Cuando la propiedad de automóviles disminuya, este estacionamiento estará listo para cobrar nueva vida
Uno de los desarrolladores de departamentos más grande del país está trabajando en planes para un amplio complejo residencial en el centro de Los Ángeles, que incluye lo que parece ser un estacionamiento común.
En él habrá numerosas filas de puestos alineados en la planta baja, y dos pisos subterráneos para albergar cerca de 1,000 automóviles de inquilinos y visitantes al moderno Distrito de las Artes, donde hallar estacionamiento es una misión implacablemente difícil.
Pero cuando esté terminado, en unos cuatro años, el amplio garaje será uno de los primeros de su tipo en L.A.: está diseñado para, eventualmente, cumplir otros fines.
AvalonBay Communities Inc. ha planeado que el garaje funcione como tal en un momento en que los servicios de viajes compartidos, como Uber, y los taxis sin conductor disminuyan la propiedad de automóviles hasta que las plazas de estacionamiento se vuelvan prescindibles. Eso podría significar que sus pisos nivelados -en lugar de inclinados, lo más común en los estacionamientos- podrían convertirse alguna vez en tiendas, un gimnasio y un cine.
“Nuestro mundo cambiará radicalmente y estaremos vivos para verlo. No ocurrirá para una generación próxima, sucederá en 10 años”, aseguró el arquitecto Andy Cohen, de Los Ángeles, quien no está involucrado con el proyecto pero creó una presentación que entrega a sus clientes acerca de las implicaciones arquitectónicas de la revolución del transporte.
AvalonBay no es el único promotor inmobiliario que ha adherido a la idea. Rick Caruso, propietario de The Grove y otros centros comerciales de alta gama, está trabajando con Google en preparación para la llegada de los vehículos autónomos y se reconoce ansioso por convertir los espacios de estacionamiento en restaurantes, tiendas y departamentos.
La estrategia refleja el consenso entre algunos desarrolladores y planificadores que sostienen que la reconocida cultura automovilística de California inevitablemente se quedará sin gasolina -así de inconcebible como puede sonar para muchos adultos que han pasado décadas detrás del volante-.
Cohen, copresidente ejecutivo del estudio Gensler de arquitectura, predice que la propiedad de automóviles alcanzará su pico alrededor de 2020 y luego empezará a declinar, a medida que más estadounidenses confíen en algún tipo de viaje compartido más que en sus propios vehículos, cerca de 2025.
Ello significa que los coches gradualmente desaparecerían de los garajes de viviendas, de las aceras y las estructuras de estacionamiento, lo cual liberaría cuantiosos acres de bienes raíces para nuevos usos.
“Uno de los grandes cambios de los próximos 20 años será la reurbanización de los estacionamientos”, aseguró Christopher Leinberger, presidente del Centro de Análisis Urbanístico y de Bienes Raíces de la Universidad George Washington.
Hay mucho para trabajar: en este país de casi 326 millones de personas, existen cerca de 500 millones de plazas de estacionamiento, según Gensler. La infraestructura de aparcamiento cubre un área estimada de 3,590 millas cuadradas, un área mayor que las de Delaware y Rhode Island combinadas.
El público ya está fascinado con la carrera para perfeccionar los vehículos autónomos, que podría liberar espacio de garaje incluso si la mayoría de los estadounidenses fuesen propietarios de uno de estos nuevos automóviles de alta tecnología.
Un coche podría dejar a una pareja en la puerta de su edificio y luego trasladarse hacia un garaje no entorpecido por humanos, en un entorno en el cual los vehículos podrían delicadamente estacionarse a sí mismos, a pulgadas de distancia. La cantidad total de espacio necesario para maniobrar y estacionar un automóvil caería a más de la mitad, expresó Leinberger, quien sin embargo espera que los vehículos autónomos se conviertan en mercancías de uso, no en posesiones.
La gente los llamará solo cuando los necesite, por lo cual la tasa de propiedad de automóviles podría caer drásticamente, predijo. “Los coches van a vagar por la ciudad las 24 horas, los siete días de la semana, por lo cual no será necesario poseer uno”, expuso Leinberger. “Uno podría alquilarlo cuando lo necesite”.
Sin embargo, cómo lucirán y funcionarán las ciudades si menos personas poseen vehículos es difícil de decir hoy en día. De todas maneras, lo mejor que pueden hacer los desarrolladores de bienes raíces es tomar precauciones.
La propietaria residencial AvalonBay ha ampliado en número de estaciones de carga de autos eléctricos en los complejos de apartamentos que está construyendo en West Hollywood y Hollywood, y comenzó a construir notables puntos de ascenso y descenso de pasajeros para viajes compartidos.
Pero la firma tiene ideas mucho más drásticas para el complejo de departamentos, de 475 unidades, proyectado para el centro de L.A. La compañía con sede en Virginia, que maneja cerca de 84,000 departamentos en 10 estados, ya comenzó a planear un futuro con menos vehículos, y autónomos. “Estamos empezando a hacer esto como empresa, a nivel nacional”, afirmó Mark Janda, vicepresidente sénior de desarrollo.
Los conceptos preliminares para el proyecto del Distrito de las Artes, cuya construcción comenzará en 2019, suponen que la demanda de estacionamiento bajará en los años subsiguientes. Los pisos de los garajes son típicamente inclinados para eliminar la necesidad de rampas, pero AvalonBay los construirá planos, de modo que puedan reutilizarse fácilmente cuando baje la demanda de plazas de estacionamiento. En ese sentido, Janda prevé que partes de los dos niveles del estacionamiento subterráneo puedan convertirse en un gimnasio, un cine y, quizás, áreas con otros usos recreativos, cuando los vehículos se estacionen de forma autónoma en espacios más estrechos.
El primer piso podría reconfigurarse para crear más tiendas y restaurantes, y permitir un constante flujo de ascenso y descenso de pasajeros. “Lo hemos diseñado así para que, en el futuro, si la demanda de estacionamiento disminuye drásticamente, tenemos la flexibilidad de solicitar a las autoridades locales permisos adicionales para cambiar el uso del estacionamiento a lo que sea”, detalló Janda.
En tanto, Cohen, el arquitecto de L.A., aconseja que los garajes que se planeen a partir de ahora posean techos más altos de lo normal -de hasta 13 pies-, para poder reconvertirse a otros usos en el futuro, como por ejemplo oficinas. También sugirió colocar elevadores y escaleras en el medio, tal como sucede en los edificios de empresas, e instalar paneles en techos y pisos, para crear futuros patios de luces.
El diseño exterior tampoco puede quedar librado al azar, advirtió el especialista. Si el garaje se encuentra en planta baja y posee oficinas en los pisos superiores, debe lucir como el resto del edificio, para que puedan agregarse ventanas después de la conversión.
Más allá de las sugerencias, no es de esperar que los desarrolladores comiencen hoy en día a construir proyectos sin estacionamientos, advirtió Janda. “La gente de California todavía necesita de sus autos y espera poder aparcarlos”, dijo.
En ese sentido, a pesar de lo que algunos consideran como una inevitable revolución del transporte, muchos constructores son reacios a pagar por esa flexibilidad hasta que los cambios en los hábitos de conducción sean más evidentes, resaltó Justin Thompson, abogado de bienes raíces de Los Ángeles, quien trabaja para Nixon Peabody.
“Muchos desarrolladores pueden pensar: ‘Bueno, este tema estará pendiente por un buen tiempo’”, remarcó Thompson, “pero los desarrolladores progresivos lo tendrán en cuenta”.
Caruso, el magnate de los centros comerciales, se cuenta entre los más progresistas; está comprometido a invertir millones de dólares en preparación para los autos sin conductor y ya está trabajando con una división de Google, llamada Intersection, para mejorar la llegada y partida en sus desarrollos de alto nivel.
Intersection desarrolla tecnología que integra luces, sensores, reconocimiento de licencias y aplicaciones telefónicas que podrán mejorar radicalmente la experiencia, detalló Caruso. Cuando el conserje sabe que uno está a punto de llegar, podría preparar una taza de café al gusto exacto del cliente para entregársela apenas éste descienda del vehículo. El objetivo, remarcó, es hacer que ir y volver de un centro comercial sea lo más sencillo posible.
Caruso ya ha experimentado los cambios realizados por Silicon Valley. The Grove, en el distrito Fairfax de L.A., es uno de los destinos de Uber más visitados de la ciudad, señaló el magnate; miles de personas llegan y salen de allí todos los días, desde el punto designado para tal fin dentro del centro comercial.
La popularidad de los viajes compartidos lo ha convencido de que ocurrirán mayores cambios en los hábitos de conducción a medida que los coches autónomos ganen una cuota del mercado. El gran empresario espera comenzar a reconvertir sus garajes a otros usos entre 2025 y 2030.
Los estacionamientos a nivel del piso en centros comerciales subterráneos, como el Promenade en Westlake y The Commons, en Calabasas, podrían transformarse en complejos verdes y de uso mixto, con departamentos, oficinas y más tiendas y restaurantes. Los grandes garajes de The Grove y Americana at Brand, en Glendale, podrían incorporar tiendas de comestibles y otros negocios en las plantas bajas. “En los pisos superiores se vuelve más complicado”, reconoció Caruso. Los garajes altísimos “pueden quedar obsoletos y tendrán que demolerse y reemplazarse por nuevas construcciones”.
Si bien la perspectiva de cambios drásticos en el transporte de la gente estimula a desarrolladores como Caruso, el largo período de transición esperado despierta cierto temor en la directora general del Departamento de Transporte de Los Ángeles, Seleta Reynolds.
“Creo que será muy caótico”, afirmó la funcionaria. La caída en los precios del estacionamiento y de las multas podrían reducir una gran parte de los fondos públicos y los ingresos de los propietarios, estimó. Además, el período en que “un vehículo se autoconduce hasta que un ser humano intervenga posiblemente sea lo peor, pero tendremos que apañarnos con ello”.
Otros desafíos y mejoras técnicas parecen estar resueltas, agregó Reynolds. Si los coches saben dónde van, ¿las calles seguirán necesitando bordillos? Quizás algunas vías podrían “cerrarse” luego de la hora punta y emplearse para recreación. “Deberíamos enfocarnos en tener vecindarios más fuertes y en una mejor cohesión social”, expuso la funcionaria. “Ésa es la mejor promesa de la autonomía de los vehículos, si logramos hacerlo bien”.
Caruso, por su parte, rechaza a los escépticos que dicen que los angelinos jamás dejarán de conducir sus propios vehículos y que los viajes compartidos son solo una fantasía efímera. “No se trata de un momento fugaz, algo pasajero”, alertó. “Esto cambiará el tránsito en L.A. de forma muy positiva”.
Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.
Traducción: Valeria Agis