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Gracias a Trump, crece la actitud negativa de los estadounidenses sobre China

Una bandera china ondea frente a la Puerta de Tiananmen, en Beijing.
(Tomohiro Ohsumi / Bloomberg )
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Después de un año de aranceles guiados por la Ley del Talión y la retórica belicosa del presidente Trump, la opinión pública estadounidense acerca de China se ha vuelto muy negativa, y muchas más personas ahora ven al país asiático como la mayor amenaza para el futuro de Estados Unidos.

Una nueva encuesta realizada por el Pew Research Center y publicada el martes detectó que el 60% de los estadounidenses tienen una visión desfavorable de China -frente al 47% registrado el año pasado-, el nivel más alto desde que Pew comenzó con el sondeo, en 2005. El fuerte aumento es evidente entre los republicanos y demócratas por igual. Un sondeo de Gallup efectuado a principios de este año mostró una disminución similar en los buenos sentimientos estadounidenses hacia China.

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Este endurecimiento de la opinión pública refleja una mayor fricción entre las dos naciones, particularmente enfocada en el comercio, y podría hacer de China -y el enfoque de Trump al respecto- un problema en la campaña electoral de 2020. Muchos han cuestionado las tácticas del mandatario para imponer aranceles en el último año.

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Durante su postulación a la presidencia en 2016, Trump atacó con frecuencia a China en referencia al comercio, un mensaje que resonó entre los trabajadores manuales y que podría tener un atractivo más amplio en 2020.

Lo que comenzó hace dos años como un esfuerzo por parte del presidente Trump para obtener mejores términos de China en los aspectos básicos del comercio exterior, ahora amenaza con convertirse en una confrontación mucho más amplia y siniestra.

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“Él puede sacar provecho de eso”, explicó Laura Silver, investigadora principal de Pew y autora del informe de la encuesta. Sorprendentemente, el sondeo detectó que tantos estadounidenses consideran que China es la mayor amenaza para Estados Unidos como aquellos que clasifican a Rusia como su principal rival.

Sin embargo, a pesar de que muchos más estadounidenses piensan pobremente de China -y el manejo de las protestas en Hong Kong por parte de Beijing ciertamente no colabora-, eso no significa que haya un apoyo cada vez mayor para la estrategia o las tácticas comerciales de Trump.

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Una encuesta anterior de Pew mostró que, para la mayoría de los estadounidenses consultados, el aumento de los aranceles era una cuestión más negativa que beneficiosa para EE.UU, y la medida de Trump de principios de este mes para acumular más gravámenes a China podría ser contraproducente. Poniendo fin a un alto al fuego de corta duración, el primer mandatario anunció un nuevo impuesto punitivo del 10% sobre productos chinos por un valor de $300 mil millones, que entrará en vigencia el 1º de septiembre. Eso sería además del 25% de los gravámenes ya impuestos sobre otras importaciones procedentes de China -valuadas en $250 mil millones-, y los consumidores estadounidenses lo sentirán más directamente, ya que las nuevas tasas afectarían a muchos más productos domésticos, como ropa, teléfonos celulares y computadoras.

Pero el martes por la mañana, el principal funcionario comercial de Trump anunció abruptamente que muchos de esos cánones se retrasarían hasta el 15 de diciembre, en un reconocimiento del daño que podrían causar a los compradores estadounidenses.

El presidente también etiquetó oficialmente a China como “manipuladora de divisas” la semana pasada, después de que Beijing permitió que su yuan cayera en valor, llegando a siete yuanes por dólar por primera vez desde 2008. Los analistas no creen que China haya intervenido en su moneda para obtener una ventaja injusta en el comercio, pero la amenaza de guerras monetarias -y el movimiento de represalia de Beijing para suspender las compras agrícolas de EE.UU después de las nuevas tasas de Trump- afectó los mercados financieros e intensificó los temores de una desaceleración económica mundial.

La opinión pública de EE.UU sobre China ha vacilado a lo largo de los años, pero sólo una vez en los últimos 14 años de las encuestas de Pew sobre el tema (en 2008) más estadounidenses tuvieron una opinión positiva de China que negativa.

Tanto en 2017 como en 2018, el 47% de los encuestados expresaron una visión desfavorable de China; el 44% y el 38%, respectivamente, informaron opiniones favorables.

Pero cuando se realizó el último sondeo, en mayo y junio de este año, la calificación desfavorable saltó al 60%, y apenas un 26% positivo (el resto de 1.503 encuestados respondieron que no sabían o se negaron a contestar).

Como ha ocurrido antes, los republicanos eran más propensos que los demócratas a una visión negativa sobre China. Pero la magnitud de la disminución fue similar y coincide con la escalada de la lucha comercial de Trump con ese país en el último año, que explicitó las frecuentes quejas del mandatario y sus funcionarios acerca del gran superávit comercial de China, el robo de propiedad intelectual y otras prácticas económicas injustas en esa nación.

La imagen pública de China también se vio afectada por los informes sobre el comportamiento agresivo de Beijing en el Mar del Sur de China, el trato severo a los disidentes y las minorías en el país, y las acusaciones de que el gigante chino de telecomunicaciones Huawei representa una seria amenaza para la seguridad nacional de EE.UU.

Además, existe un respaldo bipartidista en el Congreso y en otros ámbitos para tomar medidas más duras contra Beijing, ya que los límites de una política de compromiso más amigable hacia el gobierno chino se han hecho evidentes.

“Lo que vemos es Trump y la mayoría de los candidatos demócratas que se hacen eco de ese amplio apoyo”, consideró Patrick Egan, un experto en opinión pública y política estadounidense en la Universidad de Nueva York. Si las actitudes públicas hacia China se han vuelto agrias, explicó, se debe en parte a lo que se llama “flujos de información unilaterales”. “Trump ha sido muy crítico con China y realmente no hubo ninguna voz demócrata que lo haya contrarrestado”, prosiguió el experto. “Lo han desafiado sobre lo que hace y cómo lo hace, pero en realidad no han estado en desacuerdo con la afirmación fundamental que él sostiene: que China ha sido un jugador injusto en el espacio económico global”.

Egan y otros analistas predicen que Trump hará del comercio con China un tema principal de la campaña 2020, y lo usará contra cualquier demócrata en particular que parezca dudar sobre castigar a Beijing con fuerza. Pero afirman que no está claro si el presidente podrá usar las crecientes preocupaciones de la opinión pública sobre China en su beneficio.

Algunos candidatos demócratas, incluida la senadora Elizabeth Warren, de Massachusetts, propusieron políticas comerciales aún más restrictivas, y muchos otros han apuntado a Trump por abordar el problema de China de una manera casual, poniendo en peligro la economía y al electorado de EE.UU que depende de las importaciones chinas, particularmente los agricultores en el medio oeste.

“Todo será sobre qué es una estrategia efectiva”, consideró William Reinsch, asesor principal del Center for Strategic and International Studies, en Washington. “Lo principal es su fracaso para construir una coalición. Siempre es mejor tratar con China con mucha gente, que por cuenta propia”.

Para el encuestador republicano Whit Ayres, el comercio y los acuerdos comerciales fueron factores importantes para los votantes que pasaron de respaldar al presidente Obama en 2012 a Trump en 2016, especialmente en la franja superior del medio oeste. “Ciertamente ha elevado la importancia del tema”, consideró Ayres sobre China. “El tiempo dirá si los estadounidenses apoyan las soluciones que él propone”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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