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El qué y porque desde Washington: Escoja usted ‘Filibuster’, o democracia

La estrategia de los demócratas para iniciar un debate en el Senado sobre el derecho al voto empieza
La estrategia de los demócratas para iniciar un debate en el Senado sobre el derecho al voto empieza a decaer después de que los senadores Sinema y Manchin reiteraron su oposición a cambiar la regla del filibusterismo.
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El legendario senador Bob Dole, que de 1985 a 1996 fue líder republicano del senado, tenía uno de los más refinados sentidos del humor en la Capital estadounidense, y a el le gustaba decir:

… “Mientras haya solamente tres o cuatro senadores en el pleno de la cámara, el país está en buenas manos. Pero cuando el pleno de la camara se llena con 50 o 60 senadores, entonces si hay que preocuparse”.

Desde que Dole dejó la política, al inicio del siglo 21, Washington DC empezó a cambiar y ese cambio creció a ser un enorme problema. En pocos años, los debates civilizados y lo que aquí llaman el bipartidismo desapareció. Pocos se dan cuenta que las diferencias ideológicas y de partido que naturalmente existen hoy entre los miembros del congreso rebasan las líneas del desacuerdo político. Hoy lo que hay, entre muchos senadores y representantes, es odio abierto hacia sus opositores y cuando digo, “odio abierto” estoy midiendo lo que digo.

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¿Porqué cree usted que es tan difícil que el congreso legisle?

Y ahora en este ambiente de abierta división surge un debate muy importante: ¿si debemos quitar de la práctica legislativa del senado un mal hábito adquirido hace 181 años?

Me refiero al llamado “Filibuster”, que a pesar de que viene de un vocablo latino, no tiene directa traducción al español. Por eso para identificarlo decimos que son “tácticas dilatorias” y vea usted la belleza del idioma… ese término nos explica claramente lo que es un “Filibuster”.

¿QUE ES?

Es básicamente el secuestro del debate parlamentario. Es una maniobra obstruccionista que toma la forma de un largo discurso sin fin, pronunciado por un solo senador, que solamente puede ser detenido con el voto y el acuerdo de 60 Senadores del total de 100 que hay en la Unión. Cuando no hay esos 60 votos, la legislación muere.

El senador que secuestra su camara con un Filibuster y se niega a callar, o quiere evitar que se apruebe un proyecto de ley, o quiere llamar la atención sobre una discusión que otros miembros del Senado quieren mantener en secreto. Otras veces, el Filibuster sirve para agregar revisiones a un proyecto de ley que ya está programado para votación directa.

El Filibuster es también la acción más agresiva que puede tomar un miembro del Senado de los Estados Unidos, porque impide el proceso legislativo y la negociación que naturalmente debe ocurrir en la camara a la que apodan “La gran institución del debate”.

El Filibuster fue una rareza, pero ahora se invoca de forma rutinaria. En los últimos meses, los republicanos lo han usado para bloquear los proyectos de ley de derecho al voto. Para que usted tenga una idea, entre 1969 y 1970 hubo seis votos para superar el obstruccionismo; en la sesión legislativa de 2019-2020 hubo 298 votos de ese tipo.

Esto se ha deformado tanto que bajo las reglas actuales, los senadores no necesitan ni siquiera hablar para entorpecer el trabajo; simplemente necesitan registrar su objeción para iniciar una maniobra obstruccionista como esta haciendo el senador Joe Manchin(D-WV) hoy.

La palabra en sí, como muchas palabras del inglés contemporáneo proviene de más de un idioma. Filibuster proviene del español, holandés y francés y está más estrechamente relacionado con la palabra española filibustero, que tiene como equivalente en inglés “Freebooter”.

Un filibustero era un pirata. Hoy en el Senado de los Estados Unidos, alguien que por la fuerza obstruye el proceso de debate y de legislación está más que nada robándose el proceso de fabricar leyes. El Filibuster tiene otro defecto, nunca se puede predecir el resultado final.

El término se utilizó por primera vez en Estados Unidos en el siglo XIX. Y si usted lo busca en la Constitución de Estados Unidos… No lo va a encontrar.

Los largos discursos para estorbar y desviar la acción legislativa son parte de la historia de muchos países a lo largo de la historia. Los senadores de la antigua Roma pronunciaban discursos largos para aburrir a los demás y con eso desviar los procesos. Siglos después los legisladores estadounidenses lo importaron del Parlamento inglés.

El primer “Filibuster”, obstruyendo un debate ocurrió al inicio de febrero de 1841. El senador Henry Clay estaba a favor de un proyecto de ley bancaria al que se opuso el Partido Demócrata, que entonces estaba en la minoría. Clay (cuyo Partido era entonces el partido Whig tenía la mayoría) y sus tácticas dilatorias fueron para tratar de cambiar las reglas del Senado. Clay fracasó, al final fue fuertemente acallado. Pero ese primer obstruccionismo, por parte de una serie de senadores duró casi un mes, hasta el 11 de marzo.

En 1917 los senadores se pusieron las pilas y adoptaron la llamada “Cloture”, que literalmente es una regla de clausura.

Este es el voto en el que 60 de los 100 senadores ordenan detener los discursos de obstrucción. Cuando se introdujo “la ley de clausura”, el requisito era que 67 senadores votaran acordando detener el obstruccionismo. En 1969 la regla cambio y se redujo a solo un voto con el acuerdo de 60 legisladores. Si ahora se eliminara, eso en el futuro requeriría para la aprobación de nuevas leyes electorales solamente 51 votos a favor.

El Filibuster más visto tiene que ser el de la película, “Mr. Smith comes to Washington”, en el que Jimmy Stewart interpreta a un joven senador idealista que secuestra al pleno del senado hablando sin interrupción por 25 horas, con un discurso acerca de lo puro que deben ser las motivaciones del servicio público. Si, ya se… ni me diga, ya se que eso ocurre solo en las películas.

En la vida real el mas largo Filibuster fue de 24 horas y 18 minutos, el secuestrador fue el senador Strom Thurmond de Carolina del Sur, que con esas tácticas dilatorias trato de impedir el voto del acta de derechos civiles de 1957, que había sido diseñada para proteger los derechos al voto de los afroamericanos.

El senador Thurmond que era un racista abierto y reconocido, estaba opuesto a la integración. Thurmond años después moderó su racismo y adoptó actitudes menos duras, y aun así sirvió en el senado desde 1954 hasta el 2003. Su Filibuster sigue siendo hoy día un récord que por cierto no sirvió de nada, porque dos horas después de que el senador se callara, el senado aprobó la histórica reforma de derechos civiles, que hoy necesita ser protegida otra vez.

En el año 2022 necesitamos quitar al Filibuster, para debilitar al racismo sistemático, ese será un paso firme y fuerte, porque el Filibuster ha estorbado históricamente la enunciación de políticas públicas y legislación garantizando igualdad de acceso al voto.

El actual líder republicano del senado está acusando al presidente Joe Biden de tirarle gasolina a la enorme hoguera del desacuerdo político. No es el único, usted va a escuchar a muchos otros diciendo que hay que proteger las tradiciones que le dan vida al activismo político del senado de Estados Unidos. La realidad es que ese Filibuster ya ha sido eliminado antes para otras leyes, incluso para evitar obstruir la ratificación de jueces, aún los de la Corte Suprema.

Hoy es necesario eliminarlo otra vez, porque hay 34 nuevas y diferentes medidas estatales emitidas por 19 estados que ya impiden que todos tengamos un libre acceso al voto y la participación política.

El Filibuster le está impidiendo al congreso aprobar la reforma profunda que ya tiene redactada, y que la otra camara ya aprobó. Esa ley garantiza la igualdad de acceso al voto. En el 2022 esos derechos de igualdad ciudadana deben ser naturales, sin importar donde nacimos y que tan bien hablamos o leemos inglés, o cuánto podemos defendernos de quienes nos roban nuestros derechos y sobre todo, sobre todo… Sin importar de que color es nuestra piel.

Por todo lo anterior el Filibuster debe desaparecer. Si eso no ocurre lo que desaparecerá en el tiempo será nuestra democracia.

* Por casi tres décadas el periodista Armando Guzmán se ha ganado el reconocimiento en México y Estados Unidos por su cobertura en Washington. Puede seguirlo en los diferentes medios y plataformas, como radio, televisión, prensa escrita e internet.

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