la universidad, la Universidad de Georgetown “descubrió irregularidades” en las credenciales atléticas de dos reclutas en el programa de tenis, inició una investigación secreta y eventualmente obligó al entrenador Gordon Ernst a renunciar, según documentos judiciales.

Funcionarios de la universidad dicen que a estos dos reclutas se les negó la admisión.

Pero el caso de Ernst no se hizo público hasta que fue arrestado en marzo pasado bajo cargos de que aceptó $2.7 millones en sobornos entre 2012 y 2018. Se declaró inocente de conspiración por extorsión.

Lo que las universidades no vieron

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A medida que continúa la investigación del escándalo sobre las admisiones a la universidad, una pregunta clave es qué sabían las universidades y si se podría haber hecho más para detectar el fraude generalizado.

Varias universidades han iniciado investigaciones para examinar esa cuestión. Pero hay preguntas persistentes acerca de cómo una estafa tan audaz podría durar tanto tiempo sin ser detectada en algunas de las mejores universidades de Estados Unidos.

El Times informó en abril pasado que los documentos muestran que UCLA sabía hace años que existían preocupaciones acerca de los padres que prometían donaciones a su programa deportivo a cambio de que sus hijos fueran admitidos en la universidad en violación de las reglas que prohibían tal práctica.

Una fuente familiarizada con el caso también le dijo al Times que los fiscales quieren saber más acerca de quiénes en UCLA y USC conocían los esquemas de reclutamiento y están cuestionando a dos padres que se declararon culpables y ahora están cooperando.

Los fiscales han dicho que las universidades involucradas en el esquema son víctimas, no objetivos, de la creciente investigación criminal. Los 10 entrenadores universitarios y funcionarios acusados hasta el momento se han caracterizado como actores deshonestos que incumplieron la ley y las políticas escolares, y se embolsaron sobornos para admitir a los hijos de familias ricas y poderosas como atletas que fueron reclutados.

Preguntas en Georgetown

Ernst aceptó los pagos del cerebro de la estafa, William “Rick” Singer, quien usó una “puerta lateral” para que ingresaran una docena de estudiantes a Georgetown, según los registros judiciales.

“La universidad no tenía conocimiento de ninguna presunta actividad criminal o aceptación de sobornos por parte del Sr. Ernst hasta que más tarde fue contactada por la oficina del fiscal de Estados Unidos”, dijo una portavoz de la universidad al Times, señalando que las acusaciones presentadas por el fiscal de Estados Unidos identifica a Georgetown y otras seis instituciones como “víctimas de fraude”.

Pero la portavoz también dijo que después de descubrir irregularidades en 2017, “Georgetown puso inmediatamente al ex entrenador Gordon Ernst de licencia, inició una investigación interna, estableció una nueva política con respecto al reclutamiento de atletas, implementó auditorías para verificar si los atletas reclutados estaban en las listas de los equipos y le pidió al señor Ernst que renunciara”.

La universidad dice que Ernst violó las políticas universitarias y que la investigación “se basó en la información disponible”.

Después de dejar Georgetown, Ernst tomó una posición como entrenador de tenis femenino en la Universidad de Rhode Island en agosto de 2018.

Cómo se desató el escándalo

La información de Georgetown sobre su ex entrenador de tenis es anterior al descubrimiento por parte de las autoridades federales del plan de Singer que sumaba $25 millones, en el que los padres supuestamente canalizaron dinero a su organización benéfica y se le acusa de sobornar a los entrenadores para crear deportistas con un curriculum falso. Cincuenta personas han sido acusadas en el escándalo.

Ernst ya se había ido de Georgetown en abril, cuando los fiscales federales supieron el esquema de Singer luego de que supuestamente un entrenador de fútbol de Yale fue descubierto solicitando un soborno de un padre.

La semana pasada, Georgetown expulsó a dos estudiantes al rescindir sus admisiones y despedirlos. La universidad dijo que falsificaron su información para entrar.

Adam Semprevivo, uno de los estudiantes despedidos, presentó una demanda contra la universidad, tratando de bloquear su expulsión y la pérdida de sus créditos universitarios, apenas unas horas antes de que Georgetown tomara esa decisión. Su padre, Stephen Semprevivo, ya admitió haber pagado a Singer $400.000 para falsificar la entrada de su hijo como jugador de tenis con la ayuda de Ernst en 2016.

Pero el hijo dice que no sabía nada del engaño y entabló la demanda en un esfuerzo por permanecer en la escuela.

David Kenner, el abogado de Adam Semprevivo, establece en la demanda que Georgetown sabía claramente lo que estaba sucediendo porque la universidad examinó todas las entradas de reclutas de tenis procesadas por Ernst cuando lo descubrieron tratando de meter a dos jugadores que no eran de tenis en la escuela en 2017.

“Sabían lo que el entrenador había hecho”, dijo Kenner.

La demanda dice que Semprevivo nunca escribió su ensayo de admisión ni firmó su solicitud y que Singer, el consultor de Newport Beach, simplemente escribió el nombre del estudiante en el lugar de la firma.

Las universidades promueven reformas

Algunas universidades ya se han comprometido a mejorar las medidas de seguridad para prevenir futuros fraudes.

USC dijo que antes de que se envíe una solicitud al personal de admisiones, cada posible recluta de un equipo en particular sería examinado por el entrenador principal, el administrador de deportes que supervisa el equipo y la Office of Athletics Compliance (Oficina de Cumplimiento de Atletismo) de la escuela.

Los funcionarios también han prometido una auditoría de las listas atléticas al principio y al final de cada año académico y para verificarlas con los estudiantes admitidos.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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