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Libran sismo en quirófanos

Ellos no se conocen pero Gabriela Leticia Pérez, de 9 años, y Melitón Méndez, de 78 años, tienen algo en común: ambos eran operados a corazón abierto a las 13:14 horas del 19 de septiembre.

Carlos Riera Kinkel, jefe de Cirugía Cardiaca Infantil del Hospital de Cardiología del Centro Médico Nacional Siglo XXI, y su equipo, llevaban poco más de 4 horas en un cuarto piso, operando a Gabi cuando sintieron el temblor.

El cardiólogo del IMSS pidió a su equipo médico evacuar el quirófano y que él se quedaría para resguardar a la niña. Pero nadie los abandonó.

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“En ese momento, el paciente depende por completo de ti y es su momento más vulnerable, porque esta· totalmente dormido mientras estamos trabajando en una cirugía de corazón abierto”, dice Riera.

“Uno de mis ayudantes estaba sosteniendo a la paciente para que no se cayera de la mesa quirúrgica porque el movimiento era muy brusco y muy intenso. Ya hemos vivido varios sismos aquí pero, sin duda, este fue el más fuerte”

Doce días antes, Gabi, quien sufre un mal congénito, ya había experimentado en su natal Cacahoatán, Chiapas, el terremoto de magnitud 8.2.

Aunque su vivienda no sufrió daños, ella recuerda que se asustó mucho.

“Se movía la casa, fuerte. Tenía miedo, pensaba que se iba a caer”, comparte la niña que ahora se recupera con Éxito.

Victoria DalÌ García Rodríguez, mamá· de Gabi, recuerda que estaba en la sala de espera cuando le pidieron evacuar el hospital por el sismo del 19 de septiembre. En ese entonces, dijo, su temor era que los médicos dejaran sola a su hija.

“Le doy gracias a Dios y a los doctores porque nunca me la dejaron sola. Gracias ellos y a Dios mi niña esta· recuperándose”, señala.

‘Fue mi héroe’

A las 13:14 horas, en otro quirófano, don Melitón era intervenido para cambiar una válvula que tiene en el corazón. La operación estaba a cargo del cardiólogo Sergio Rafael Claire Guzmán, quien se quedó con el paciente para no interrumpir el procedimiento.

“Se cubrió el campo operatorio para evitar que cayera algo del techo. Siempre pasa por la mente que se puede caer (el hospital) por la magnitud del sismo, pero es un gozo muy personal el ver que hacemos feliz al paciente y a otros integrantes de la familia”, expone el especialista.

El paciente estuvo inconsciente en el sismo pero cuando se recuperaba en terapia intensiva, descubrió que había temblado mientras era operado.

“Mi nieto Carlos Antonio me vino a ver. Empezó a llorar porque se asustó mucho, y luego mi hijo José Luis me lo confirmó. Lloramos juntos”, relata.

“Me di cuenta que el doctor se quedó conmigo a acabarme de coser. Fue mi héroe porque aquí estoy”.

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