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Betilde Muñoz-Pogossian, la mujer que aboga por la inclusión en las Américas

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EFE

Politóloga de profesión, venezolana de nacimiento y ahora directora del Departamento de Inclusión Social de la Organización de Estados Americanos (OEA), Betilde Muñoz-Pogossian pide combatir los estereotipos de “princesas” con el que crecen muchas niñas e incentivarlas a que se proyecten como “presidentas”.

“No queremos princesas, queremos presidentas”, declaró en una entrevista con Efe Muñoz-Pogossian, quien se identifica en las redes sociales como Betica y se ha convertido en una voz que aboga por mayores espacios para las mujeres no solo en su profesión sino también en los distintos ámbitos de las Américas.

“Yo entiendo que existe esta onda de ‘son muy lindas las cenicientas’, que a las niñas desde pequeñas se les muestran las películas y quieren las muñecas. Está bien, pero no es lo que queremos para ellas. Tenemos que elevar la barra sobre las expectativas que queremos de su desempeño y de sus contribuciones a la sociedad”, defendió.

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A cargo del Departamento de Inclusión Social, adscrito a la Secretaría de Acceso a Derechos y Equidad, Muñoz-Pogossian exhibe una carrera en el organismo interamericano que comenzó como pasante y la ha llevado a distintos cargos, mientras en lo personal ha coliderado iniciativas como la red de politólogas #NoSinMujeres.

Es por ello que ve “el vaso medio lleno” en lo relativo a la igualdad de género, ya que si bien las mujeres han logrado “igualdad ante la ley” con normas contra la discriminación, acceso a la educación formal y derechos políticos reconocidos, aún “persisten muchos espacios de desigualdad”.

“Persisten brechas de desigualdad, por ejemplo, en cosas tan básicas como el tiempo que dedican las mujeres y los hombres al espacio privado”, dijo.

“Las mujeres ocupan entre el 15 y 30 % más del tiempo, de su tiempo, en el cuidado de los mayores, en el cuidado de los niños, de las personas con discapacidad, lo que les resta la oportunidad de insertarse en los ámbitos públicos, bien sea políticos y sociales”, sentenció.

Y ya dando un vistazo a Latinoamérica y el Caribe, apuntó que es “la segunda región del mundo con mayor representación de mujeres en los parlamentos”, pero admitió que todavía hay cierta distancia para lograr “esta necesaria paridad entre hombres y mujeres, 50 y 50 en la representación en el ámbito público”.

En específico se refirió a la necesidad de incrementar la presencia femenina en ámbitos como los concejos municipales y las alcaldías, como los espacios en los que se considera que “las mujeres tienen muchos más temas y más agendas donde incidir”.

“Sin embargo, en la actualidad solo tenemos alrededor de 12 % de alcaldesas mujeres y muy poca representación, alrededor del 20 % de mujeres, en los concejos municipales”, mencionó.

Un hecho que le ratifica en su apreciación sobre la igualdad entre hombres y mujeres: “Podemos verlo como un vaso medio lleno: ha habido avances, pero persisten desigualdades que colectivamente tenemos que seguir trabajando”.

Confió, sin embargo, en que no deban pasar 100 años, como proyectó el World Economic Forum, para que haya una igualdad real entre hombres y mujeres.

“Tenemos que todos activamente contribuir a que esta brecha de desigualdad se vaya cerrando y ojalá más pronto que tarde”, señaló.

En tal sentido, resaltó que las “medidas de acción afirmativa, como las cuotas o la paridad han probado ya ser un mecanismo eficiente para garantizar la entrada de mujeres en puestos de trabajo, en puestos políticos”.

De igual forma, defendió que se visibilicen los espacios en los que están las mujeres y, a manera de ejemplo, planteó acciones como la paridad en los paneles organizados en organismos como la OEA y que se construya una institucionalidad por país para monitorear la igualdad de género.

“Esto no es una agenda solamente de mujeres, esta es una agenda de mujeres y de hombres, de todos en la sociedad”, puntualizó.

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