Trump enfrentará problemas legales, sin importar lo que encuentre Mueller

Es probable que el presidente Trump, tenga motivos para celebrar, si el informe final del asesor especial Robert S. Mueller III se hace eco de las implacables declaraciones de “no colusión” de Trump con Rusia, o al menos no describe una conspiración criminal entre su campaña de 2016 y el Kremlin.

No importa lo que concluya Mueller, el presidente sigue en considerable peligro legal.

La investigación de Rusia generó una red de consultas federales, estatales y del Congreso en prácticamente todos los aspectos de la carrera de Trump: la compañía que lleva su nombre, la campaña con la que ganó la Casa Blanca, la toma de posesión que celebró su improbable victoria y la administración que actualmente conduce desde la Oficina Oval.

Los fiscales en Manhattan, Brooklyn, Washington y Virginia están tratando de resolver los problemas que el FBI comenzó a desentrañar hace dos años. Es probable que los conflictos legales, y posiblemente las acusaciones adicionales de los amigos y ayudantes de Trump, sigan la sombra del presidente durante el resto de su mandato en la Casa Blanca.

“Una vez que levantas una piedra, salen a la luz muchos otros asuntos”, dijo Bruce Udolf, quien trabajó para la oficina del fiscal independiente que investigó al presidente Bill Clinton. “Además de las 34 personas acusadas por Mueller, otros delitos han sido descubiertos en otras jurisdicciones.

El fiscal de EE.UU en el Distrito Sur de Nueva York, por ejemplo, procesó con éxito al abogado personal de Trump, Michael Cohen, por los pagos ocultos de dinero a dos mujeres que afirmaron haber tenido relaciones con Trump. Se declaró culpable de dos violaciones de financiamiento de campaña, entre otros delitos.

Los fiscales de la misma oficina también han emitido citaciones para los registros de la toma de posesión de Trump, incluyendo cómo el comité inaugural gastó un récord de $ 107 millones. El fiscal de los Estados Unidos para el Distrito Este de Nueva York, con sede en Brooklyn, al parecer está realizando una investigación relacionada.

También lo es el fiscal de los Estados Unidos en Washington, DC, donde un cabildero, Sam Patten, ya se declaró culpable de ayudar a un oligarca ucraniano a comprar boletos para la toma de posesión de Trump.

Y el del distrito Este de Virginia acusó a un hombre de negocios estadounidense iraní por cabildeo ilegal en nombre de Turquía, un caso que surgió a raíz del procesamiento de Mueller contra el ex asesor de seguridad nacional de Trump, Michael Flynn.

Los funcionarios estatales también están cavando en el propio Trump. En diciembre, el fiscal general del estado de Nueva York obligó a la Donald J. Trump Foundation, una vez que se había presentado como el brazo caritativo del imperio empresarial del presidente, a disolver y regalar los activos restantes bajo la supervisión de la corte.

La procuradora general, Barbara Underwood, acusó a la fundación de “funcionar más bien como una chequera” para los intereses comerciales y políticos de Trump, y de “un modelo impresionante de ilegalidad” que incluía la coordinación incorrecta de la campaña presidencial de 2016 de Trump.

Su oficina también ha iniciado una demanda que podría excluir a Trump y tres de sus hijos adultos de las juntas directivas de otras organizaciones benéficas de Nueva York, así como ordenarles que paguen millones de dólares en restitución y multas.

En el Congreso, los nuevos demócratas están desarrollando investigaciones sobre las declaraciones tributarias no publicadas de Trump, una propuesta controvertida para transferir tecnología nuclear a Arabia Saudita, el manejo de las autorizaciones de seguridad de la Casa Blanca para obtener información clasificada, y más.

“Una vez que se inicia el proceso de investigación, nunca se sabe dónde podría terminar”, dijo Jim Manley, un ex asesor demócrata en Capitol Hill. “Con los demócratas al control, es díficil saber cómo se va a desarrollar esto”.

Trump ha llamado a las investigaciones del Congreso como “hostigamiento presidencial”. Los demócratas se “vuelven locos” investigando, mientras tienen acceso a todos los aspectos de mi vida, tanto financieros como personales, aunque no hayan encontrado motivos para investigarme”, escribió en su Twitter.

Las investigaciones del Congreso se pueden esfumar si los señalan con dedos partidistas. Pero algunas veces descubren escándalos reales y bolas de nieve en amenazas directas para la Casa Blanca.

“Las investigaciones adquieren vida propia, y por lo general terminan siendo mucho más grandes de lo que originalmente iniciaron”, dijo Julian Zelizer, un historiador presidencial en la Universidad de Princeton.

El abogado independiente que fue designado para investigar a Clinton en 1994 comenzó, por ejemplo, con una transacción de bienes raíces sospechosa en Arkansas. Cuatro años más tarde, la oficina terminó investigando el asunto del presidente con una interna de la Casa Blanca, un escándalo que llevó a un proceso de destitución de Clinton por parte del Congreso.

Watergate, la madre de todos los escándalos, comenzó con un robo en el cuartel general del Comité Nacional Demócrata en 1972. Terminó dos años más tarde con la renuncia del presidente Nixon y muchos de sus principales asesores esposados.

“Cada vez que desarrollábamos una pista, surgía otra”, dijo Rufus Edmisten, quien se desempeñó como abogado adjunto en el Comité Senatorial de Watergate. Así que también teníamos que investigar esas.

La investigación de Rusia también ha producido pistas inesperadas, especialmente de Cohen, el ex abogado de Trump.

Después de declararse culpable de violaciones de financiamiento de campaña por los pagos secretos, Cohen le dijo al tribunal de Nueva York que Trump había dirigido el esquema ilegal, la acusación más directa hasta ese momento de que el presidente estaba personalmente involucrado en un crimen.

Las crecientes investigaciones en Nueva York han alarmado a los aliados de Trump.

“Creo que la investigación de Mueller no es el problema más grave del presidente”, dijo recientemente el ex gobernador de Nueva Jersey, Chris Christie, un ex fiscal de Estados Unidos, en MSNBC. “La investigación del Distrito Sur de Nueva York siempre ha sido mucho más peligrosa”.

Algunos juicios han traspasado el oscuro mundo del cabildeo extranjero, que fue examinado de manera flexible antes de que se nombrara a Mueller.

Flynn, quien se vio obligado a renunciar como asesor de seguridad nacional de Trump luego de mentir sobre sus contactos con el embajador ruso, admitió después, haber trabajado como un agente extranjero no registrado en Turquía durante la campaña de 2016.

“Podría decirse que vendiste tu país”, le dijo un juez en diciembre.

La investigación de Flynn generó otro caso. Los fiscales federales en el Distrito Este de Virginia recientemente acusaron al ex socio de negocios de Flynn, Bijan Kian, de conspiración y que actuaba como agente extranjero no registrado para Turquía. Él se declaró inocente.

También bajo acusación está Kamil Ekim Alptekin, un empresario turco que contrató a la firma de Flynn y negó que Ankara desempeñara algún papel en el contrato.

Se descubrió un plan diferente mientras Mueller procesaba a Paul Manafort y Rick Gates, presidente y vicepresidente de la campaña de Trump en 2016, por lavado de dinero, conspiración y otros delitos relacionados con su trabajo como consultores políticos en Ucrania.

Skadden, Arps, Slate, Meagher & Flom LLP, una importante firma de abogados que trabajó con Manafort, acordaron en enero renunciar a $ 4.6 millones del proyecto.

El Distrito Sur de Nueva York también está examinando a algunos de los ex colegas de Manafort, entre ellos el ex abogado de la Casa Blanca de Obama, Greg Craig, el cabildero demócrata Tony Podesta y el ex congresista de Minnesota Vin Weber. Aún no se han presentado cargos.

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