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California alcanza el récord de hospitalizaciones por COVID-19 desde que comenzó la pandemia

A sign at the Westfield Santa Anita shopping mall in Arcadia says "Masks are required."
En el centro comercial Westfield Santa Anita, en Arcadia, se les recuerda a los clientes que es obligatorio el uso de mascarillas.
(Genaro Molina / Los Angeles Times)
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California tiene hoy más personas hospitalizadas con COVID-19 que en cualquier otro momento desde que comenzó la pandemia, un acontecimiento siniestro que se produce a medida que las autoridades advierten sobre la propagación del virus después del largo fin de semana festivo.

Los números en alza plantean nuevas preocupaciones sobre el posible colapso de los hospitales en las próximas semanas, algo que se predijo mientras los casos de coronavirus aumentan a niveles sin precedentes en todo el estado y, en particular, en el condado de Los Ángeles.

Varias nuevas restricciones sobre las reuniones personales y los niveles de capacidad en las tiendas entraron en vigencia este lunes. Pero existe la preocupación de que el aumento de casos empeore debido a las celebraciones del Día de Acción de Gracias y las compras del Viernes Negro, que, aunque menos sólidas que en años normales, es probable que hayan causado nuevas infecciones.

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“Estábamos preparados para un alza”, señaló Bárbara Ferrer, directora de salud pública del condado de L.A. “Ninguno de nosotros pensó realmente que el aumento sería tan grande en un período tan corto”.

Había 7.415 pacientes de COVID-19 en los hospitales de California este sábado, según las últimas cifras publicadas por el estado, superando el máximo anterior -en julio- de 7.170. Solo un mes antes, el 28 de octubre, había alrededor de 2.400 personas con COVID en hospitales estatales.

El condado de L.A. tuvo la mayor cantidad de pacientes en los hospitales, con 2.185; el Condado se está acercando rápidamente a su máximo histórico de 2.232, establecido en julio pasado.

La tasa de mortalidad también está aumentando: en el condado de Los Ángeles, un promedio de 30 personas fallecen por COVID-19 todos los días, el triple de la tasa del período cercano al día de las elecciones. En todo el estado, se informó una media de 75 muertes diarias durante la semana antes de Acción de Gracias, en comparación con 40 a mediados de noviembre.

El Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles informó el domingo 5.014 nuevos casos de coronavirus y 19 muertes relacionadas. El conteo alto se produjo pese al hecho de que las cifras de casos generalmente disminuyen los fines de semana, cuando algunos laboratorios no informan resultados, y a pesar de las predicciones de los funcionarios de que el número sería más bajo de lo habitual durante varios días porque no se realizaron pruebas comunitarias en Acción de Gracias y solo se hicieron de forma limitada en la jornada posterior.

Los funcionarios establecen que si las condiciones siguen empeorando, será necesario emitir pautas más estrictas, similares a las órdenes de quedarse en casa impuestas en la primavera pasada.

“¿Medidas más restrictivas? No puedo imaginar cómo sería eso en este momento”, reconoció María Salinas, presidenta y directora ejecutiva de la Cámara de Comercio del Área de Los Ángeles. La comunidad empresarial está preocupada por el aumento de casos, añadió, pero muchos sienten que la decisión de cerrar el servicio al aire libre de los restaurantes no se basó en datos que probaran que el virus se estaba propagando entre los clientes.

Los funcionarios de salud destacaron que existe un riesgo elevado de propagación en cualquier lugar donde haya reuniones de personas que coman, beban y permanezcan sin mascarillas.

“Aquí vamos de nuevo. No estoy convencida de que cerrar, reabrir y cerrar de nuevo sea efectivo”, expresó la supervisora del condado de Los Ángeles, Janice Hahn, quien, junto con la supervisora Kathryn Barger, presentó una propuesta que pedía a la junta permitir que los restaurantes siguieran ofreciendo cenas al aire libre. La moción fue rechazada la semana pasada. “Nada de lo que hemos hecho hasta ahora ha funcionado”, indicó Hahn en un comunicado. “Nuestros negocios están sufriendo. Los niños no han vuelto a la escuela. Nuestro sistema de salud está a punto de verse abrumado”.

Otros supervisores expresaron que respaldan las medidas más estrictas recomendadas por los funcionarios de salud.

“Cuando la tasa de casos llega a cierto punto, se toman medidas drásticas para frenar la propagación de este virus tremendamente mortal”, manifestó la supervisora Hilda Solís en un comunicado.

Los médicos, epidemiólogos y expertos en enfermedades infecciosas han sido claros: cenar en un restaurante al aire libre es riesgoso, y las prácticas que parecían seguras hace solo unas semanas son más peligrosas ahora debido a los mayores niveles de propagación del virus por todo el condado de Los Ángeles.

Comer al aire libre probablemente se haya vuelto aún más riesgoso, ya que los restaurantes instalaron barreras plásticas para proteger a los comensales del viento -precisamente la brisa que ayuda a eliminar las partículas exhaladas por los infectados-. Sin esas corrientes, el virus permanece en el aire por más tiempo, lo cual facilita la infección. “Aún no he visto a alguien cenar con la mascarilla puesta”, ironizó el Dr. George Rutherford, epidemiólogo y experto en condiciones infecciosas de la UC San Francisco. “Reunirse con personas de otros hogares, eso crea transmisión. Es así”.

El Dr. Robert Kim-Farley, epidemiólogo médico y experto en enfermedades infecciosas de la Escuela de Salud Pública Fielding de UCLA, señaló el domingo que hay una tensión renovada entre quienes desean salvar todas las vidas posibles y aquellos que se preocupan por la economía devastada. Pero esos dos objetivos no son mutuamente excluyentes, recalcó: la recuperación de la economía requiere de un virus bajo control. “El aumento actual de las restricciones intenta encontrar una manera de quebrar este aumento actual, para llevarnos a un nivel en el que no pongamos en peligro nuestro sistema hospitalario”, comentó Kim-Farley, un ex funcionario de alto rango del Departamento de Salud Pública del condado de Los Ángeles y los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de EE.UU (CDC).

El aumento de casos de coronavirus en California comenzó a fines del mes pasado, y los casos nuevos están aumentando más rápidamente que durante el pico de la crisis, a mediados de julio, según las autoridades. En todo el estado, un promedio de 13.000 personas dan positivo por el virus a diario, más del cuádruple de la tasa a fines de octubre, cuando el promedio era de 3.000.

En el condado de L.A., una media de 4.300 individuos dan positivo a diario; la cifra era de unos 1.000 a mediados de octubre, según los registros del Condado.

El sur de California en su conjunto tiene una tasa de infección particularmente alta. Durante los siete días previos a Acción de Gracias, los condados del sur de California informaron un promedio diario de 40 nuevos episodios por cada 100.000 residentes, la mayor cantidad registrada hasta ahora y más del doble que en el Área de la Bahía, que informó un promedio de 17 por 100.000 habitantes.

El número de casos creció tan rápidamente que los funcionarios de todo el estado advierten que las camas de los hospitales podrían quedarse cortas en cuestión de semanas, a menos que se haga algo para reducir drásticamente la propagación de la enfermedad. Si la dotación de personal de las unidades de cuidados intensivos supera su capacidad, la tasa de mortalidad aumentará. La escasez afectaría no solo a los pacientes de COVID-19, sino también a aquellos que necesitan tratamientos de emergencia por accidentes o casos de apendicitis, ataques cardíacos o accidentes cerebrovasculares.

Debido a que las hospitalizaciones reflejan casos que fueron identificados dos o tres semanas antes, los funcionarios están seguros de que continuarán en alza durante las próximas dos o tres semanas, dadas las cifras de episodios recientes.

Si es así, advirtió Ferrer, “nos espera un momento muy difícil, porque tendremos un incremento además del brote”.

Un modelo influyente que sigue el Instituto de Métricas y Evaluación de la Salud de la Universidad de Washington dice que, sin cambios importantes en las políticas o el comportamiento actuales, California está en vías de duplicar su cantidad acumulada de muertes para finales del invierno, de más de 19.000 a más de 37.000 para el 1º de marzo próximo.

Todavía es posible cambiar esa trayectoria, remarcó Anne Rimoin, profesora de epidemiología en la Escuela de Salud Pública Fielding, de UCLA. “Toda enfermedad, hospitalización y deceso en este momento es evitable, si todos hacemos nuestra parte”, comentó.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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