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Las Piedras Rodantes siguen fascinando a todos

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Los rostros que se veían en los pasillos y las tribunas lo demostraban: pese a que su carrera se ha extendido ya por 57 años y a que su origen es británico, los Rolling Stones siguen convocando a una cantidad impresionante de fanáticos de todas las edades, etnias y procedencias.

De ese modo, la comunidad latina se hizo también presente de manera generosa en la faena ofrecida por el grupo el jueves pasado en el Rose Bowl de Pasadena, que se convirtió en una suerte de evento nacional debido a un poder de convocatoria tan grande que terminó bloqueando carreteras por varias horas y generando un nivel de tráfico que no habíamos visto nunca, incluso en una ciudad tan conocida por sus excesos vehiculares como la nuestra.

El atractivo que generan estos rockeros entre los nuestros no ha pasado desapercibido para los mismos músicos, que han visitado Latinoamérica en numerosas ocasiones y que son llamados en nuestros países “los stones”, pero que en Argentina (donde cuentan con una fanaticada inmensa y hasta una banda que hace música original pero completamente influenciada por la suya, los Ratones Paranoicos) son nombrados como “los rolling” (habría que investigar por qué).

Lo interesante es que, fuera de las visitas a otros territorios, Mick Jagger y compañía (influencia directa de Álex Lora y El Tri de México) han empezado a invitar a artistas latinos a sus conciertos efectuados dentro de los Estados Unidos, como lo demuestra el hecho de que tendrán al colombiano Juanes como acto de apertura durante la fecha final del tour nacional, el 31 de agosto en la ciudad de Miami.

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La música simple pero contagiosa de los Stones (no soy argentino) fue sin duda el principal motivo para que el Rose Bowl (que alberga a 90 mil personas cuando se trata de conciertos) presentara un ‘sold-out’ completo, aunque es también probable que los recientes problemas de salud a los que se enfrentó al vocalista Jagger -y que provocaron que la gira entera se pospusiera- hayan impulsado adicionalmente a sus seguidores a asistir al evento, en vista de que, por más que haya sido conocido por mantenerse en estupendo estado físico, el hombre cuenta ya con 76 años, lo que no descarta un pronto retiro.

Por suerte, la operación para reemplazarle una válvula en el corazón no ha detenido al mítico cantante, y lo que hizo en Pasadena siguió siendo impresionante, aunque sentimos que su capacidad de movimiento y de baile se ha visto claramente reducida desde la última vez que acudimos a una presentación suya, es decir, la del festival Desert Trip de octubre del 2016, que lo encontró al lado de otras leyendas indiscutibles (Bob Dylan, Paul McCartney, The Who, Neil Young y Roger Waters).

En el plano musical, nadie identificaría inicialmente a los Stones como una agrupación con influencias latinas, y sin embargo, uno de sus éxitos más grandes, “Sympathy for the Devil”, que fue también tocado en el Rose Bowl -convirtiéndose en uno de los momentos más brillantes del show-, ha sido definido por Jagger como una samba en la que se entrometen elementos rítmicos de diferentes tierras hispanas, ya que cuenta con congas y maracas.

La gira actual se encuentra basada en los ‘hits’, por lo que no faltaron en este concierto la inevitable “(I Can’t Get No) Satisfaction”, así como “Honky Tonk Women”, “Paint It Black”, “Midnight Rambler”, “Start Me Up”, “Jumpin’ Jack Flash”, “Brown Sugar” y “Gimme Shelter”, entre muchas más; pero lo interesante es que, a diferencia de la inmensa mayoría de los conjuntos veteranos que emprenden un tour, la lista de canciones ha ido cambiando a lo largo del recorrido nacional sin perder su identidad, lo que resulta posible debido a la inmensa trayectoria de estos tipos. Eso permitió ahora la interpretación de la encantadora “She’s a Rainbow”, seleccionada exclusivamente para los angelinos.

Finalmente, lo más importante es que, más allá de que Jagger esté corriendo mucho menos por la larga pasarela que permaneció presente y de que la producción haya sido demasiado modesta para un espectáculo de esta clase, la música siguió sonando de manera espectacular, respaldada todavía en el plano de los solos por el guitarrista Ronnie Wood pero armada sin duda alguna sobre la base del ‘inmortal’ Keith Richards en las cuerdas rítmicas (aunque le escuchamos al menos un par de solos).

La voz de Jagger se encuentra también en excelente estado, como lo probaron los vibrantes agudos que lanzó en medio de “Miss You” (lo más ‘disco’ de la velada); y no dejó de sorprendernos el buen Charlie Watts, quien se ha distinguido siempre por su simpleza en los tambores, pero que esta vez animó los trámites con algunos redobles especialmente contundentes.

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