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Biden reabre programa para que algunos niños centroamericanos se unan a sus padres en Estados Unidos

People stand in line at a border crossing
Cientos de solicitantes de asilo se reunieron en el cruce fronterizo El Chaparral, el mes pasado en Tijuana.
(Alejandro Tamayo / San Diego Union-Tribune)
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Se estima que 3.000 jóvenes migrantes centroamericanos que ya habían sido aprobados por el gobierno de Estados Unidos para reunirse con sus padres, y quedaron varados cuando la administración Trump terminó abruptamente el programa inaugurado con Obama, podrían ahora tener otra oportunidad, anunciaron funcionarios de Biden el miércoles.

El actual gobierno está reiniciando el programa de Menores Centroamericanos, que permitió a casi 5.000 jóvenes vulnerables en El Salvador, Honduras y Guatemala postularse desde la región y unirse a sus padres que estaban en Estados Unidos con estatus legal, según el Departamento de Estado.

En medio de un aumento en el número de menores no acompañados de Centroamérica, que llegaron a la frontera bajo la administración Obama, la política tenía la intención de disuadir a los niños y las familias de hacer el peligroso viaje hacia el norte, hasta la frontera entre Estados Unidos y México. Pero en una de las primeras acciones en el cargo, el presidente Trump, cerró en secreto el programa, dejando varados a más de 2.700 niños ya aprobados y en proceso, y luego terminó oficialmente el proyecto meses después.

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En 2019, un juez federal ordenó a la administración Trump que reanudara el proceso de algunas solicitudes.

A principios de febrero, el presidente Biden emitió una orden ejecutiva para tomar medidas a fin de restaurar el programa de menores centroamericanos y los funcionarios han estado sentando las bases calladamente. La administración ha pedido paciencia mientras toma medidas para deshacer las políticas restrictivas de inmigración de Trump y trabajar hacia una estrategia general para abordar las “causas fundamentales” de la migración, como la pobreza y la inseguridad en Centroamérica.

Pero los funcionarios se enfrentan a un desafío inmediato: otro aumento de menores no acompañados y familias que llegan a la frontera en los primeros meses de Biden, así como instalaciones que todavía están diseñadas en gran medida para albergar temporalmente a hombres adultos solteros.

Roberta Jacobson, la principal funcionaria de Biden para asuntos de la frontera suroeste, señaló la restauración del programa juvenil el miércoles como evidencia de que la administración está cumpliendo sus promesas, pero enfatizó que, especialmente en una pandemia en curso, “la frontera no está abierta”.

“Ni este anuncio ni ninguna otra medida significa que nadie, especialmente menores y familias con niños pequeños, deba hacer el peligroso viaje para intentar ingresar a Estados Unidos de manera irregular”, señaló.

Desde enero, las autoridades fronterizas se han encontrado con más de 15.000 niños no acompañados, una escalada de menores migrantes solitarios que comenzó el año pasado, según estadísticas de Aduanas y Protección Fronteriza publicadas el miércoles. Representan una pequeña fracción de los casi 180.000 encuentros durante esos dos meses, muchos de los cuales involucran a personas que cruzan repetidamente, lo que infla las cifras, dijeron el miércoles funcionarios fronterizos.

Según una política implementada por la administración Trump como parte de su respuesta al COVID-19, las autoridades fronterizas están expulsando rápidamente a aproximadamente el 85% de los migrantes que llegan a la frontera con poco avance en su proceso, incentivando la “reincidencia”, expusieron los agentes. El gobierno de Biden ya no está expulsando a menores no acompañados, pero lo está haciendo rápidamente con la mayoría de los niños que viajan con sus familias.

El representante demócrata de Texas, Henry Cuellar, calificó la restauración del programa de menores centroamericanos como un “primer paso importante para abordar el aumento actual de la migración infantil”, pero dijo que “hay más por hacer”.

“Si queremos abordar verdaderamente la migración irregular, nuestra frontera sur no puede ser la primera línea de defensa”, señaló en un comunicado.

Kids in Need of Defense, un grupo de defensa, elogió la decisión de la administración Biden de restaurar el programa de menores de Centroamérica, o CAM, por sus siglas en inglés, pero pidió una expansión. La primera versión del proyecto se enfrentó a críticas por ser demasiado lento cuando algunos niños que presentaban solicitudes estaban en peligro inminente.

“Necesitan hacer cambios para que el CAM llegue a más niños y familias”, tuiteó la organización el miércoles.

Los departamentos de Estado y Seguridad Nacional reabrirán el programa de menores centroamericanos en dos fases: la primera para procesar a los solicitantes elegibles cuyos casos se cerraron cuando el proyecto terminó en 2017, y la segunda para aceptar nuevos solicitantes, según el comunicado del miércoles del Departamento de Estado, anunciando el reinicio del programa.

El Departamento de Estado y las agencias de Seguridad Nacional “ya han identificado todos los casos suspendidos elegibles para reabrir”, y trabajarán con las instituciones de reasentamiento para contactar a los padres y verificar que todavía estén presentes legalmente en Estados Unidos y quieran seguir adelante con la reapertura de los casos de sus hijos bajo CAM, tan pronto como la próxima semana, indicó el comunicado.

Una vez que los padres hayan confirmado su estado y deseen continuar, un centro de reasentamiento del Departamento de Estado en El Salvador se comunicará con los niños y la familia en ese país, así como con los de Guatemala y Honduras, para comenzar a procesar las solicitudes nuevamente.

El Departamento de Estado ha identificado más de 3.000 casos elegibles para reabrirse, lo que representa a casi 4.000 personas, informó el portavoz Ned Price al Times en un comunicado el miércoles por la noche. Los solicitantes que han cumplido 21 años desde que presentaron inicialmente su solicitud para el programa de menores ante el Departamento de Estado también califican, agregó.

Para aquellos recién elegibles que no hayan presentado una solicitud antes, dijeron los funcionarios de la administración Biden, están “desarrollando planes para expandir el programa” y “proporcionarán esos detalles tan pronto como estén listos”.

“Si bien el reasentamiento es un camino importante hacia la protección para algunos y puede ayudar a aliviar la necesidad de viajes peligrosos, no es un sustituto del asilo, ni legalmente ni en términos de proteger realmente a las personas que huyen de una persecución que amenaza su vida”, señaló Eleanor Acer de Human Rights First.

Hasta ahora, muchos de los pasos de la administración Biden para deshacer el legado de inmigración de Trump, no se han dirigido a los miles de migrantes con destino a Estados Unidos que quedaron en el limbo fuera del país durante los últimos cuatro años, o que fueron rechazados por políticas que luego se descubrieron ilegales. Pero parece que el reinicio del programa de menores centroamericanos podría dar otra oportunidad a algunos bloqueados por el expresidente.

Sin embargo, los años transcurridos y el cambio abrupto de la política de inmigración estadounidense han tenido un costo humano.

En un caso, Douglas, un solicitante de asilo de Guatemala, recibió una carta de los Servicios de Ciudadanía e Inmigración de Estados Unidos en junio de 2017, en donde le informaban que había sido aprobado para el programa y que se agendaría una entrevista.

Luego, la administración Trump terminó el programa y no hubo más contacto, le dijo recientemente al Times. Así que años después, aún enfrentando amenazas de pandillas, decidió venir él mismo.

El joven de 21 años sufrió de congelamiento en partes del cuerpo al ser atrapado en la histórica tormenta de invierno que azotó a Texas en febrero mientras cruzaba la frontera. Inicialmente, las autoridades fronterizas le dijeron a su familia y a su abogado que sería expulsado una vez que le dieran el alta del hospital, pero finalmente lo entregaron a su familia en California para continuar con su caso.

“Mi único pensamiento era ver a mi papá”, comentó Douglas al Times. “Es lo único que quiero”.

La redactora del Times, Tracy Wilkinson, contribuyó a este artículo.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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