Qué triste fue decirnos adiós José José

José José, ídolo musical de México, falleció ayer a los 71 años en Miami, tras dos años de batallar con el cáncer de páncreas. “Sepan que su legado vivirá para siempre y ya está en paz”, compartió su hija Sara Sosa, quien estaba con su padre al momento del deceso, en un hospital de esa ciudad.

“El Príncipe de la Canción” conquistó al público con canciones como “El Triste”, “Amar y Querer” y “Gavilán o Paloma”, con una discografía que superó los 50 álbumes y lo hizo acreedor a múltiples premios. “Se fue el amor de mi vida”, señaló su esposa Sara Salazar, en la funeraria en Miami.

El autor de más de éxitos como “El Triste” o “Me basta”, falleció según confirmó su hijo José Joel. “Con el corazón roto y un dolor indescriptible les confirmo el paso de Don José José al llamado de nuestro señor Jesucristo. Les agradecemos cada muestra de cariño. Nuestra familia los ama y pronto nos comunicaremos con ustedes. Estamos tratando de asimilar la situación teniendo en nuestro corazón la promesa divina de un día volverlo a ver y abrazarlo de nuevo para nunca separarnos”, escribió Joel en sus redes sociales.

Su hija Sara reveló las últimas palabras del intérprete, en declaraciones a un programa de televisión en Estados Unidos. “Sus últimas palabras fueron que le prometiera que iba a hacer mi carrera, que le prometiera que iba a cantar”, compartió la intérprete, entre llanto. Se puede decir que la carrera tan brillante que hizo despuntar a José José en el ámbito internacional tuvo su contrapunto en una lucha, más larga y dolorosa, del cantante contra las enfermedades, como el cáncer de páncreas y la enfermedad de Lyme.

José José

(Reforma)

Y aunque la familia aún no detalla si hará algún homenaje en México, su público ya se adelantó pues decenas de fans anoche ya entonaban los temas del ídolo. “Qué triste luce todo sin ti”, le cantaba anoche, a todo pulmón, una multitud a la estatua de José José en el Parque de la China, en Azcapotzalco, pero sus voces sonaban a emoción y admiración.

Como las aves en la noche, decenas de personas, incluidos tres mariachis, salieron al parque, situado en Clavería, en el norte de la Ciudad, para perderse en un homenaje al fallecido Príncipe de la Canción, donde cambiaron la solemnidad por el espíritu festivo.

Amado y querido por familias, adultos, adolescentes y varios de sus contemporáneos, el rostro de José José, presente en playeras y portadas de discos, llenó las calles aledañas, cerradas a la circulación por patrullas. Ayudados con bocinas sacadas por los vecinos, los presentes, alrededor de mil, hacían fila para cantar himnos como “Quiero Perderme Contigo” y “Almohada”, mientras los demás coreaban y colocaban flores en la estatua. Más de un karaoke se desarrollaba a la vez: mientras en la figura dedicada al ídolo había más de 20 personas formadas, incluidos adultos con trajes y corbatas de moño, a 10 metros otro grupo cantaba “Volcán” y dos hombres cantaban con guitarras en mano. El alcohol, que casi apagó la carrera del artista, también estuvo presente, pues varios de los asistentes adoptaron la noche de canciones como un pretexto para beber.

“¡Si este güey nos quería sobrios, se hubiera muerto un lunes!”, gritó una joven antes de tomar otro trago de su lata de cerveza. “¡Salud!”, le respondieron, antes de que se unieran para entonar “El Triste” y luego gritar “¡príncipe, príncipe, príncipe!”.

José Rómulo Sosa Ortiz, su nombre real, provenía de una familia vinculada a la música: su padre, José Sosa, era tenor de la Ópera Nacional de México, y su madre, Margarita Ortiz, concertista de piano. De niño le gustaba tocar la guitarra y no tardó en cantar en serenatas.

Con 15 años ya daba recitales en bares y centros nocturnos de la Ciudad de México, luego formó un trío de jazz y bossa nova con un primo y un amigo; cantaba y tocaba el bajo y contrabajo, pero su padre no lo apoyaba. No obstante, el joven Pepe Sosa, como se hacía llamar, sabía lo que quería. En 1965, con 17 años, grabó los primeros sencillos (de 45 RPM, con Discos Orfeón) e incursionó en la televisión.

Admiraba a voces como Johnny Mathis, Barbra Streisand, Frank Sinatra y Pepe Jara. Y gracias a Armando Manzanero firmó su primer contrato discográfico, con RCA Victor (que con el tiempo pasó a ser BMG Ariola, hoy Sony Music), para lanzar su primer álbum, Cuidado (1969). En el País cosechó su primer éxito con “La Nave del Olvido”. Como cantante consagrado, el primer concierto lo dio el 9 de julio de 1970 en El Patio.

José José

(Reforma)

Nada lo detenía y concursó en el Segundo Festival de la Canción Latina (precursor del Festival OTI) con “El Triste”, para quedar en tercer lugar, ovacionado por la gente. Esa década lo consolidaría como el nuevo valor de la música romántica mexicana. Editaba uno o dos discos por año y llevó a la cima temas como “Volcán”, “Buscando una Sonrisa”, “Tan Cerca, tan Lejos” y “Si Me Dejas Ahora”.

Sinatra lo invitó a grabar juntos y eso lo habría impulsado en Estados Unidos, pero no pudo aceptar por diferencias entre sus disqueras. En 1976 el locutor José Luis Moreno, de Radio Mil, programó “El Príncipe” y bautizó a José José como “El Príncipe de la Canción”, apelativo que lo inmortalizó al nivel de José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel.

A comienzos de los años 80, y de la mano de discos como Amor, Amor, Secretos y Reflexiones, era una de las máximas estrellas latinoamericanas y llenaba escenarios en todo el continente.

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“Esta Es Mi Vida”, su autobiografía, fue publicada en 2008 en la Feria Mundial del Libro, en Miami, para reflejar su ascenso al estrellato y su lucha contra las adicciones. Fue número uno en ventas. El Salón de la Fama de los Compositores Latinos lo honrará con el Premio a la Leyenda Viva durante la séptima edición de los Premios La Musa, en Miami, el 24 de octubre.