Anuncio

Nuevas mediciones satelitales muestran cuán contaminado está realmente el aire de Los Ángeles

View of Los Angeles under hazy skies
El horizonte del centro de L.A. visto desde el Observatorio Griffith, el 1º de julio. Uno de los ingredientes clave del smog de Los Ángeles no desaparece ahora tan rápido como antes, según descubrieron los científicos. (Christina House / Los Angeles Times)
(Christina House / Los Angeles Times)

Las nuevas mediciones por satélite de los contaminantes atmosféricos de NOx por encima de las principales ciudades de América del Norte muestran que Los Ángeles tuvo las emisiones más altas, pero también los descensos más pronunciados.

Share

Los científicos que revisaron los cielos sobre decenas de urbes de EE.UU hicieron un descubrimiento sorprendente sobre el smog suspendido sobre Los Ángeles: uno de sus ingredientes clave ya no desaparece tan rápido como antes.

El hallazgo podría explicar por qué las mejoras que alguna vez fueron constantes en la calidad del aire están casi en punto muerto aquí, a pesar de que las emisiones de óxido de nitrógeno siguieron disminuyendo. También sugiere que la química particular del aire de Los Ángeles puede complicar los futuros esfuerzos de limpieza.

“Esa es ciertamente una de las razones por las que en Los Ángeles estamos en un momento donde es más difícil tener aire limpio”, señaló Ronald Cohen, químico atmosférico en UC Berkeley, quien informó los hallazgos en la revista Science.

Anuncio

El avión voló a principios de noviembre desde Victorville en California y probablemente pasó las pruebas en tierra desde junio de este año.

Nov. 16, 2019

Cohen y uno de sus ex estudiantes de posgrado, Joshua Laughner, identificaron otras ciudades donde los niveles de óxidos de nitrógeno -conocidos colectivamente como NOx- se han desfasado con las emisiones en los últimos años. Pero la discrepancia es particularmente importante para Los Ángeles, porque el contaminante abunda aquí.

“Los resultados de este estudio serán importantes para señalar el camino hacia futuras reducciones en el smog”, afirmó John Seinfeld, químico atmosférico de Caltech que no participó en el trabajo.

Los óxidos de nitrógeno, una combinación de óxido nítrico (NO) y dióxido de nitrógeno (NO2), son generados por vehículos de motor y máquinas industriales como plantas de energía, calderas, turbinas y hornos de cemento.

Cuando las moléculas de NO se mezclan con compuestos orgánicos volátiles (de vehículos y una amplia gama de productos domésticos y comerciales) y se exponen a la luz solar, ayudan a formar contaminantes como el ozono.

Las emisiones de NO cayeron a una tasa de aproximadamente el 7% anual entre 2006 y 2013 en la mayoría de las ciudades estadounidenses. Los científicos suponían que había una correlación directa entre esas emisiones y los niveles del gas en el aire. Cualquier variación en el período que el NO duraba en el aire probablemente no tendría mucho efecto en esos niveles, creían. “Lo que queríamos saber es si esa suposición era real”, dijo Cohen.

Para averiguarlo, junto con Laughner utilizaron datos satelitales para medir el dióxido de nitrógeno -un buen indicador de los óxidos de nitrógeno en su conjunto- en 28 ciudades estadounidenses, incluyendo Memphis, Indianápolis y Nueva York. Se concentraron en los centros de las urbes, presumiblemente el epicentro de las emisiones de NO del área, y midieron la rapidez con que esos niveles caían con la distancia.

Resultó que la cantidad de tiempo que las moléculas quedaban en la atmósfera antes de ser descompuestas por reacciones químicas parecía seguir diferentes patrones a lo largo del tiempo en las diferentes ciudades. “Cambió en la última década, y de maneras realmente interesantes”, remarcó Cohen. “En algunos lugares, su vida se alargó, en otros se acortó. En ciertos sitios ocurrió una cosa y luego la otra”.

En ciudades como Los Ángeles, Memphis y Washington D.C., la duración del NO cayó desde 2006 hasta alrededor de 2010. Luego comenzó a desplazarse nuevamente.

Esto podría explicar por qué, después de años de descensos constantes en la cantidad total de ese gas en el aire de Los Ángeles, la disminución comenzó a cesar alrededor de 2010 hasta casi estabilizarse en 2013, el año más reciente cubierto en el estudio.

Las diferencias en la permanencia del NO en Los Ángeles y en otros lugares pueden deberse, en parte, a la composición química particular de las atmósferas sobre cada ciudad, explicó Cohen. “Lo que no podemos hacer es explicar por qué algunas urbes se comportan de una manera, y otras lo hacen diferente”, expresó. “Creemos que es porque no entendemos las moléculas orgánicas en esas ciudades”.

Los recortes de emisiones en Los Ángeles parecen haber creado una gran diferencia. Teniendo en cuenta los cambios de la duración del NO, los investigadores estimaron que había más de 41 toneladas métricas de este en el aire sobre Los Ángeles en 2006; para 2010, la medida era cercana a las 27 toneladas métricas. Esa fue la mayor caída entre todas las ciudades durante ese período de tiempo.

Sin embargo, desde 2010, la disminución se desaceleró y casi se mantuvo, cayendo sólo a 25 toneladas métricas en 2013. Eso dejó a Los Ángeles con niveles de NO por encima del segundo puesto, Chicago (con casi 17 toneladas métricas), y del tercero, Detroit (con poco menos de 12 toneladas métricas).

Los Ángeles comenzó con mucho más NO por algunas razones inevitables, consideró Cohen. Para empezar, hay muchas personas, con muchos autos. En segundo lugar, la ciudad se encuentra en una cuenca, lo cual dificulta el escape de los productos químicos en el aire. “Los Ángeles siempre está a la cabeza”, indicó Seinfeld. “Aquí es donde apareció el smog”.

Pero centrarse en las cantidades totales de NO no es realmente una comparación justa, aseveró Laughner, porque las estimaciones se basan en las emisiones del condado que contiene un centro urbano. Eso significa que las emisiones de las 4.751 millas cuadradas del condado de Los Ángeles se atribuyeron a Los Ángeles, mientras que la ciudad de Nueva York sólo sufrió las emisiones de las 22.8 millas cuadradas de Manhattan (cada uno de los cinco distritos de la Gran Manzana es un condado distinto).

En esta sala de cannabis de Las Vegas, puede probar antes de comprar a pesar de la ley estatal porque está en tierra soberana...

Nov. 13, 2019

Cuando los científicos observaron las concentraciones de NO en el aire de cada ciudad, Nueva York reinó en 2013, con 4.7 mil billones de moléculas por centímetro cuadrado, Chicago fue el siguiente, con 4.1 mil billones, Los Ángeles quedó en tercer lugar, con 4 mil billones.

L.A. también tuvo la mayor mejora en sus concentraciones durante el período de estudio; cayó en un 45%, en comparación con cerca del 40% para Nueva York y Washington, D.C., y aproximadamente el 36% para Chicago.

Laughner, quien ahora es un estudiante de postdoctorado en Caltech, consideró que la situación sobre Los Ángeles podría haber mejorado desde 2013. “Algunas mediciones de superficie de NO en Pasadena muestran una disminución en los últimos años”, afirmó.

El siguiente paso es descubrir qué factores están impulsando estas diferencias en el comportamiento del gas. Para Cohen, un probable culpable es la composición particular de compuestos orgánicos volátiles de cada ciudad.

En cuanto a dónde preferiría vivir después de realizar este estudio, el especialista remarcó que aún le gusta residir en East Bay, San Francisco, aunque esa decisión no tenga nada que ver con los niveles de NO. “No elegiría una ciudad con base en estos gráficos”, explicó. “La contaminación ambiental en Los Ángeles es peor que en otros lugares, pero hay muchas otras buenas razones para vivir allí”.

A la larga, una mejor comprensión de la química atmosférica debería ayudar a los científicos a idear estrategias para mejorar la calidad del aire urbano. “Debemos hacerlo para que las personas puedan elegir dónde vivir según otros criterios que no sean la calidad del aire que respiran”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

Anuncio