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Reseña: ‘In the Heights’ da vida al musical de Lin-Manuel Miranda

Anthony Ramos and Melissa Barrera dance in a scene from the movie "In the Heights."
Anthony Ramos y Melissa Barrera en “In the Heights”, una nueva adaptación a la pantalla del musical de Lin-Manuel Miranda, ganador de un Tony.
(Macall Polay / Warner Bros. Entertainment)
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En un interludio tranquilamente conmovedor de “In the Heights”, la Abuela Claudia (Olga Merediz), la querida matriarca de un barrio de Washington Heights, tiene una sincera conversación con uno de sus muchos nietos sustitutos. Nina Rosario (Leslie Grace), de vuelta a casa tras un duro primer año en Stanford, describe su sensación de soledad y alienación en un campus lejano de su comunidad, algo de lo que Claudia, que emigró a Nueva York desde Cuba en 1943, sabe bastante. Recordando los hermosos guantes que solía llevar la difunta madre de Nina, que ocultaban las manos agrietadas por las horas dedicadas a la limpieza de las casas de otras personas, Claudia dice: “Teníamos que hacer valer nuestra dignidad de pequeñas maneras... minúsculos detalles que le dicen al mundo que no somos invisibles”.

“In the Heights”, la nueva y jubilosa adaptación a la pantalla de Jon M. Chu del musical de Lin-Manuel Miranda, ganador de un Tony, participa de la sabiduría de Claudia, ganada con esfuerzo, y se ofrece al público con el mismo espíritu de esperanza y autoafirmación. Pero no se queda ahí. Calificar a esta película como “asertiva” sería un eufemismo; describirla como pequeña sería una mentira. Con casi dos horas y media de duración y un magnífico conjunto de actores que cantan, rapean, bailan y prácticamente se salen del cuadro, “In the Heights” es un entretenimiento abiertamente vigorizante, una cinta de momentos tiernos y delicados que, sin embargo, se deleita sin reparos en su propio tamaño y escala.

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Esa escala suele favorecer a la película, aunque no siempre. Como colección de historias entrelazadas al ritmo de la vida cotidiana del barrio, “In the Heights” puede parecer tan escasa en términos dramáticos y tan exagerada como lo fue su material original. (La guionista, Quiara Alegría Hudes, también escribió el libro original del espectáculo). Pero, como expresión musical de una comunidad latina muy unida, un inspirado remolino de hip-hop, pop latino, salsa y otros lenguajes musicales, sus placeres son a menudo gloriosos, incluso transportadores. Convoca -y en su mayor parte mantiene- el tipo de energía visual y musical que podría ayudar a dar al cine el resurgimiento veraniego que ha estado esperando.

Corey Hawkins and Leslie Grace clasp hands in front of a bridge in the movie "In the Heights."
Corey Hawkins y Leslie Grace en “In the Heights”, una colección de historias entrelazadas que se desarrollan durante una ola de calor récord en Nueva York.
(Macall Polay / Warner Bros. Entertainment)

SumVerano es la palabra clave. Ambientada en una ola de calor que bate récords en Nueva York y que desemboca en un fatídico apagón el 4 de julio, “In the Heights” es, ante todo, una película que te devuelve la gratitud por los multicines con aire acondicionado. (Después de que se proyecte el 4 de junio en el Festival Internacional de Cine Latino de Los Ángeles y el 9 de junio en el Festival de Cine de Tribeca, la cinta estará disponible el 11 de junio en los cines y en HBO Max). Cuando vi la producción en gira en el Pantages hace 11 años, las altas temperaturas se evocaban principalmente a través de la puesta en escena, con una iluminación cálida, ropa de verano y alguna que otra letra sofocante: “Hace demasiado calor”, dice Usnavi mientras apila productos en la tienda de la esquina que mantiene este barrio del Alto Manhattan alimentado, informado y con cafeína.

La película, independientemente de lo que pierda al llevarla a la pantalla, tiene algunas ventajas atmosféricas evidentes. La cámara (manejada por la directora de fotografía Alice Brooks) puede pasear por los pasillos de la bodega, escudriñar los productos expuestos y cronometrar a todos los clientes que se acercan por un café con leché o un billete de lotería. Puede sumergirse bajo los chorros de agua entrecruzados de los hidrantes, bañando a una multitud agradecida en uno de los varios guiños a “Do the Right Thing”. Pero a diferencia de la evocación mucho más mordaz de un húmedo verano neoyorquino de Spike Lee, la pulcra “In the Heights” no se ve afectada por las malas vibraciones o los conflictos amargos, a pesar de cierta confusión romántica y de la angustia entre padres e hijos rápidamente resuelta.

Los problemas a los que se enfrentan sus personajes latinos multigeneracionales son innegablemente complicados y están profundamente arraigados: las presiones para avanzar y asimilarse; el aburguesamiento del barrio y la disminución de las oportunidades; la búsqueda aparentemente interminable de un lugar que pueda llamarse honestamente hogar. Pero esos problemas se afrontan notablemente aquí sin violencia ni rencor -una escena de una protesta por el DACA es lo más políticamente mordaz que se puede ver- y se resuelven, en la medida en que se puede, con un espíritu amigable y triunfador.

Si la Abuela Claudia es la encarnación más sabia de ese espíritu, Usnavi es su rostro más destacado. Le da vida con una mezcla irreductible de orgullo, entusiasmo, cansancio y determinación el estupendo actor Anthony Ramos, que ya interpretó el papel en el escenario y también apareció en las versiones de teatro y pantalla de ese fenómeno exponencialmente mayor de Lin-Manuel Miranda, “Hamilton”. (Miranda, que originó el papel de Usnavi en la producción de Off Broadway de “In the Heights”, tiene aquí un pequeño papel de encanto de la buena suerte como vendedor ambulante de paletas).

A party gets under way in "In the Heights."
Daphne Rubin-Vega, Stephanie Beatriz, Melissa Barrera, Olga Merediz, Gregory Díaz IV, Dascha Polanco y Jimmy Smits en la película “In the Heights”.
(Warner Bros. Pictures)

Usnavi -cuyo inusual nombre es un divertido y conmovedor subproducto del orgullo inmigrante de su difunto padre- disfruta de su papel como pilar de la comunidad y mentor de Sonny (Gregory Díaz IV), su primo adolescente de buen corazón y empleado. Pero Usnavi también anhela volver al hogar de su infancia en la República Dominicana y revivir el negocio familiar, uno de los muchos pequeños sueños que sus amigos y vecinos también luchan por mantener vivos. “In the Heights / Enciendo las luces y empiezo mi día / Hay peleas / Interminables deudas / Y facturas que pagar”, cantan en un sensacional número inicial que pasa rápidamente entre apartamentos abarrotados y escaleras antes de descender finalmente a un ballet callejero espléndidamente orquestado. (El diseñador de producción es Nelson Coates; el coreógrafo es Christopher Scott).

Ese número igualmente presenta a otros personajes importantes como Vanessa (una magnífica Melissa Barrera), una aspirante a diseñadora de moda que está buscando un apartamento en el centro de la ciudad. (También está buscando una relación con Usnavi, si él escuchara a sus amigos y se atreviera a invitarla a salir). La jefa de Vanessa, Daniela (la incontenible Daphne Rubin-Vega), se ha mudado de Heights y está trasladando su salón de belleza al Bronx. Ese salón es el escenario de “No Me Diga”, uno de los números más maduros del musical.

Lo mismo podría decirse de la empresa de taxis que dirige Kevin Rosario (Jimmy Smits), un negocio que sigue disminuyendo a medida que aumentan los gastos de matrícula de su hija Nina. El empleado estrella de Kevin, Benny (un encantador Corey Hawkins), es también el interés amoroso de Nina, y su vínculo romántico sirve como una especie de punto de apoyo emocional, equilibrando el creciente desencanto de Nina con la escuela frente a la obstinada insistencia de su padre en que siga adelante. ¿A qué lugar pertenece ella -o, en realidad, cualquier persona-? ¿Dejar la escuela es una especie de liberación, una traición o ambas cosas? Uno de los puntos más delicados de “In the Heights” es que cualquiera que haya considerado al barrio como su hogar, tendrá una respuesta diferente.

A pesar de lo alejado que puede estar un barrio de clase trabajadora de un Singapur ultrarrico, Chu se basó en elementos similares de conflicto generacional y confusión cultural en su anterior película, “Crazy Rich Asians”, y demostró un gran talento para exprimir esos temas en paquetes hábiles y agradables para el público. Esos mismos instintos se muestran aquí, al igual que las habilidades de dirección musical -el ojo para el color y el movimiento expresivo- que dieron a sus contribuciones a la franquicia de cintas de baile “Step Up” su propio impulso vibrante. Está especialmente atento a las mujeres del reparto, sobre todo a Barrera, que hace palpable la ambición de Vanessa en una interpretación de radiante inteligencia y agudeza. Otra actriz destacada es Merediz, que obtuvo una nominación al Tony por interpretar a la Abuela Claudia en Broadway, y que saluda con cariño el viaje de su personaje como inmigrante con la conmovedora y caleidoscópica “Patience and Faith”.

Leslie Grace and Corey Hawkins stand on a fire escape at sunset in the movie "In the Heights."
“In the Heights”, con Leslie Grace y Corey Hawkins, transmite el calor agobiante del verano, pero a diferencia de “Haz lo correcto”, no se ve afectada por conflictos amargos.
(Warner Bros. Pictures)

Eso significa que “ Patience and Faith “ y “In the Heights” podrían utilizar en ocasiones más de ambas cosas. Chu no evita del todo el estilo saltarín y de cobertura desde todos los ángulos que aflige a tantos musicales cinematográficos contemporáneos. Durante una vibrante secuencia en un club nocturno, en la que Usnavi y Vanessa dan vueltas uno en torno al otro, se podría desear un entorno visual más firme, que dejara bailar a los bailarines sin imponer su propio juego de pies. Sin embargo, se entiende el impulso que hay detrás: el deseo de que la cámara esté en todas partes y en todo momento, para captar la enorme alegría que hay en su alrededor.

Ese impulso da lugar a algunos montajes ingeniosos: un baile que desafía la gravedad junto a una escalera de incendios; una rutina de natación sincronizada para “96.000”; salpicaduras de animación que hacen explícita la deuda de este musical con la fantasía, así como con la realidad. Pero la secuencia más mágica no necesita adornos digitales. En ningún lugar los instintos de Chu dan más resultado que en “Carnaval del Barrio”, un exuberante número de fiesta de barrio que reúne a una comunidad asediada y convierte un momento de profundo dolor colectivo en su contrario. Uno quiere estar allí inmediatamente, y durante unos breves e indelebles momentos, lo está.

‘In the Heights’

Clasificada: PG-13 (Mayores de 13 años), por lenguaje y referencias sugestivas

Duración: 2 horas, 23 minutos

En cartelera: Comienza el 11 de junio en estreno general donde estén abiertos los cines y por medio de streaming en HBO Max.

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