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El arte en Union Station de L.A. permaneció oculto por décadas; este domingo debutará en los Oscar

A coffered, vibrantly painted ceiling in Union Station's entry vestibule.
En 2017 se descubrió la vibrante pintura del techo en el vestíbulo de entrada de Union Station, en medio de una restauración integral que se prolongó por ocho años. La estación -recién restaurada- acogerá los Oscar este domingo y abrirá al público el 29 de abril.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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Fue después de la medianoche de una noche de junio de 2017 cuando tuvo lugar el descubrimiento. El vestíbulo de entrada de Union Station, una oda al estilo Mission Moderne, con su piso de baldosas españolas y candelabros art deco drapeados, estaba prácticamente desierto. Un equipo de la restauración trabajaba en los paneles del techo deslustrados, unos cuadrados oscuros y marrones que no se habían limpiado en casi 80 años y estaban tan cubiertos de alquitrán de tabaco y suciedad que parecían ser de madera sólida en lugar de yeso pintado.

Uno de los dos trabajadores, encaramado en una plataforma elevadora de unos 40 pies de altura, frotó suavemente una sección del techo con solución limpiadora, haciendo que apareciera una franja de color naranja brillante. La repetida acción de frotar pronto reveló trazos de amarillo y melocotón. Debajo de la superficie oscurecida había una pintura vibrante, original de la arquitectura, con un patrón floral. “Dijimos: ¡Guau! Sabíamos que había algo debajo, pero no teníamos idea de que era este patrón de colores brillantes”, comentó Dyana Elam, gerente de construcción de Union Station. “Fue un descubrimiento realmente interesante”.

Corrección:

7:36 a.m. abr. 21, 2021A previous version of this story identified Union Station’s construction manager as Dyana Elan. Her last name is Elam.

Vivid floor and wall tiles beneath the picturesque, restored ceiling in Union Station's entry vestibule.
Vestíbulo de entrada restaurado de Union Station, donde en 2017 se descubrió un vibrante techo pintado a mano, que había quedado escondido por décadas bajo la suciedad y el alquitrán de tabaco.
(Jason Armond / Los Angeles Times)
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La limpieza del techo fue parte de una restauración de ocho años y $4.1 millones que comenzó en 2013 y terminó en marzo pasado. El proyecto, el primero de una revisión en tres fases de la estación, incluyó la limpieza y restauración de los candelabros, la restauración del mostrador de venta de boletos, de nogal negro; la reparación de baldosas acústicas y cerámicas rotas en las paredes interiores, la limpieza y el sellado de ventanas, puertas y escaparates con molduras de bronce y latón, y la restauración del techo de tejas de arcilla del edificio. El trabajo fue ejecutado por una variedad de contratistas especializados; EverGreene Architectural Arts descubrió la pintura.

La ahora resplandeciente estación de tren estará en primer plano este domingo, cuando la ceremonia de la 93º entrega de los Oscar se transmita en vivo desde todos sus pasillos históricos (ciertas instancias también se emitirán en vivo desde el Dolby Theatre de Hollywood). Los nominados, sus invitados y presentadores estarán presentes en Union Station observando los protocolos de seguridad por el COVID-19. Poco después, el 29 de abril, el espacio restaurado abrirá sus puertas al público en lo que será su gran velada de revelación.

La espectacularidad a nivel del Oscar no es nueva en Union Station. La renovación de ocho años estuvo llena de misterio, intrigas y desafíos, aparentemente a cada paso.

Tal como se descubrió, versiones de la pintura del techo -flores silvestres de California del artista de Los Ángeles, Herman Sachs, florecen brillantemente en toda la estación, según el equipo de trabajo. Estas aparecen también en pisos y revestimientos, uniendo así el diseño de la estación. Y hay una paleta de colores ligeramente diferente en cada salón. El techo del vestíbulo de entrada está bañado en tonos cálidos de naranja, amarillo y melocotón, pero la limpieza del techo de la sala de boletos reveló más verde, y la restauración del techo de la sala de espera descubrió tonos púrpura y lavanda.

Sin embargo, la limpieza de los techos también reveló un deterioro masivo. Hubo más daños por agua en la entrada de lo que nadie había esperado, y varias partes estaban enmohecidas. Se habían caído trozos de yeso de los paneles y vigas, o estaban en peligro de desprenderse y herir a los visitantes. Varios paneles habían sido reparados apresuradamente en el pasado, remendados de forma descuidada con pintura que no coincidía con el diseño original. “Casi parecía un dálmata, con manchas oscuras por todas partes”, comentó Elam. “Al ver todas las imperfecciones pensamos: Dios mío, ¿qué hacemos?”.

Scaffolding obscures work areas in the Union Station waiting room.
Trabajadores en Union Station en febrero pasado, durante las etapas finales de un proceso de restauración que se prolongó ocho años.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

Mantener la integridad histórica de la arquitectura, a cargo del equipo formado por John y Donald B. Parkinson -padre e hijo-, fue de vital importancia. En 2011, la Autoridad de Transporte Metropolitano del Condado de Los Ángeles compró Union Station en muy mal estado, relató Elam. La reciente renovación fue el primer gran lavado de cara de la estación desde su apertura en 1939, añadió, y la agencia quería hacer las cosas bien.

Sin embargo, solo había documentación muy antigua de la construcción de Union Station con la que trabajar: fotografías en blanco y negro del edificio que se estaba levantando, planos dibujados a mano, notas garabateadas difíciles de descifrar y dibujos antiguos de la tienda de hace más de 80 años. Así que no había forma de determinar los colores originales de la pintura del techo. Tampoco había un registro escrito de los materiales de pintura originales utilizados, lo cual obligó al equipo de restauración a adivinar si la pintura era a base de aceite o de agua.

“Sentimos que era importante tratar de mantenernos lo más cerca posible del compuesto de pintura original porque no sabíamos si el artista buscaba o no una apariencia determinada”, señaló Elam. “Dependiendo del tipo de pintura que se use, se pueden obtener resultados muy diferentes”.

En 2017 se llevó a cabo una investigación forense, dirigida por Architectural Resources Group (ARG), que incluyó una evaluación microscópica de los materiales en el techo. Un consultor de preservación histórica de ARG fotografió áreas y tomó muestras en bolsas para analizarlas en un laboratorio. “Similar a lo que se vería en un programa de crímenes”, comentó Elam, quien a veces escarbaba hasta siete capas de pintura para desenterrar lo que esperaba fuera la capa histórica. “No queríamos volver con nada que no fuera históricamente exacto”, enfatizó.

La investigación se extendió a otras partes del edificio y generó sorpresas. Las campanas pintadas de negro en el exterior, que se suponía eran de hierro fundido sólido, resultaron tener una filigrana de pan de oro de 24 quilates. Así, fueron restauradas a su intención original. Las rejillas que cubrían los paneles eléctricos en la explanada de boletos, que durante mucho tiempo se pensó que eran de hierro fundido pintado de negro, resultaron ser una mezcla de color dorado de bronce y aluminio. Las rejillas de ventilación negras del aire acondicionado revelaron, después de la limpieza, el color turquesa que existía por debajo.

“Todos esos colores cuentan una historia”, afirmó Elam. “Consideramos la estación como una obra de arte completa; si los colores no son fieles a la intención original, entonces le estamos haciendo un flaco favor al artista”.

Marzo de 2020 trajo más drama. Cuando llegó la pandemia de COVID-19, el destino del proyecto de repente quedó en suspenso. “Había muchas incógnitas, mucha incertidumbre”, comentó Elam. “Se tuvieron que hacer cambios en términos de la limpieza del lugar de trabajo, de la comprensión del espacio para los equipos”.

Con menos personas trabajando a la vez, Elam esperaba un progreso más lento durante un período más largo y con necesidad de más dinero. Pero resultó ser todo lo contrario.

Con la estación prácticamente vacía a mediados de marzo del año pasado, el equipo pudo acelerar la renovación, particularmente a mediados de 2020, cuando comenzó a preparar la restauración de la sala de espera, típicamente bulliciosa. En lugar de seccionar áreas con andamios para que los pasajeros pudieran moverse con seguridad alrededor de la construcción, y luego tener que desinstalar y reinstalar los andamios en otra parte de la habitación a medida que avanzaba el trabajo, el equipo se hizo cargo del espacio libremente y pudo trabajar más rápido, incluso socialmente distanciado (un quiosco de pruebas de COVID-19 que se inauguró en Union Station en septiembre se encuentra al aire libre, en el Patio Sur).

“Se quemó una bombilla”, comentó Elam. “Aprovechemos esta oportunidad y realmente impulsemos esto”.

Lively ceiling panels and stained-glass chandeliers in the ticket concourse at Union Station.
El techo recién restaurado en el histórico vestíbulo de boletos en Union Station.
(Jason Armond / Los Angeles Times)

El proyecto del cielo raso del vestíbulo de entradas, que implicó la limpieza, restauración de 70.000 pies lineales de yeso y repintado de paneles, finalizó hace un año. Por esa época, el equipo descubrió una viga del techo, fechada en 1945, con firmas. Es una tradición de la construcción que, cuando la subestructura de acero de un edificio está casi terminada, el equipo firma la viga final antes de izarla y asegurarla en su lugar. Pero queda un misterio: el edificio se completó en 1939, no en 1945. “Creemos que el techo todavía estaba en construcción de una forma u otra entonces”, comentó Elam. “Quizá todavía se estaba pintando años después de la apertura de la estación”.

El techo de la cavernosa sala de espera, con sus sillas de cuero y madera art deco restauradas, fue la última etapa de la renovación.

No se aplicó una capa protectora a ninguno de los techos para no inhibir los futuros esfuerzos de restauración.

“Puede ser perjudicial cuando vuelves más tarde e intentas hacer lo que hicimos”, señaló Elam, “que es investigar o identificar la progresión de lo que se ha hecho”.

Las próximas dos fases de renovación son “poco atractivas”, pero muy necesarias, comentó Elam. La Fase 2, proyectos de seguridad y protección, está en marcha y terminará a fines de 2022. Incluye mejoras en el marco de la Ley de Estadounidenses con Discapacidades, como rampas para sillas de ruedas y abridores automáticos en las puertas históricas, un mejor sistema de internet y mejoras de seguridad y protección contra incendios.

La Fase 3, proyectos de confort, se terminará en 2023. Incluye la renovación de los estacionamientos, la infraestructura de plomería y los baños del vestíbulo de boletos, entre otras cosas.

Y se espera algo de drama, incluso benigno. “Las cosas no siempre son como parecen en la superficie aquí”, comentó Elam. “Si se profundiza un poco más, uno puede terminar encontrando mucha más información de la que anticipaba”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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