Pasadena incrementa restricciones de COVID-19 y podría considerar nuevas medidas

Una versión anterior de este artículo señalaba que el Ayuntamiento de Pasadena votó esta semana para permitir que los restaurantes permanezcan abiertos al aire libre. No votó sobre el asunto.

Después de acceder a seguir permitiendo las comidas al aire libre, Pasadena está intensificando la aplicación de las restricciones para el coronavirus, y puede considerar nuevas medidas, en medio de un aumento en contagios y hospitalizaciones en todo el estado.

La ciudad, una de las dos de Los Ángeles con su propio departamento de salud, decidió no seguir la prohibición impuesta en todo el Condado de comer en restaurantes. Su ayuntamiento optó esta semana por permitir que los establecimientos permanezcan abiertos al servicio al aire libre, siempre que tomen las precauciones adecuadas. El consejo no votó sobre la medida, que se produjo después de una extensa discusión y comentarios públicos, pero decidió reevaluar la situación a diario, informó la portavoz de la ciudad de Pasadena, Lisa Derderian.

“La ciudad ha invertido mucho dinero, y los restaurantes han dedicado demasiado en sus calentadores y carpas, por lo que estamos esforzándonos mucho para trabajar con ellos”, explicó Derderian.

Pero el cumplimiento ha sido desigual. Los inspectores de salud realizaron alrededor de 60 visitas directas el miércoles y el jueves, y la mayoría de los restaurantes —más de 40— estaban violando las reglas, señaló.

“Las infracciones más comunes incluyeron la falta de cubrebocas, las mesas no distanciadas adecuadamente y las áreas de comedor en interiores”, comentó.

El viernes, las inspecciones de seguimiento encontraron que cinco de los restaurantes no habían tomado medidas básicas para corregir sus faltas, y esos lugares fueron cerrados para comidas en persona, servicios para llevar y entrega a domicilio, agregó Derderian.

Los locales deben pasar por una audiencia y una nueva inspección antes de que puedan reabrir, un proceso que se espera que tome varios días, explicó.

“Cada restaurante probablemente tiene de 30 a 40 empleados que ahora se ven afectados, por lo que perjudica a muchos no cumplir con regulaciones sencillas”, indicó Derderian.

El equipo de administración de la ciudad planea reunirse con su director de salud y los funcionarios del hospital el lunes, para decidir si es necesario modificar las disposiciones sanitarias existentes, incluso cancelando las comidas al aire libre.

“Espero que no lleguemos a esa situación, pero es una posibilidad”, comentó Derderian. “Aquí es donde necesitamos que todos sean realmente conscientes de sus actividades diarias y se cuiden unos a otros, porque afectará a una multitud mucho mayor si solo unas pocas manzanas podridas estropean todo el grupo”.

Aún así, dijo, los funcionarios de la ciudad creen que los restaurantes “son un pequeño porcentaje del panorama general cuando se trata de los números de COVID”.

Las grandes concentraciones continúan siendo un problema, particularmente en los numerosos parques y áreas al aire libre, señaló Derderian.

Este fin de semana, la ciudad está enviando equipos de inspectores de salud a los parques y al circuito de Rose Bowl para impedir reuniones y emitir citaciones si es necesario, explicó.

Los agentes de policía se involucrarán solo como último recurso “si sucede algún incumplimiento deliberado o cualquier tipo de confrontación”, indicó.

“Queremos que la gente salga por su bienestar físico y mental, pero vemos partidos de softbol y fútbol con familias animando a sus hijos mientras juegan, sin cubrebocas, eso está prohibido”, señaló Derderian. “Así que, lamentablemente, vamos a impedir esas actividades”.

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