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Para Trump, todo ha terminado menos los tuits

President Trump, with Turkey Federation Chair Ron Kardel and Melania Trump, pardons a large turkey outside the White House.
El presidente Trump perdona a Corn, el pavo nacional de Acción de Gracias, en el Jardín de las Rosas el martes.
( Susan Walsh / Associated Press)
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Hace dos años, el presidente Trump se burló de Carrots, el pavo, de quien dijo que se había “negado a ceder y exigió un recuento” de un voto que supuestamente había perdido en el concurso anual de indulto de aves de la Casa Blanca.

El martes, poco antes de que Trump perdonara oficialmente a un pavo de Acción de Gracias llamado Corn en una ceremonia en el jardín de rosas, el presidente se alineó con Carrots y tuiteó: “¡¡¡No concedo nada!!!” en mayúsculas, indicando que se repitan las elecciones del 3 de noviembre.

Pero después de tres tensas semanas, el vasto gobierno federal avanzó repentinamente con una transición formal al presidente electo Joe Biden, y los tuits llenos de ira de Trump parecían desvinculados de cualquier realidad política.

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Luego de una decisión tomada el lunes por la noche por el jefe de la Administración de Servicios Generales, el equipo de Biden recibió más de $6 millones para contratar personal; fue autorizado para reuniones informativas de inteligencia clasificadas y para buscar verificaciones de antecedentes del FBI sobre los nominados; y recibió cooperación en planes para combatir la pandemia de COVID-19 y administrar una vacuna.

El Departamento de Defensa, el Departamento de Salud y Servicios Humanos y otras instituciones federales anunciaron que estaban proporcionando materiales, así como organizando reuniones para el equipo de Biden, como exige la ley, para una transferencia normal de poder a una administración entrante.

La Casa Blanca también aprobó que los funcionarios de inteligencia comiencen a darle a Biden los mismos informes clasificados sobre amenazas y operaciones de seguridad que recibe Trump, “como parte del apoyo a la transición”, según un portavoz de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional.

“Lo haremos de forma regular”, dijo Biden a los periodistas en Wilmington, Delaware. Informó que las reuniones informativas aún no habían comenzado.

La capacidad de Trump para revertir los resultados electorales, nunca seriamente a su alcance, colapsó efectivamente el martes cuando dos estados más en disputa, Nevada y Pensilvania, certificaron sus votos electorales por Biden, luego de decisiones similares en Michigan y Georgia.

“Él vio la realidad”, dijo un exfuncionario de la Casa Blanca, que pidió el anonimato para hablar sobre el presidente. Y explicó que las críticas del presentador televisivo conservador, Rush Limbaugh, mostraban cómo la base de Trump se estaba resquebrajando.

Un conjunto creciente de legisladores republicanos, veteranos de la seguridad nacional, expertos y otros han instado públicamente al presidente a proporcionar evidencia de fraude masivo que su campaña aún no ha encontrado, o admitir y prepararse para abandonar la Casa Blanca el 20 de enero.

La continuidad del gobierno —incluida la seguridad y el bienestar de los estadounidenses— es demasiado importante para usarla como moneda de cambio, sostuvo Max Stier, presidente de Partnership for Public Service, un grupo sin fines de lucro que sigue de cerca la transición.

“No se toma a su propia familia como rehén”, expresó Stier. “Esto es algo que debería diferenciarse”.

Al retrasar la transición formal, Trump expuso otra institución democrática aparentemente fuerte como vulnerable a las travesuras políticas.

Stier aboga por cambiar la ley federal para delimitar disposiciones reglamentarias más estrictas y claras para designar a un probable ganador en las elecciones presidenciales, en lugar de dejar la decisión a un designado político. Emily Murphy, la jefa de la Administración de Servicios Generales que se negó a autorizar la transición hasta el lunes, fue nombrada por Trump.

Biden y su equipo cercano tienen experiencia en el gobierno, especialmente en comparación con los miembros de la familia de Trump y varios de sus asesores neófitos cuando asumió el cargo.

Pero Biden y su equipo tienen menos de dos meses para prepararse para presidir la economía más grande del mundo y liderar un gobierno que incluye 4.000 empleados designados políticamente, un presupuesto de $4.8 billones de dólares y el ejército más poderoso.

El desafío continuo de Trump sugiere que tal vez nunca ofrezca un discurso de concesión tradicional para instar gentilmente al país a unirse detrás del nuevo presidente.

No aceptó preguntas durante sus dos apariciones el martes, aprovechando las oportunidades, incluido el perdón del pavo, principalmente para promocionar el último aumento en el mercado de valores. Desde las elecciones ha mostrado pocas señales de que está haciendo algo más que ver televisión por cable y tuitear.

Trump ha señalado a sus asistentes sobre la posibilidad de postularse nuevamente en 2024 y sus quejas infundadas sobre las elecciones de este año pueden darle un nuevo motor político. Por ahora, su campaña ha lanzado un mensaje de texto a los simpatizantes, señalando que los medios de comunicación no lograron exponer los problemas electorales y pidiendo donaciones.

Pero el tuit de Trump que indica que había ordenado a la GSA que comenzara la transición —algo que Murphy, la administradora de esta instancia, negó rotundamente— sugiere que él sabe que la situación ha terminado.

“El perdió la elección y esto significa que se está dando cuenta de que todo terminó”, explicó Elaine Kamarck, experta gubernamental en el Brookings Institute, quien sirvió en la administración de Clinton.

Ella también criticó a los republicanos en el Congreso que aún no habían reconocido la victoria de Biden.

“Siguen tratando a este tipo como a un niño de 4 años con un arma”, señaló Kamarack. “Le tienen terror y se entregan a todos sus caprichos”.

Chris Megerian contribuyó a este reportaje.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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