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Bases de datos de ADN: una mina de oro para la policía, pero con pocas reglas y escasa transparencia

Roy Waller
Roy Waller en una corte de Sacramento, mientras los abogados defensores desafían los postulados de la fiscalía, que alega que el ADN de consumidores que lo conectó con agresiones sexuales en la década de 1990 es un “informante confidencial” y no puede ser revelado.
(Paige St. John/Los Angeles Times)
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El detective policial de Orlando Michael Fields estaba seguro de que tenía el golpe de suerte necesario justo frente a él para cercar a un violador en serie: una lista de personas cuyo ADN coincidía parcialmente con el hombre que buscaba. Después, la lista desapareció.

Luego de un año de críticas por parte de defensores de la privacidad y expertos en genealogía, el propietario de un popular sitio web que comparte información de ADN había decidido que las fuerzas del orden no tenían derecho a acceder a datos de consumidores, a menos que estos estuvieran de acuerdo. “Fue devastador saber que había información disponible”, remarcó Fields. “No era justo”.

Así fue como persuadió a un juez para que le otorgara acceso a toda la base de datos, los registros genéticos de más de un millón de personas que nunca aceptaron la búsqueda policial. Fue la primera orden judicial en la nación para una búsqueda general de ADN de consumidores, que se mantuvo en secreto para aquellos cuyo código genético sería involuntariamente sondeado.

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Las bases de datos genealógicas son una mina de oro en potencia para los detectives de la policía que intentan resolver casos difíciles. Pero las autoridades se han sumergido en este nuevo mundo con pocas reglas y sin supervisión, un secretismo intenso y formando alianzas inusuales con empresas privadas que recolectan ADN, a menudo de personas interesadas no en ayudar a cerrar casos pendientes, sino en conocer sus orígenes étnicos y de ascendencia.

Una investigación del Times detectó que:

• No existe un enfoque uniforme cuando los detectives recurren a bases de datos genealógicas para resolver casos. En algunos departamentos, se usan sólo como último recurso; otros las colocan en el centro de su proceso de investigación. Algunos, como Orlando, no tienen políticas en absoluto.

• Cuando se emplearon servicios de ADN, las fuerzas del orden público generalmente se negaron a proporcionar detalles al público, incluyendo de qué compañías habían obtenido los datos. El secreto dificulta entender hasta qué punto se invadió la privacidad, cuántas personas fueron investigadas y qué pistas falsas se generaron.

• Los fiscales de California colaboraron con una compañía de genealogía de Texas al comienzo de una campaña que llegó a los $2 millones para destacar los crímenes atroces que pueden resolverse con el ADN de consumidores. El objetivo es alentar a más personas a poner su ADN a disposición de la policía.

Hay una creciente preocupación de que la prisa por utilizar bases de datos genealógicas tenga serias consecuencias, desde la erosión inherente de la privacidad hasta lo que implica la ampliación del poder policial.

En California, un gemelo inocente fue encarcelado. En Georgia, una madre fue engañada para incriminar a su propio hijo. En Texas, la policía cumplió con las pautas de búsqueda al clasificar un caso como agresión sexual, pero después de un arresto sólo presentó cargos de robo. Y en el condado donde comenzó la carrera por el ADN, con el arresto de quien se sospecha es el ‘Asesino del Estado Dorado’ (Golden State Killer), los fiscales persuadieron a un juez para tratar a los contribuyentes genéticos desprevenidos como “informantes confidenciales” y sellar las búsquedas para que los consumidores no tengan miedo de agregar su propio ADN al arsenal forense.

Después de que los fiscales del condado de Los Ángeles presentaron dos cargos de asesinato contra un hombre vinculado a un par de casos sin resolver hace décadas, al conectar al sospechoso a través de una coincidencia genealógica, la fiscal de distrito Jackie Lacey se negó a proporcionar detalles del trabajo genético, incluido el servicio comercial utilizado.

Búsquedas similares de genealogía permanecen selladas en otros lugares de California, Texas y Florida. “Temen que si el público descubre lo que estamos haciendo, ya no se nos permita. Entonces, la solución es: ‘No se lo digamos a la gente’”, explicó Erin Murphy, ex abogada defensora que enseña derecho en la Universidad de Nueva York y se convirtió en una franca crítica de lo que define como una ‘temporada de caza’ del ADN de consumidores.

Durante décadas, el ADN fue para la policía una herramienta invaluable para identificar restos humanos y corroborar a asesinos y violadores en la escena del crimen. Pero hasta hace un año, las búsquedas de sospechosos desconocidos se limitaban al “ADN residual” parcial de delincuentes y sospechosos en bases de datos supervisadas por el gobierno.

Eso cambió drásticamente en abril de 2018, cuando un equipo de investigadores en el condado de Sacramento anunció que habían emparejado el ADN de una escena del crimen de 38 años de antigüedad con los familiares del asesino, gracias a un sitio de genealogía pública. El arresto del ex agente de policía Joseph James DeAngelo, ahora acusado de 13 asesinatos y en espera de su juicio, desató una ola de búsquedas de ADN de consumidores en Estados Unidos.

The Times descubrió que se empleó ADN del consumidor para declarar la resolución de 66 casos. Esto involucró a 14 presuntos asesinos en serie, y a violadores y delitos sin resolver que se remontan a 1967, pero también los restos de un aborto involuntario obtenidos de una alcantarilla y la búsqueda de un hombre que se escabullía en dormitorios femeninos. Los laboratorios forenses afirman haber cerrado más de una docena de otros casos.

“Es probablemente una de las mayores revoluciones, al menos en mis tiempos como procuradora”, señaló la fiscal de distrito del condado de Sacramento, Ann Marie Schubert. “Pero es un tema difícil y en evolución, porque hay intereses de privacidad en juego y es un área que no está regulada”.

Las bases de datos de ADN del gobierno durante una década han permitido una búsqueda familiar en bruto que puede identificar al padre, hijo o hermano del sospechoso. Pero la información cromosómica completa que poseen los servicios privados puede identificar a quienes comparten el 1% del ADN, y están separados por cinco o más generaciones. Combinando eso con otros datos de consumidores, los investigadores pueden identificar a los parientes con dos y tres generaciones de distancia.

Esas bases de datos de consumidores contienen código genético de unos 26 millones de estadounidenses, y tantos descendientes de europeos que los científicos afirman que en pocos años podrán identificar a todos los estadounidenses anglosajones a través del ADN familiar.

“Hay un montón de hombres blancos muy estresados en este momento”, bromeó Schubert.

Pero los críticos remarcan que las búsquedas policiales invaden la privacidad de aquellos que cedieron su ADN estrictamente por curiosidad sobre su ascendencia, y los familiares de estos, que ni siquiera dieron su consentimiento.

Los sospechosos en el caso del Asesino del Estado Dorado y la mayoría de los que siguieron fueron identificados a través de ADN de parientes en GEDMatch, un registro de ADN simple y popular entre los genealogistas y personas adoptadas que buscan a sus padres biológicos. Al menos dos veces, GEDMatch permitió el acceso de la policía en casos que finalmente no cumplieron con sus políticas, y en al menos una ocasión las autoridades realizaron una búsqueda sin permiso, utilizando una cuenta falsa.

Los dos servicios de genealogía más grandes del país, Ancestry y 23andMe, afirman que no otorgan a las fuerzas del orden público acceso a sus datos de consumo. Pero una tercera compañía más pequeña, FamilyTreeDNA, permite abiertamente el uso a las autoridades, excepto para aquellos clientes que optan específicamente por no participar.

Pocas salvaguardas protegen los perfiles genéticos de millones de consumidores en estos sitios de genealogía.

Las búsquedas familiares de ADN del pasado, realizadas sobre aquellos dentro de la base de datos penal nacional del FBI, fueron restringidas, y el Departamento de Justicia de California exigió la supervisión caso por caso por parte de un comité independiente. El laboratorio privado en Virginia que maneja la mayor parte de los casos públicos de coincidencia de genes argumenta que los consumidores no requieren el mismo nivel de protección, porque envían voluntariamente su ADN.

La supervisión que existe es inconsistente. Una política del Departamento de Justicia de EE.UU que entró en vigencia este mes limita las búsquedas dentro del ADN de los consumidores sólo para delitos violentos, y estrictamente como una herramienta de último recurso.

Los fiscales en un puñado de condados de California, incluidos Los Ángeles, Sacramento, Orange y Ventura, crearon sus propias reglas, más indulgentes, esta primavera. Sacramento y Ventura permiten buscar en la información de consumidores antes de que se hayan agotado todas las demás pistas, y en el caso del condado de Ventura, el delito involucrado no tiene que ser necesariamente violento.

La fiscal de Sacramento, Schubert, expresó que las reglas protegen contra usos que podrían ser contraproducentes y restringir aún más las búsquedas de ADN.

“No quiero que algún policía haga genealogía por un robo [de autos]”, afirmó Schubert. “Estamos identificando individuos a través de otras personas... Reconozco que hay derechos de privacidad [involucrados]”.

Pero la mayoría de las agencias policiales son como Orlando, que no tiene una política respecto del ADN. El detective Fields aseveró que se guió por el “sentido común” en los dos casos en los que ha buscado ADN de particulares: la búsqueda, en julio pasado, de un violador en serie, y el arresto de un hombre, en 2018, por el asesinato no resuelto de una alumna.

Fields había pasado seis años buscando pistas por el asesinato de Christine Franke, en 2001. Un servicio forense con sede en Virginia, Parabon Nanolabs, utilizó ADN encontrado en el cuerpo de Franke para predecir la raza y las características faciales de su asesino. Pero Fields no pudo avanzar más hasta el día en que Sacramento anunció su arresto del sospechoso en el caso del Asesino del Estado Dorado.

Entonces, Parabon llamó a Fields y le ofreció replicar los métodos para buscar al homicida de Franke. “Respondí: ‘Absolutamente’”, recordó el detective. “Parabon impulsó ese caso de la noche a la mañana, y obtuvo dos coincidencias familiares, en realidad tres, de inmediato”.

Lo que proporcionó la empresa fueron las cuentas de GEDMatch de dos primos -segundo y tercero- del presunto asesino, la misma información que cualquier otro usuario del registro de ADN vería. Los resultados muestran la cantidad de ubicaciones del genoma que coinciden, y cada coincidencia se denomina centimorgan. Una madre y su hijo comparten unos 3.400 centimorgan; el primo segundo de un sospechoso podría tener 123 en común con este.

El equipo de Field luego utilizó la genealogía tradicional para rastrear a esos parientes hasta un ancestro común de la década de 1890. Luego construyeron un gran árbol genealógico de cada descendiente de ese antepasado, y comenzaron a descartar ramas.

Pero ocho ramas no tenían ADN, por lo cual los investigadores pidieron a 15 personas que lo proporcionaran. Fields declinó decir cómo convencieron a esos individuos. El abogado defensor del hombre que Fields arrestó posteriormente expresó que les mintieron.

“Fueron a Georgia, dijeron que había una mujer afroamericana asesinada y que probablemente ellos tenían relación”, narró el abogado Jerry Girley, de Orlando. A los familiares se les dijo que, al proporcionar su ADN, “su ser querido podría descansar en paz”, explicó Girley.

En cambio, la policía de Orlando días más tarde arrestó al hijo de una de las ancianas examinadas. “La mujer está devastada”, afirmó el abogado. “Denles la mano y tomarán todo”, comentó. “Le digo a la gente: No pongan su ADN en el sistema. (La policía) lo ve como una puerta lateral para esquivar la Cuarta Enmienda”.

El sospechoso en ese caso, Benjamin Lee Holmes, se declaró inocente. Está encarcelado en espera del juicio, programado para el próximo año.

Investigadores del Baylor College of Medicine descubrieron que más del 90% de los encuestados en línea estaban de acuerdo con el acceso de la policía al ADN privado cuando se trata de casos de asesinato.

“Ninguno de nosotros quiere que criminales violentos deambulen por la calle”, señaló la especialista en ética médica Amy McGuire, una de las investigadoras de Baylor y también asesora de FamilyTreeDNA.

Pero el estudio de Baylor descubrió que el apoyo público para las búsquedas de ADN se redujo al 34% para delitos no violentos y cuando la policía quería los nombres de los titulares de las cuentas.

Al principio, GEDMatch permitía que las autoridades examinaran el material sólo para crímenes violentos. Pero GEDMatch permitió explorar la coincidencia genética para un adolescente que irrumpió en una iglesia de Utah y agredió a una mujer. También ayudó a la policía, en Texas, a buscar a un hombre que se escabullía en las habitaciones de las mujeres.

El intruso de los dormitorios se había metido en 14 apartamentos; no robaba nada pero a veces tocaba a una mujer dormida mientras se masturbaba. La policía de College Station contrató a Parabon Nanolabs en Virginia, que utilizó ADN de un robo para identificar a un primo en GEDMatch.

El hombre arrestado fue acusado de robo en segundo grado, un delito que no cumple con la política de uso restringido de GEDMatch. Pero la principal genealogista de Parabon, CeCe Moore, dijo que el caso se presentó a la compañía como una agresión sexual. “Queríamos atraparlo antes de que se intensificara” [su accionar], afirmó el oficial de College Station, Tristan López. Como la mayoría de los departamentos del orden, la agencia de policía no proporcionó detalles de esa búsqueda de ADN.

Moore afirmó que Parabon abrió unas 300 búsquedas de ADN y que el laboratorio resolvió casi 100 casos, aunque todavía no se han realizado arrestos a varios de ellos.

En reacción a las crecientes preocupaciones por la privacidad, GEDMatch cerró en mayo pasado su base de datos a las fuerzas del orden, a menos que los usuarios hubieran acordado específicamente participar.

Para entonces, Fields había pasado a un segundo caso, una violación sin resolver, y ya había visto resultados preliminares en GEDMatch que identificaban a familiares del presunto violador. En lugar de dejar de lado esa lista con el cambio de política, obtuvo una orden judicial para explorar toda la base de datos. La búsqueda permaneció en secreto durante cuatro meses, hasta que Fields la reveló en una conferencia de agencias del orden, alentando a otras agencias a realizar una comparación de ADN.

La orden no socava por completo los esfuerzos para garantizar la privacidad, apuntó el cofundador de GEDMatch, Curtis Rogers. “La protección que ofrece tener una revisión judicial es mejor que ninguna protección”, afirmó.

Los críticos no concordaron y expusieron que las reiteradas infracciones de las políticas y la orden de búsqueda global muestran la facilidad con que puede perderse la privacidad.

“Siempre existe el peligro de que las cosas sean usadas más allá de sus objetivos iniciales, más lejos de su propósito original”, consideró Vera Eidelman, experta en ADN de la Unión Estadounidense de Libertades Civiles (ACLU, por sus siglas en inglés). Eidelman señaló la forma en que las búsquedas genéticas -al principio limitadas a delincuentes condenados- ahora abarcan a las madres, hermanos, tíos, abuelos y primos de tercera generación de las personas, que simplemente quieren saber si son alemanes o vikingos.

La directora del laboratorio de FamilyTreeDNA, Connie Bormans, se irrita ante cualquier uso de la palabra “búsqueda”. La policía no ve más información que cualquier otro usuario -sólo el nombre de la cuenta y la información de contacto que proporciona el individuo- a menos que obtenga una orden judicial. Ella ha rechazado los pedidos policiales que no cumplen con las reglas de uso permitido de la compañía.

Bormans no puede imaginar un escenario en el que una búsqueda familiar resulte contraproducente. “Es sólo una herramienta”, consideró. “No hay forma de que obtengan un perfil y arresten a alguien únicamente por el perfil”.

Pero en California, a principios de este año, la policía que investigó la violación, en 1995, de una colegiala de nueve años en Lake Forest, así como la violación en 1998 de una corredora en la misma ciudad, utilizó FamilyTreeDNA para identificar no a uno, sino a dos sospechosos: unos gemelos idénticos, que compartían el mismo ADN. Ambos hermanos fueron encarcelados hasta que evidencia adicional no revelada derivó en la libertad de uno y cargos de violación contra el otro. La oficina del fiscal de distrito del condado de Orange y el Departamento del Sheriff no respondieron a las solicitudes de información adicional sobre la base de los arrestos. Posteriormente, el fiscal de distrito adoptó una política de búsqueda de ADN que impide los arrestos apoyados sólo en la correspondencia familiar.

Para los estudiosos legales es sólo cuestión de tiempo antes de que los tribunales intervengan en la privacidad del ADN.

Únicamente uno de los 66 casos derivados de ADN identificados por The Times fue a juicio -un hombre de Washington condenado por matar a una pareja canadiense en la década de 1980- y el abogado defensor acordó no desafiar el trabajo de GEDMatch que llevó a la policía hasta su cliente.

En otros 27 expedientes, los perpetradores acusados ya estaban muertos, habían confesado o sido declarados culpables. Los fiscales en Virginia y California han pedido a los jueces que traten el ADN como un “informante genético”.

La oficina de Schubert bloqueó la divulgación del rastro de ADN que derivó en el arresto de dos violadores en serie acusados de las décadas de 1980 y 1990. Sus abogados le dijeron a un juez que el secreto debe extenderse -además de los nombres de los familiares cuyo ADN fue examinado- a los nombres de las compañías que proporcionan esa información, manteniéndola en secreto incluso de los abogados defensores.

El personal de Schubert argumentó con éxito que dicha divulgación podría “dar lugar a una reacción violenta contra ese sitio, que resulte en un endurecimiento de las restricciones en el sitio o su uso”. “Si las personas en la sociedad dejan de querer ingresar el ADN en las bases de datos genealógicas de los consumidores por temor a que su privacidad no esté protegida”, agregaron, “la policía pierde una técnica poderosa para resolver delitos”.

La preocupación por perder acceso al ADN llevó a dos fiscales de California a Texas. Los registros públicos muestran que Schubert y la fiscal adjunta del condado de Orange, Jennifer Contini, se reunieron un domingo de junio junto con Bennett Greenspan, CEO de FamilyTreeDNA, y solicitaron su ayuda para expandir el ADN disponible para la policía, incluida una campaña para convencer a los consumidores de compartir sus datos genéticos.

“Los dos realmente sentimos que deberíamos comenzar una campaña”, escribió Schubert a Greenspan al día siguiente. “Jennifer y yo pensamos que, tal vez, algo como “Estoy a favor de la libertad y la seguridad”, o “Estoy a favor de la seguridad y la libertad”, eran buenas ideas para un eslogan”.

El ejecutivo de FamilyTreeDNA ofreció la ayuda de su compañía de relaciones públicas para brindar a Schubert un “contenido convincente”.

“Necesitamos provocar la pregunta de manera que podamos dar una respuesta razonable”, escribió Greenspan.

Menos de un mes después nació el Institute for DNA Justice. La organización sin fines de lucro anunció una campaña valuada en $2 millones de dólares. Los documentos de registro identifican a Schubert como su CEO, y a Greg Totten, fiscal de distrito del condado de Ventura, como director financiero. No existe un vínculo directo con FamilyTreeDNA, pero las consultas de The Times a la firma de abogados que maneja los documentos fueron enviadas a la misma firma de relaciones públicas de FamilyTreeDNA. Una portavoz de dicha empresa afirmó que su trabajo para FamilyTreeDNA y la organización sin fines de lucro son separados, aunque los realicen las mismas personas.

El policía de Orlando que pasó por alto la política de privacidad de GEDMatch no está preocupado acerca de la privacidad y la aceptación pública. “Es un Gran Hermano, pero el Gran Hermano ha estado aquí por décadas”, afirmó Fields. “Todos quieren concentrarse en esto porque se trata del ADN, pero no es diferente a cualquier otra cosa que hacemos en nuestra vida cotidiana. La policía, con un papel y un juez, puede superar casi cualquier cosa”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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