Anuncio

En ‘As bestas’, Rodrigo Sorogoyen traslada las tensiones del ‘thriller’ a una zona rural de España

En el set de "As bestas", lanzada en Estados Unidos como "The Beasts".
(Greenwich Entertainment)
Share
1

En España y en otros países europeos, Rodrigo Soroyogen está lejos de ser un desconocido. Una de sus cintas recientes, “El Reino” (“The Realm”, 2018), se llevó siete Premios Goya, y la última que ha hecho, “As bestas” (“The Beasts”, 2022), recibió ni más ni menos que nueve, incluyendo los que corresponden a las categorías de Mejor Película, Mejor Director y Mejor Guión.

Esto ha sido suficiente para llamar la atención de los cinéfilos que habitan en diferentes regiones del mundo y que, en primer lugar, saben que los Goya son el equivalente español del Oscar. Y si hay que hablar de los Premios de la Academia, mucho más cercanos a los territorios estadounidenses que cubrimos, es necesario decir que el mismo Soroyogen fue nominado a ellos en la categoría de Mejor Cortometraje de Acción Real gracias a “Madre” (2017), un trabajo que adquirió carácter de largometraje para convertirse en la penúltima obra del director, estrenada en 2019.

Tras especializarse de algún modo en ‘thrillers’ urbanos con trasfondos políticos, Sorogoyen nos ofrece un relato que, sin separarse de los ámbitos del suspenso, traslada los trámites a un pueblo de Galicia con la finalidad de contar una historia inspirada en un crimen real.

En su versión cinematográfica, escrita por Soroyogen y su colaboradora habitual Isabel Peña, el relato nos presenta a Antoine (Denis Ménochet) y Olga (Marina Foïs), una pareja de franceses acomodados que vive desde hace algunos años en esta zona rural y que, a pesar de sus esfuerzos por ayudar a la comunidad local mediante la construcción de viviendas asequibles, se encuentra profundamente enemistada con sus vecinos.

Anuncio

Estos vecinos son los hermanos gallegos Xan (Luis Zahera) y Lorenzo (Diego Anido), quienes, entre otras cosas, muestran su resentimiento por la intervención de los inmigrantes que tienen al lado en un asunto comercial que pudo mejorar sustancialmente sus vidas, afectadas por la pobreza y la soledad. Como es de esperarse, las consecuencias de este conflicto no serán positivas, lo que no quiere decir que la cinta se encuentre libre de sorpresas.

Filmando con un lenguaje clásico que se distancia de lo que se había visto en “El Reino”, donde la cámara se movía mucho más, Sorogoyen recurre a elementos del ‘western’ para aprovechar la belleza de sus locaciones y desarrollar el sentido del suspenso. “As bestas” acaba de ser estrenada en Los Ángeles y otras ciudades estadounidenses bajo el nombre de “The Beasts”, y a raíz de ello, nos pusimos en contacto con el talentoso realizador, quien nos brindó una entrevista por Zoom desde su hogar en Madrid.

Rodrigo, “As bestas” muestra a la España rural y la belleza que esta tiene, pero está muy lejos de ser una postal turística. Curiosamente, se encontró en la recta final para definir qué cinta representaba a España en el Oscar al lado de “Alcarràs”, que es una gran película y que fue finalmente la elegida, pero que iba por un lado completamente distinto y finalmente celebratorio.

Qué aburrido sería que todos contáramos lo mismo. Me parece que las dos [películas] son muy válidas en su retrato de la vida rural. Me consta que puedes vivir una experiencia [positiva] como la de “Alcarràs”, y me consta también que puedes vivir una experiencia [negativa] parecida a la de “As bestas”. Una cosa no quita la otra. Lo nuestro partió de un hecho real que nos llevó a contar la historia en esa misma zona, en el lugar donde se produjeron estas circunstancias.

La pareja real de inmigrantes era holandesa, y en tu película, es francesa. ¿A qué se debió el cambio? Sé que estabas ya relacionado con Francia debido a tu anterior película, “Madre”, que se filmó por allá y que tenía personajes franceses.

Anuncio

Nosotros leímos una noticia que nos cautivó y nos aterró, y eso abría muchas posibilidades. ¿Cuánto nos debíamos acercar al hecho real? ¿Cuánto no? Pero lo que más nos interesó fue la historia de la mujer [que formaba parte de la pareja], Margo Pool, que en nuestra película se llama Olga. Era una mujer que se quedó en ese lugar donde no había nacido, donde le habían dicho que no querían que se quedara y donde había sufrido una tragedia. Esa fue realmente la fuente de inspiración.

Convertirlos [a ella y a su esposo] en franceses tuvo que ver con las cuestiones de las que tú has mencionado, pero también con el hecho de que no queríamos contar los hechos reales, sino inspirarnos en ellos para tener más libertad.

Yo le tengo mucho rechazo a los [documentales y series sobre] ‘true crimes’. Creo que a veces pasan un límite, aunque no me voy a poner en plan juicioso porque no tengo una opinión clara [sobre ellos]. Me parece que te llevan a disfrutar de tragedias que le suceden a personas que ni siquiera conoces. Nosotros tuvimos algo de pudor al contar la historia de esta señora que lo ha pasado tan, tan, tan mal, y por eso, no nos apetecía poner su nombre ni su nacionalidad [reales].

Esto es lo que puedes esperar de ‘The Meg 2’, ‘As Bestas’ y más películas nuevas en los cines

Ago. 3, 2023

Tuvimos una experiencia muy satisfactoria con el rodaje, la producción y el estreno de “Madre” en Francia, y además, que “Dios nos perdone” [una cinta suya de 2016] y “El Reino” funcionaron bien en las salas de allá. No nos equivocamos, porque a esta película le ha ido muy bien en ese país.

Pero la razón de más peso es que la relación entre Francia y España es muy rica, muy interesante y muy intensa. Nos venía muy bien en el guión esa idea que siempre ha habido en España sobre los aires de superioridad de los franceses.

Antoine es de algún modo un sujeto privilegiado, en oposición a los dos hermanos a los que termina enfrentado. Él mismo parece ser inicialmente un pan de Dios, pero poco a poco, a medida que va perdiendo la paciencia, comienza a mostrarse un tanto soberbio. Era importante para ti encontrar un balance entre los distintos personajes.

Anuncio

Odio los personajes que hacen todo bien y que son perfectos, que son simplemente héroes. Evidentemente, en nuestra película, si hubiera que elegir a héroes, estos serían Antoine y Olga. Pero crear héroes imperfectos que meten la pata, que pueden incluso en ciertos momentos ser desagradables o caer mal al espectador, es algo que me encanta, porque la vida es así. Me pasa lo mismo con los villanos o los antihéroes. Puede llegar un momento en que te rías y te parezca simpático el personaje que dos escenas antes se ha comportado como un verdadero hijo de p… Eso interpela al espectador de una manera más directa; no sabe qué pensar, no sabe qué sentir.

Nos resultó lógico describir a estos hermanos gallegos como personas que no han estudiado, pero que pueden llegar a tener de repente una astucia y un sentido del humor muy elevados. Y, del mismo modo, mostrar a los franceses [como dueños de] un sentido de la justicia y de la bondad, como personas instruidas y de buenas intenciones, pero con una cierta soberbia, con algo de engreimiento. Nos pareció que eso funcionaba muy bien, porque, además, era seguramente lo que pensaban estos gallegos sobre esa gente que, para ellos, los miraba por encima del hombro.

El director Rodrigo Sorogoyen durante el rodaje.
(Greenwich Entertainment)

Eso no impide que la cinta pueda causar desazón entre los gallegos. Lamentablemente, en Latinoamérica hay una larga tradición de chistes en los que se los usa para poner en duda sus capacidades intelectuales. ¿Cómo ha sido la reacción por ese lado?

Ya sabes que, en Twitter o en las redes sociales, diez personas parecen un billón. Todo el mundo es susceptible de ofenderse. Hoy en día, es la norma. Pero si una película no ofende a nadie, yo sospecharía de ella, la verdad. Nosotros podríamos haber hecho esto en Extremadura, en Cataluña, incluso en Madrid, y esos dos personajes hubieran tenido el mismo carácter.

En España no se siente que Galicia sea un sitio como el que describes. Siempre hay unos clichés, claro, pero no tienen que ver con esa zona, sino con la gente de campo en general. Evidentemente, esa no es mi opinión. De hecho, acabo de estar en un pueblo en Extremadura donde me dieron mil vueltas en conocimiento y en cultura. En nuestro caso, queríamos contar una historia, y para que esa historia funcionara, necesitábamos la dinámica que presentamos.

Anuncio

Nosotros siempre nos centramos en dos aspectos. El primero es que la historia sea verosímil. Y el segundo es que los personajes que presentamos sirvan para la historia, porque de otro modo, la historia no funciona.

Ha habido gallegos en las redes sociales que se han indignado, pero ha habido muchísimos otros gallegos que me han dicho que la película retrata realmentelo lo que es una aldea gallega, o al menos una de ellas, porque hay muchos tipos de aldeas gallegas.

Esta película está hablada básicamente en gallego y en francés. ¿Manejas las dos lenguas?

No domino el gallego, pero es relativamente fácil de entender para mucha gente de España. Yo hablo con un gallego y lo entiendo. El francés sí que lo domino. Pero vamos, para el mundo gallego nos hemos servido de los actores y de un par de ‘coaches’ y de productores gallegos que estuvieron presentes durante todo el rodaje. Intento siempre escoger actores en los que confío plenamente, y evidentemente, ellos estaban a favor de lo que queríamos contar en la película.

¿Fue un reto trabajar en estos idiomas cuando casi todas tus películas anteriores fueron casi completamente en español?

Anuncio

Cuando me lo preguntan y me pongo a pensar en ello, me doy cuenta de que sí fue un reto, pero la verdad es que no lo sentí de ese modo. Había que hablar en francés con los actores franceses, y eso podía ser más complicado, pero uno termina acostumbrándose. Hubo otros retos mucho más importantes, como los que implica realizar un rodaje en la montaña y tratar de mantener unido a un equipo en medio de unas condiciones que no son las más favorables. El clima es difícil, las temperaturas son más extremas y tienes además que contar una historia.

Pero lo que me fascina a mí del cine es que un día te despiertas y estás rodeado de 50 personas que se levantan a las seis de la mañana, trabajan hasta las seis de la tarde y se van a dormir agotados, pero que al día siguiente vuelven a hacer lo mismo… y todo para contar la historia que tú quieres contar. Me parece algo mágico. Solo puedes corresponderles con respeto, simpatía e ilusión, y tratando de ser el mejor director que puedas.

Visualmente, “As bestas” es distinta a tus otras películas. A excepción de “Madre”, que se desarrollaba en una zona de playa, todas han sido de lo más urbanas.

Me encanta experimentar con el lenguaje. No soy yo quien tiene que analizarlo, pero entiendo que hay cosas que me gustan más que otras. Me interesa que cada historia tenga un estilo concreto. Si tuviera un solo estilo y supiese ya cómo voy a rodar [antes de cada proyecto], me aburriría más y aprendería menos. Cuando me pregunto por qué me dedico a este oficio, que es a veces tan frustrante y tan duro, me respondo que se debe a que me divierte muchísimo y me permite aprender muchísimo.

Has dicho anteriormente que este filme se encuentra influenciado por westerns clásicos como “High Noon” (1952). ¿Ves entonces algunas películas en particular antes de cada rodaje?

Eso va cambiando. En este caso, decidí no revisar casi nada. Pero las referencias están en nosotros sin que nos demos cuenta. Ahora tengo otro proyecto para el que estoy mirando más, quizás porque me siento más perdido. De todos modos, antes de empezar “As bestas”, sabía que quería hacer algo muy clásico, rodar desde un punto de vista externo, con soporte, con ‘travelling’, sin utilizar la cámara en mano y sin lentes muy abiertos. Empecé a planificar [la puesta en escena] sobre esa base.

Anuncio

Esto es lo que pasó en el encuentro especial con Pedro Almodóvar

Ene. 11, 2020

En la primera parte de la película, el protagonista es Antoine, y en la segunda, todo el peso se traslada a Olga. ¿Qué tan importante es para ti contar con una colaboradora de guión? Porque hay grandes directores de cine que no logran desarrollar bien a sus personajes femeninos.

No considero que yo tenga que ver más con la primera mitad de la película que Isabel, y no considero que Isabel tenga que ver más con la segunda que yo. No creo, y no quiero creer, que un hombre escriba peores personajes femeninos y que, por lo tanto, una mujer escriba peores personajes masculinos. Y mi experiencia lo confirma.

Isabel y yo vamos al 50 por ciento [en el guión]. Ella ha sido vital en escenas de dos hombres, donde ha visto cosas que yo no he visto, y quiero pensar que yo he sido igualmente vital en escenas femeninas.

Cuando dices que van a medias en la escritura, ¿a qué te refieres?

Ella y yo trabajamos durante mucho tiempo sin escribir una sola línea, pero hablando mucho, apuntando todo para que no se nos olvide, lanzando preguntas y participando en discusiones que no acaban hasta que uno de los dos convence al otro. Luego, a la hora de escribir las 120 o las 90 páginas del guión, las dividimos. Ella escribe la mitad y yo escribo la otra. Pero no se producen sorpresas, porque todo ha sido ya pactado.

Anuncio