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OPINIÓN: ¿Y después del Título 42?

ARCHIVO - En esta fotografía del 16 de junio de 2021, agentes del Departamento de Seguridad Pública de Texas
En esta fotografía del 16 de junio de 2021, agentes del Departamento de Seguridad Pública de Texas trabajan con un grupo de migrantes que cruzaron la frontera de Estados Unidos con México y se entregaron a las autoridades, en Del Rio, Texas.
(ASSOCIATED PRESS)
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Todo indica que el próximo 11 de mayo terminará la aplicación del llamado Título 42 que permite a las autoridades estadounidenses no aceptar en su territorio a inmigrantes y solicitantes de asilo.

El anuncio de que dicha aplicación terminaría ha provocado una gran confusión.

El gobierno de Estados Unidos prevé que se incremente de manera considerable el flujo de migrantes queriendo entrar, congresistas republicanos de ese país han pedido que no se suspenda la aplicación del Título 42, el gobernador de Texas contempla un escenario caótico en la frontera con México, muchos migrantes y solicitantes de asilo son parte de la confusión y creen que ya no serían devueltos a México. Por su parte AMLO ya dijo que él espera que no aumente el flujo de migrantes y recurre a su argumento más reciente: ¿Y?

Del lado estadounidense, como para evitar el caos, en los últimos meses se instrumentaron algunas alternativas, que no guardan proporción con la dimensión del problema, para que los ciudadanos de algunos países como Venezuela, Cuba, Haití y Nicaragua, siempre y cuando cumplan con algunos requisitos como el de tener un familiar o amigo en Estados Unidos que se haga responsable de su manutención, hagan gestiones desde sus lugares de origen. Obviamente muy pocos cumplen con los requisitos. Adicionalmente anunciaron el envío de 1500 soldados para auxiliar a la patrulla fronteriza.

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Del lado mexicano, además de declarar que no creen que se incremente el flujo de migrantes, AMLO les ha pedido que no transiten por México “porque hay secuestros” y que no se dejen engañar por los polleros. Sin comentarios.

Lo que queda claro es que la aplicación del Título 42, que no podía ser eterna, solo distorsionó el proceso migratorio y acumuló una demanda que tarde o temprano explotaría y para nada ordenó o resolvió. Su conclusión, en el corto plazo, generará mayor desorden para después regresar al desorden habitual. Lo que está ocurriendo hace evidente lo lejos que estamos de una gestión razonable y la insuficiencia e improcedencia de medidas coyunturales que solo lo desordenan aún más.

Muchos achacan a Donald Trump la existencia del Título 42. Solo parcialmente tienen razón. Recordemos que el Título 42 es una medida de salud pública aprobada en 1944 que permite prohibir la entrada de personas o productos a territorio estadounidense si, según las autoridades de salud, ello representa un riesgo de transmisión o difusión de una enfermedad transmisible. No se diseñó para aplicarla a los migrantes o solicitantes de asilo y sin embargo desde marzo de 2020 se ha usado más de dos millones de veces exclusivamente en migrantes que son detenidos en la frontera con México.

¿Por qué entonces se achaca a Trump? En virtud de la pandemia del COVID, en marzo de 2020, Stephen Miller, principal asesor de Trump en estos temas y sin duda uno de los personajes más nefastos para los migrantes, le aconsejó usar el Título 42 para deshacerse rápidamente de los migrantes que buscaban entrar a Estados Unidos y así el Centro de Control de Enfermedades de su gobierno (CDC por sus siglas en inglés) emitió la orden correspondiente. Por supuesto, contó con la complicidad de su amigo AMLO. Biden, a pesar de declaraciones iniciales en sentido contrario, calculando que su eliminación tendría costos políticos altísimos, lo siguió usando.

El próximo 11 de mayo, el CDC establecerá que el COVID deja de ser una emergencia sanitaria y en esa lógica la aplicación del Título 42, como consecuencia del COVID, carecería de sentido. Por eso ya tampoco habría espacios legales para impugnar su suspensión.

El Título 42 permitía que una vez que el migrante era detenido, después de ser registrado con foto y huellas, en unas cuantas horas era expulsado del país. Formalmente hablando no se trata de una deportación, ni siquiera se otorga la posibilidad de ir a una corte migratoria, ni hay una orden de deportación. Ahí es donde México y sus localidades fronterizas juegan un papel muy importante porque el inmigrante potencial o es enviado a su país de origen, algo que en muchos casos es imposible porque esos países sencillamente no los aceptan o se quedan en las localidades fronterizas mexicanas, que es lo que por lo general ocurre, toda vez que México fue el último país de tránsito.

Sin el Título 42, los migrantes y solicitantes de asilo pueden permanecer en el territorio estadounidense mientras se resuelve su solicitud o una corte de migración decide su deportación. Los soldados que serán enviados a la frontera con México no son para detener migrantes sino para auxiliar en los trámites toda vez que ahora no será posible una expulsión inmediata y el papeleo es mucho mayor.

Por cierto, este tipo de medidas en la práctica no afectan a los migrantes indocumentados mexicanos, aun el grupo más numeroso, quienes no solicitan asilo ni se van a corte. Si son capturados prefieren ser devueltos rápidamente para volver a intentar el cruce lo más pronto posible, aceptando una salida voluntaria. La llegada y la suspensión del Título 42 está más relacionada con los migrantes de otras nacionalidades que transitan por México y que llegan a las ciudades fronterizas del norte. Afecta a México claro, pero por otras razones.

México ni se preparó cuando inició la aplicación del Título 42, ni se está preparando para su suspensión. Total, ya dijo AMLO que él no cree que haya más migrantes y ya les dijo que no transiten por el país, porque “ahí secuestran”. Y sí, basta abrir el periódico cualquier día para enterarse de los migrantes que fueron secuestrados el día anterior.

* Jorge Santibáñez es presidente de Mexa Institute

@mexainstitute

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