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División del LAPD investigada por presunta falsificación de tarjetas

Los oficiales de la División Metropolitana de LAPD verifican los tatuajes de un conductor y un pasajero, mientras otros oficiales registran el vehículo, en noviembre de 2015.
(Marcus Yam / Los Angeles Times)

La división de LAPD bajo escrutinio por supuesta falsificación de tarjetas de entrevista de campo ha jugado un papel muy importante en su producción, según un análisis del Times.

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La división del Departamento de Policía de Los Ángeles (LAPD) que está bajo escrutinio a raíz de la supuesta falsificación de reportes de entrevistas de campo para retratar a algunas personas como pandilleros jugó un papel descomunal en la producción de dichas tarjetas de reporte, según un análisis de The Times.

Las tarjetas de entrevistas de campo (FI, por sus siglas en inglés) se utilizaron durante décadas para recopilar información y crear una base de datos a la que los oficiales pueden acceder como asistencia en sus investigaciones. La policía puede completarlas para documentar los encuentros que tiene con cualquiera a quien cuestionen. La información también se utiliza para agregar nombres a la base de datos estatal CalGang.

La división metropolitana de élite constituía aproximadamente el 4% de la fuerza, pero representó más del 20% de las tarjetas FI del departamento emitidas durante un período reciente de 18 meses, según el análisis. La división llenó 44.000 tarjetas desde el 1º de julio de 2018 hasta fines del año pasado.

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Los oficiales de la División Metro completaron tarjetas en el 65% de sus paradas de tránsito, más de tres veces la tasa de los agentes en las divisiones de 77th Street, Southeast y Southwest, donde hay más delitos que en otras partes de la ciudad, según los registros.

Y más de la mitad de las personas detenidas por los oficiales de Metro y cuyos datos fueron registrados en tarjetas no resultaron arrestadas ni citadas; una tasa cinco veces mayor que la del resto del departamento, según la revisión de los datos de detenciones de LAPD.

Los datos revisados por The Times no indican si un oficial documentaba a una persona como miembro de una pandilla en la propia tarjeta. La policía de Los Ángeles se negó a revelar esa información bajo la ley de registros abiertos del estado, alegando que divulgar detalles de las entrevistas de campo podría comprometer las investigaciones en curso.

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Funcionarios de LAPD expusieron que las cifras reflejan la misión de la división como una unidad de reserva móvil que se enfoca en el control proactivo para frenar los delitos violentos en lugar de manejar llamadas de radio diarias.

“No hay nada que impida a un agente completar una tarjeta de entrevista de campo para todas las personas con las que entran en contacto”, explicó el vicejefe de LAPD, Horace Frank. “Algunos oficiales de patrulla lo hacen, otros no. Pero no creo que podamos culparlos por hacer lo que se espera que hagan, que es completar las tarjetas FI”.

Pero los expertos en temas policiales y los defensores de los derechos civiles expresaron su preocupación; temen que la cultura basada en datos del departamento motive a los oficiales a completar más tarjetas y que las personas agregadas a la base de datos puedan caer bajo un escrutinio injustificado.

Según Peter Bibring, abogado de ACLU del sur de California, el número mucho mayor de tarjetas FI presentadas por oficiales de Metro resalta la naturaleza problemática del uso de la división de las paradas de tráfico con el pretexto de suprimir el delito, en las que los agentes usan una violación menor -como una luz trasera rota- para obligar a un conductor a detener el vehículo y buscar irregularidades más graves. En octubre, el jefe de policía de Los Ángeles, Michel Moore, ordenó a Metro que redujera tales patrullajes proactivos.

Bibring agregó que incluso si no están involucradas en actividades delictivas, las personas documentadas en las tarjetas de los oficiales de Metro podrían ser consideradas sospechosas en una investigación. “Si sus tarjetas FI están en el sistema, incluso si la información en ellas es vaga y no hay evidencia clara de una actividad criminal, puede haber una sensación de que donde el río suena, hay piedras”, comentó Bibring.

En el escándalo actual de la División Metro se han planteado preocupaciones similares sobre aquellos que se agregan a la base de datos CalGang. Dieciocho personas están actualmente bajo escrutinio en una investigación de oficiales que falsificaron información utilizada para ingresar individuos en la base de datos.
Las acusaciones salieron a la luz después de que una madre de Van Nuys recibió una carta de LAPD, a principios del año pasado, donde decía que su hijo había sido identificado como miembro de una pandilla durante una entrevista con oficiales a fines de 2018. La mujer supuso que se trataba de un error y lo denunció a un supervisor, en una estación de policía cercana. Luego, los funcionarios revisaron las imágenes de la cámara corporal y otra información, y encontraron inexactitudes que atribuyeron al agente involucrado.

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El fiscal general de California, Xavier Becerra, quien en febrero pasado anunció una investigación sobre el uso de la base de datos por parte de LAPD, dijo que ser ingresado por error en la base de datos puede derivar en un escrutinio injustificado de la policía. Bibring añadió que lo mismo podría ocurrir para un individuo a quien se coloca en una tarjeta FI. “La preocupación con las bases de datos policiales es que proporcionan un universo inicial para que la policía realice una indagación”, expuso. “Si un oficial está buscando sospechosos y se comete un delito en un área en particular, es posible que no conozcan a todas las personas que viven en esa área, pero pueden revisar las tarjetas FI”.

Frank calificó la afirmación de Bibring como “absolutamente falsa”. Los oficiales usan la base de datos para buscar personas particulares, dijo, no para ampliar la búsqueda de sospechosos. También señaló que no todas las tarjetas se ingresan en la base de datos del departamento.

La productividad de los oficiales de Metro se mide en parte por el número de incautaciones de armas, citaciones y entrevistas de campo que realizaron, muestra un documento interno obtenido por The Times. Frank agregó que las divisiones de patrulla también rastrean el número de tarjetas FI que los oficiales completan.

Una fuente de LAPD -que no está autorizada para discutir la investigación y solicitó el anonimato- afirmó que los oficiales de Metro sienten presión para producir estadísticas en un departamento orientado a resultados. Los problemas se derivan de una ampliación de Metro, en 2015, para enfocarse en armas y pandillas, destacó. Según los funcionarios del departamento, no hay cuotas que incentiven a los agentes a completar más tarjetas de entrevistas de campo.

“Necesitamos tener alguna forma de medir el desempeño de los oficiales, y así es como lo rastreamos”, indicó Frank. “Pero ello no le da a un agente la capacidad de mentir, engañar o proporcionar documentación falsa”.

Los expertos en temas policiales remarcaron que no hay que minimizar el seguimiento del departamento de las tarjetas FI, especialmente teniendo en cuenta que los oficiales de esa división completaron tarjetas para más de la mitad de las personas detenidas en el tránsito, cuando no hubo arresto o citación emitida.

“Completar entrevistas de campo es claramente una métrica del desempeño para estos oficiales, y los supervisores generalmente son responsables del desempeño de sus agentes”, expuso Richard Rosenfeld, profesor emérito de criminología en la Universidad de Missouri St. Louis.

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Rosenfeld acepta la explicación de LAPD sobre la alta tasa de tarjetas de entrevista de campo de Metro, pero considera que la misma explicación debería aplicarse a otras unidades especializadas que no se centran en responder a las llamadas de radio diarias. Si bien los oficiales que se enfocan en el control de pandillas llenaron tarjetas FI en el 28% de las paradas de tránsito, la tasa de Metro sigue siendo de más del doble que la de ellos.

Según Frank, la tasa más baja de oficiales de control de pandillas que llenan tarjetas se debe en parte al hecho de que a menudo están en la corte y pasan menos tiempo en las calles.

Los datos de detenciones ofrecen una imagen sobre cómo las diferentes divisiones usan las tarjetas de entrevista de campo como una técnica para la recopilación de inteligencia. Según el análisis, de los 50 oficiales de LAPD que completaron la mayoría de las tarjetas, más de la mitad eran de Metro. Cuatro de los cinco agentes individuales más prolíficos de LAPD fueron asignados a Metro y completaron tarjetas para aproximadamente el 90% de las personas que detuvieron.

Frank no está sorprendido de que algunos oficiales de Metro fueran más meticulosos sobre la presentación de tarjetas que otros en el departamento. “No indica ningún mal proceder”, expuso. “Esto sería lo preocupante: si completaran tarjetas IF para individuos con los que nunca entraron en contacto. Y de hecho, esa es una de las cosas que estamos indagando como parte de toda esta investigación [de pandillas]”.

En total, los oficiales de Metro completaron tarjetas para el 67% de los latinos a quienes detuvieron, el 64% de los negros y el 57% de los blancos. Frank indicó que cada parada realizada por los agentes se basa en una causa probable, y que los números brutos por sí mismos no son suficientes para causar preocupación por las diferencias raciales.

“No buscan detener a un individuo basándose en ‘Bien, esa persona es blanca o esa es negra’”, dijo. “Se enfocan en abordar los problemas delictivos”.

Para combatir un aumento de los delitos violentos, LAPD duplicó el tamaño de la División Metropolitana en 2015, creando unidades especiales para abordar los puntos críticos de la delincuencia. Pero en octubre pasado, Moore anunció una renovación de la división, e informó que los agentes de supresión de delitos de Metro se centrarían en localizar a los sospechosos buscados por delitos violentos y utilizar estrategias distintas a las paradas de vehículos en el tránsito.

La medida se produjo después de que una investigación de The Times descubrió que los agentes de Metro detenían a conductores afroamericanos a un ritmo de más de cinco veces su tasa poblacional en la ciudad.

El nivel de tarjetas de entrevistas de campo de Metro se había incrementado constantemente a más del 70% hasta el otoño pasado. Después del anuncio de Moore, la tasa se redujo a menos del 40%.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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