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Mientras algunos sienten que ‘la pandemia terminó’, los expertos temen por el regreso de las multitudes a California

The Santa Monica Pier.
La gente camina por el muelle de Santa Mónica, el lunes.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Dado que en otras zonas del país ya se está produciendo un alarmante repunte del coronavirus, las autoridades afirman que las próximas semanas son cruciales para que California pueda evitar un nuevo repunte.

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En una luminosa y cálida mañana en Santa Mónica, Angélica Far descansaba en una tumbona verde, bebía un café helado y tomaba el sol. La mujer, de 43 años, acababa de llegar de Chicago con sus dos hijos y su cachorra, una beagle llamada Bella. Cuando se le preguntó qué los había traído al sur de California, Far pronunció cuatro palabras: “Receso de salud mental”.

Y no está sola. Con los casos de coronavirus en declive, el aumento de la vacunación y el alza de las temperaturas, Santa Mónica y otras ciudades se mostraron más bulliciosas en los últimos días, con la presencia de grupos de turistas y viajeros, patinadores, bañistas y comensales al aire libre.

Después de un año de cierres de negocios y restricciones de viaje que devastaron la economía turística, los comerciantes y visitantes notan que las actividades están comenzando a recuperarse. “Siento que la pandemia terminó”, afirmó Kemuel Kendrick, de 19 años, quien estaba de compras en el paseo marítimo de Santa Mónica junto con tres amigos de Charleston, Carolina del Sur. “Obviamente, todos tenemos mascarillas, pero por lo demás, realmente no tengo ya ese miedo”.

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Pero las vacaciones sin preocupaciones de una persona pueden ser la noche de insomnio de otra. Y los funcionarios de salud pública temen cada vez más que la próxima semana -el receso de primavera combinado con Pésaj y la Pascua- puedan malograr los triunfos de California contra el coronavirus. La confluencia de eventos podría provocar un aumento de viajes, reuniones sociales y celebraciones, todo lo cual, sin las debidas precauciones, aumentaría el riesgo de transmisión del patógeno.

“Notamos que ahora hay más viajes de los que vimos durante la pandemia, incluidas las vacaciones de Navidad y Año Nuevo”, comentó la Dra. Rochelle Walensky, directora de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), durante una sesión informativa, este lunes. “Creo que la gente aprovechó lo que percibe como una relativa escasez de casos, una mediana calma en comparación con el nivel que teníamos, para aprovechar sus vacaciones de primavera y hacer viajes. Al respecto, quiero decir que hemos visto aumentos repentinos después de cada feriado (el Cuatro de Julio, el Día del Trabajo, Navidad) y que estamos viendo un repunte en este momento”.

Hasta ahora, el estado no detectó el mismo tipo de incremento en los casos de coronavirus que generó alarma en otras partes del país.

Pero California aparentemente ha mostrado un índice atípico en el pasado, solo para ser severamente afectada después.

Los expertos en salud consideran que las próximas semanas serán cruciales para que California mantenga bajas las tasas de infección por COVID-19 y permita que muchas más personas se vacunen. “Sé que esto ha sido muy solitario para mucha gente. Ha sido difícil”, destacó el Dr. David Hayes-Bautista, distinguido profesor de medicina de la Facultad de Medicina David Geffen, de UCLA. “Así que existe una tentación real de liberarse por una noche porque ‘no importa’. Bueno, sí importa”.

En muchos sentidos, esta época del año parece hecha a medida para poner a prueba la determinación de los californianos cansados por la pandemia.

José y Stephanie Rivera disfrutan de sus sobrinos en una visita al muelle de Santa Mónica.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Es la temporada primaveral y muchas personas, especialmente los adultos más jóvenes, pueden estar buscando olvidarse de los trastornos de su vida por un tiempo. Los días festivos, como la Pascua y Pésaj, son normalmente motivo para celebrar con la familia, los amigos y los compañeros de fe.

Los pedidos de mantener la guardia en alto también pueden estar cayendo en oídos sordos en un estado como California, donde el COVID-19 parece estar en retroceso. Los casos, las hospitalizaciones y las muertes están disminuyendo y la vacunación aumenta.

Las cosas han mejorado hasta el punto de que algunas áreas, incluidos los condados de Los Ángeles y Orange, están preparadas para desbloquear aún más sus economías, abriendo nuevas oportunidades para que los residentes socialicen y se desahoguen.

Las empresas ya se están preparando para un auge de ventas. David Hardie, gerente del restaurante Water Grill, en Ocean Avenue de Santa Mónica, destacó que el número de comensales ha aumentado constantemente durante las últimas dos semanas. El domingo, el lugar recaudó $19.000 en el turno del almuerzo, precisó. En los peores días del otoño e invierno pasados, hubieran sido dichosos si llegaban a los $6.000. “Las cosas definitivamente están volviendo a un ritmo más normal”, dijo Hardie mientras los meseros llevaban platos a los comensales, incluido un puñado de personas sentadas en las mesas interiores. “Y estamos muy emocionados”.

Todas esas buenas noticias, sin embargo, no eliminan la agonizante espina en el costado colectivo del estado.

“Este es un virus mortal y grave. No descansa para las vacaciones de primavera ni de verano. Tenemos que derrotarlo”, destacó el gobernador Gavin Newsom la semana pasada.

Hasta el domingo, el promedio nacional de siete días para los casos de coronavirus reportados recientemente fue de 61.632, un 13% más que la semana anterior, según datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE.UU.

Sin embargo, California tiene una tendencia en la dirección opuesta, al menos por ahora. Durante los últimos siete días, el estado informó un promedio de 2.546 nuevos episodios de coronavirus por día, una disminución del 24% con respecto a hace dos semanas, según datos compilados por The Times.

La información de los CDC muestra que la última tasa de casos de siete días por cada 100.000 personas (42.8) es la segunda más baja entre todos los estados y muy por debajo de la tasa nacional de 130. La tasa comparable durante el mismo período fue de 450.4 en la ciudad de Nueva York; 237.3 en el resto del estado de Nueva York; 162.3 en Florida y 92.8 en Texas.

No está exactamente claro por qué las cifras de California son comparativamente buenas en este momento. Sin embargo, algunos funcionarios de salud señalan el hecho de que otros estados rescindieron los mandatos de uso obligatorio de mascarillas y relajaron mucho más ampliamente las restricciones comerciales relacionadas con la pandemia. “Creo que la razón por la que estamos viendo esta meseta y un pequeño aumento, que esperamos no se convierta en un pico, es porque estamos haciendo cosas prematuramente con respecto a las aperturas”, afirmó el Dr. Anthony Fauci, principal experto en enfermedades infecciosas del país, durante una sesión informativa este pasado lunes.

Otros se han preguntado si California se puede beneficiar del hecho de que tantos residentes tengan algún grado de protección contra el COVID-19, ya sea porque estaban infectados previamente o porque han sido vacunados al menos parcialmente. “Por el momento, no sabemos qué está impulsando nuestra buena experiencia actual”, comentó Paula Cannon, profesora de microbiología molecular e inmunología en la Escuela de Medicina Keck de la USC, en una entrevista realizada este lunes. “Pero sea lo que sea, espero que sigamos así”.

People walk in Santa Monica
Desde la izquierda, Kemuel Kendrick, Savannah Reid, Gary Winthorp y Jackson Livingston, de visita en la Promenade, Santa Mónica, desde Carolina del Sur, este lunes pasado.
(Al Seib / Los Angeles Times)

No obstante, los funcionarios de salud se apresuran a señalar que California no está exenta. “El año pasado mostró que, a menudo, la costa este experimenta aumentos en los casos antes que la oeste y que, por lo general, el condado de Los Ángeles está unas semanas detrás de Nueva York”, afirmó la directora de Salud Pública del condado de Los Ángeles, Bárbara Ferrer, la semana pasada.

Es por eso que esta época del año está levantando tantas banderas de advertencia para los funcionarios de salud y los expertos, que destacan que viajar, ya sea por las Pascuas, las vacaciones de primavera o simplemente por el gusto de hacerlo, solo aumenta el riesgo de propagar y contraer el coronavirus.

“Esta es nuestra preocupación. La gente ha estado encerrada durante un año”, comentó Hayes-Bautista. “Va a haber una verdadera tentación para estos jóvenes adultos de salir y encontrarse con amigos”.

El domingo, 55.169 pasajeros pasaron por seguridad en el Aeropuerto Internacional de Los Ángeles. Se trata de la cifra más alta en un solo día desde que comenzó la pandemia, indicó un portavoz, pero aún así es menos de la mitad de las personas que pasaron por el aeropuerto en la misma fecha en 2019. “Todavía no hemos vacunado a suficientes individuos como para tener una resiliencia completa y adaptarnos a una relajación total del comportamiento”, expuso Cannon. “Ya casi llegamos, pero podemos descarrilar si mucha gente que no está vacunada viaja sin precauciones”.

Women talk on the Santa Monica Pier
Stephanie French, de 32 años, a la izquierda, y su amiga Mariah Sand, de 39, visitaron el muelle de Santa Mónica, el lunes, después de volar a California desde Seattle.
(Al Seib / Los Angeles Times)

Stephanie French, de 32 años, y Mariah Sand, de 39, volaron a Los Ángeles desde Seattle el lunes temprano para disfrutar de la playa, y planeaban tomar un vuelo de regreso durante esa misma madrugada. “Solo queríamos un poco de sol”, comentó French.

Ni ella ni Sand usaban mascarillas faciales (French comentó que perdió la suya en la playa) y tampoco estaban seguras de vacunarse contra el COVID-19. También indicaron que no les preocupa un nuevo aumento de casos o las nuevas variantes del virus.

Eric Rush, que trabaja en un puesto de camisetas en el paseo marítimo, estaba feliz de ver a tanta gente. Durante el último año, su lugar permaneció cerrado durante meses y, en diciembre, contrajo COVID-19. “Parece verano”, dijo, señalando la playa justo detrás de él, donde decenas de personas chapoteaban en las olas. “Solo espero que todo vuelva a la normalidad. Quiero decir, es L.A., después de todo”.

Debido a la naturaleza rezagada del coronavirus, tomará semanas determinar si un brote de primavera afectará a California. Sin embargo, incluso si así fuera, algunos expertos esperan que sea significativamente más suave que la ola devastadora que azotó al estado durante el otoño y el invierno. “Si ocurre otro pico, probablemente habría un incremento de la infección pero sin las mismas devastadoras consecuencias, porque las personas más vulnerables son los mayores de 65 años, aquellos con problemas de salud subyacentes y los trabajadores de primera línea, y muchos de ellos ya han sido vacunados”, señaló Cannon.

Joe Dubois, de 27 años, estaba entre la multitud que observaba a los patinadores en Venice Beach, el lunes.

Dubois, que vive en South Pasadena y trabaja en ingeniería de software, se siente alentado al ver que las tasas de positividad mejoran a nivel local. “Las cosas definitivamente se están templando”, comentó, y señaló que se siente más cómodo de pasar tiempo con amigos al aire libre e incluso recibiendo a alguna persona ocasional en su casa. Aún así, es cauteloso y cuidadoso cuando se trata de seguir las pautas de la mascarilla y el distanciamiento físico. “Mi comportamiento no ha cambiado, pero sí mi forma de pensar”, concluyó.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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