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Celebran en México la 39 Marcha del Orgullo lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual

Allá en la otra glorieta, a un kilómetro, miles de arcoíris y gays y lesbianas, al pie del Ángel de la Independencia, hombre o mujer o quimera inmóvil allá arriba con sus alas, hay una cuenta regresiva, cinco, cuatro, tres, dos... seguida de una explosión de humo rojo y eso ha sido el inicio de la 39 Marcha del Orgullo lésbico, gay, bisexual, transexual, transgénero, travesti e intersexual.

De tan grande que es la lista caben heterosexuales, anarquistas, embajadores, grupos religiosos, empleados de empresas trasnacionales que no exigen sus derechos, sino corean las siglas: "Dame una a, dame una t, dame otra t... ¿qué dice? ¡éi, ti an ti!".

"Llegó el día de celebrar con orgullo, libertad y respeto quiénes somos desde el corazón", grita la reina del carnaval, la actriz Maité Perroni, opacada por ángeles semidesnudos, mujeres maravillas, cavernícolas heterosexuales, opacada por esta marcha que exige sus derechos a golpes de maquillaje, a punta de taconazos varoniles, gritos y pancartas.

"Desde el cielo salió el arco iris, desde el cielo salió el arco iris, vamos a la marcha, vamos a la marcha vamos a jotear".

Bailan, se insultan a sí mismas, pero en broma, se exhiben al cielo por donde vuela un dron y el dron parece un dios que mira y graba lo prohibido de ser así, homosexuales, gays, trans, a la luz del sol. "I am discretely gay", resume una playera rosa, muy rosa, mexicano.

En la vanguardia van embajadores. La estadounidense Roberta Jacobson en primera línea, con una bandera de su país y otra gay en su playera. "Me siento muy orgullosa de estar aquí, porque los defensores de derechos humanos todavía enfrentan retos y tenemos que apoyar", dice.

Hay tres módulos de la Consejería Jurídica local para tramitar un acta con una nueva identidad de género, hay globos metálicos, condones sobre el pavimento, vendedores de cervezas, y chicos con colas de conejos, un grupo de estudiantes de la prepa 3 jovencísimos gritando: "Papá, respeta, me gusta la corneta".

"Mis papás me dijeron que si quería venir que viniera, pero que nada más no hiciera caso de los comentarios negativos", dice Karla, 17 años, que ahora tiene que meterse otro trago de cerveza y ponerse oídos sordos cuando cruza frente al Bloque Feminista y de la Disidencia Sexogenérica.

Es el sector radical que se opone a que el sector lésbico gay sea visto como un nicho de mercado. "Soy homosexual, no un sector del mercado", dice chico en una cartulina. Lleva un pañuelo en la cabeza y en la playera el manifiesto de Pedro Lemebel: "Hablo por mi diferencia, defiendo lo que soy", que recita al contingente de Pemex que va pasando.

"¡Pemex salió de clóset!", gritan. Ahora nada más falta que Pemex salga de la quiebra.

La marcha cruza del Ángel al Zócalo. Parece todo colorido y alegría, pero ahí están Sharon y Fabiola cuidando de no caerse de los tacones, mostrando una manta vieja: "Alto a los crímenes trans".

Cuerpos robustos, voz de hilo: "A una amiga que mataron allá en Tlalpan, Alexa, la mataron en el hotel, la ahorcaron y nunca agarraron al asesino, y a otra conocida de Puente de Alvarado, Paola, agarraron al asesino y la soltaron".

Dice Sharon que ella misma, prostituta por Tacubaya, se peleó con un policía que quería regentearla. "Me echaron seis años por intento de homicidio. Tengo 10 años viniendo a la marcha, al principio venía por gusto, pero creo que cada vez hay más motivos para venir".

Con lo que somos y por lo que somos, Apoyemos #orgullogay2017 #EsdeMañana @adn40mx

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Pero sin dramas, compañeros. Que aquí viene la alegría. Los del Tec de Monterrey, los del Poli con su Burricornio Power, viene Ramón, un comerciante de Iztapalapa, nada más con una tanga. No dejan de pedirle fotos, y él le da el culo al Palacio Nacional, sonríe y dice. "Tenía diez viendo la marcha en la tele y nunca, hasta que ahora me dije: 'si voy y voy a pasar desapercibido, para qué voy".

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