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La violencia doméstica aumentó dramáticamente después de que comenzó el COVID-19

A medical assistant checks people's temperatures outside a clinic that supports victims of domestic violence.
Un asistente médico controla la temperatura de las personas al ingresar al South Central Family Health Center en Los Ángeles, que ofrece apoyo a las víctimas de violencia doméstica. Un nuevo estudio de Boston documenta un fuerte aumento en los casos de abuso durante la pandemia de COVID-19.
(Francine Orr / Los Angeles Times)
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Las consecuencias del COVID-19 no siempre se muestran en los pulmones dañados en la pantalla de un radiólogo. Estos médicos que miran debajo de la piel de un paciente con la ayuda de tomografías computarizadas o resonancias magnéticas están viendo cada vez más evidencia de abuso físico por parte de las parejas domésticas de esos pacientes como consecuencia de los meses bajo las órdenes de quedarse en casa, la pérdida del trabajo y el aumento del estrés familiar que ha provocado la pandemia.

En las imágenes de alta tecnología que solicitan, los radiólogos y sus colegas médicos en los departamentos de emergencias de los hospitales ven huesos fracturados y órganos magullados y perforados. Las investigaciones a menudo revelan el secreto íntimo de una pareja abusiva.

Un nuevo estudio encuentra que a medida que las restricciones más estrictas sobre actividades no esenciales comenzaron a desaparecer en Massachusetts, los médicos de un gran hospital en Boston vieron casi el doble de la proporción de casos de abuso doméstico que resultaron en lesiones físicas en comparación con años anteriores. Las lesiones también fueron dramáticamente más graves, lo que generó preocupaciones de que las víctimas hubieran retrasado la búsqueda de atención incluso cuando la violencia contra ellas se intensificó.

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Los expertos en violencia infligida por la pareja han temido que dicho abuso aumente durante la pandemia de COVID-19, a pesar del hecho de que parece que se están reportando menos víctimas por temor a infectarse en una clínica, refugio o departamento de emergencias de un hospital.

En abril, el jefe de las Naciones Unidas, António Guterres, pidió medidas para contrarrestar lo que llamó un “espantoso aumento global de la violencia doméstica” vinculado a la pandemia y dirigido a mujeres y niñas. Un estudio realizado en mayo sobre las llamadas de abuso doméstico a la policía en 14 áreas metropolitanas de EE.UU encontró que la pandemia y la respuesta de salud pública habían dado lugar a un incremento del 10.2% en dichas llamadas.

La nueva investigación encuentra evidencia de que el abuso físico está en alza, incluso cuando ha disminuido el número de víctimas que denuncian.

Investigadores del Brigham and Women’s Hospital en Boston identificaron a 62 adultos que buscaron ayuda por abuso físico y no físico por parte de una pareja íntima entre el 11 de marzo y el 3 de mayo. Eso fue mucho menos que el número de personas que acudieron en busca de ayuda o tratamiento durante el mismo período en 2019 (104 personas), 2018 (106) y 2017 (146).

Pero la proporción de hombres y mujeres cuyo abuso fue físico, en lugar de verbal o emocional, fue 80% más alta en 2020 que en los tres años anteriores de forma conjunta. Y el abuso físico fue mucho más severo.

La nueva investigación se publicó en la revista Radiology.

Los investigadores categorizaron las lesiones de los pacientes por su gravedad, distinguiendo las superficiales como hematomas y ojos morados de las heridas profundas resultantes de estrangulamiento, quemaduras, cuchillos, pistolas y otros objetos que pueden dañar los órganos internos.

En los tres años anteriores, el hospital de Boston vio un total de 16 lesiones “profundas” causadas por la violencia de la pareja íntima. En 2020, sin embargo, el número de esas lesiones fue de 28.

Los resultados sugieren que “las víctimas pueden tener tanto miedo al COVID-19 que no lo reportan hasta que el abuso es severo”, dijo la Dra. Bharti Khurana, radióloga del Brigham and Women’s Hospital que enseña en la Escuela de Medicina de Harvard.

“Sabemos que el abuso físico de alto riesgo y las lesiones físicas graves están altamente asociados con el homicidio”, señaló Khurana. Por muy abrumados que hayan estado los médicos por la pandemia, deberían estar atentos a la evidencia de abuso doméstico, agregó.

La coautora del estudio, la Dra. Babina Gosangi, radióloga que enseña en Yale, dijo que la ubicación de las lesiones graves tendía a ser menos evidente para el observador casual. Las víctimas cuyas heridas se consideraron profundas solían haber recibido puñetazos, patadas o golpes repetidos en el abdomen y el pecho en lugar de la cara o alrededor de ella.

Si bien todos los pacientes del estudio reconocieron que sus lesiones fueron a manos de un compañero de hogar, el daño no fue tan fácilmente identificable como abuso doméstico, a diferencia de las muñecas y brazos rotos (una lesión defensiva típica), o los huesos faciales rotos o hematomas, que son más comunes en casos de violencia por parte de la pareja íntima.

El período de estudio abarcó un lapso intenso de restricciones relacionadas con el COVID-19 para el área de Boston. Las escuelas cerraron el 12 de marzo y, para el 24 de marzo, el gobernador de Massachusetts, Charlie Baker, había pedido un cierre de emergencia que prohibiera todas las actividades excepto las esenciales. El pico de casos de COVID-19 se produjo a fines de abril y, al final del estudio, el 3 de mayo, se estaba comenzando a reanudar un bajo nivel de actividad en la región.

Los investigadores notaron que el desglose étnico de las víctimas de abuso fue diferente durante la pandemia de lo que había sido en años anteriores. Aproximadamente dos tercios de los que buscaron atención o tratamiento en 2020 eran blancos. En los años anteriores, los blancos representaron el 26% de estos casos.

Khurana dijo que en tiempos normales, es casi seguro que el abuso de la pareja íntima se subestima en gran medida. En medio de una pandemia, cuando las víctimas están encerradas durante largos períodos de tiempo con sus abusadores y tienen pocos contactos sociales, es probable que ese recuento sea aún más pronunciado.

“Esta es la punta del iceberg”, dijo Khurana, quien ha trabajado para ayudar a otros radiólogos a identificar a las víctimas de la violencia por parte de la pareja íntima. “Vimos las peores 26 víctimas de violencia física. Eso es muy pequeño comparado con lo que está sucediendo”.

En los niños, el número de víctimas y su recuento insuficiente, podría ser aún más grave. La mayor parte de los casos de abuso físico son detectados por maestros y administradores escolares, quienes no han visto a los estudiantes en meses. Por lo tanto, es poco probable que se identifiquen la mayoría de los casos de lesiones físicas a menos que sean lo suficientemente graves como para provocar una visita al médico.

“Las consecuencias a largo plazo de la pandemia de COVID-19 para los niños no se entenderán durante años”, escribió recientemente la actriz, cineasta y activista Angelina Jolie. “Pero ya podemos ver el alto costo de la escolarización perdida, la angustia mental y una mayor exposición a la violencia que cambia vidas. Es hora de llevar las necesidades de los niños al primer plano del debate para construir una sociedad mejor”.

La Línea Directa Nacional de Violencia Doméstica está disponible para ayudar a las víctimas de violencia de pareja íntima las 24 horas del día, los 7 días de la semana, llamando o enviando un mensaje de texto al (800) 799-SAFE (7233).

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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