Anuncio

Columna: Con la destitución del gobernador de California, los latinos tienen en sus manos un ‘desmadre’ político

California Gov. Gavin Newsom greets Israel Ortiz
Mientras Gavin Newsom se enfrenta a una revocatoria, los activistas latinos afirman que involucrar a sus comunidades y brindar una respuesta más sólida a la pandemia podría ser la clave para que el gobernador perdure en el cargo. Arriba, Newsom saluda al residente Israel Ortiz.
(Damian Dovarganes / Associated Press)
Share

Con suficientes firmas certificadas como para poner la destitución del gobernador de California Gavin Newsom en la boleta electoral de otoño, lo primero que me viene a la mente es una de mis palabras favoritas en español: desmadre.

Es uno de esos términos que la gente usa para describir cosas diferentes, a veces contradictorias. Así, desmadre puede ser un desastre enorme, o un momento muy divertido, un trabajo justo, un atolladero desesperanzador.

California es siempre un desmadre. Pero una revocatoria desencadenaría un desmadre de la democracia, que hará que la destitución a mano de los votantes del entonces gobernador Gray Davis, en 2003, parezca tan solemne como una audiencia en la Corte Suprema.

Anuncio

El mundo se enfocará en California una vez más y analizará mil veces por qué este estado, tan relevante, sigue explotando. Cientos de millones de dólares en avisos, anuncios publicitarios y campañas de redes sociales inundarán nuestros sentidos durante los próximos meses. ¡Y los candidatos! Habrá algunos serios, otros de broma y otros tontos, mientras todos esperan lo inevitable: que Antonio Villaraigosa emerja de su paseo por el desierto político como Gandalf, de “El señor de los anillos”, para proclamar que nos salvará a todos con su recién crecido casco de rizos grises.

Va a ser un desmadre de desmadres, se los advierto.

Los oponentes de Newsom todavía tienen mucho trabajo por hacer, por supuesto. Las encuestas han demostrado consistentemente que la mayoría de los votantes de California no quieren destituirlo de su cargo, lo cual no es un buen puntapié inicial para la gente de la iniciativa Recall Newsom, en un estado tan abrumadoramente liberal como el nuestro. Tampoco ha surgido algún candidato conservador infalible, con oportunidades para enfrentarse a Gavin el Grande tal como lo hizo Arnold Schwarzenegger en 2003. Si California sigue reiniciando sus actividades y los casos de coronavirus continúan cayendo, los niños vuelven a la escuela y la economía se recupera, entonces el derrocamiento de Newsom será tan probable como que un helado se mantenga fresco en la rambla de Venice en agosto.

Sin embargo, hay un grupo que puede decidir las elecciones sin importar lo que suceda en los próximos meses: los latinos. Somos el máximo voto decisivo en esta carrera, porque podemos provocar el mayor desmadre.

Una encuesta de marzo realizada por Probolsky Research encontró que el 44.5% de los votantes latinos consultados optaría por destituir a Newsom. Solo el 41% dijo que rechazaría la revocación, en comparación con el 49% de los votantes blancos, el 49% de los asiáticos y el 72% de los negros.

Dado que los latinos representan casi un tercio de los votantes elegibles de California, somos la aldaba que mantiene desactivada la ‘granada Newsom’. Y aunque personalmente me opongo a la destitución, puedo ver que los latinos se inclinan en cualquier dirección si los oponentes y defensores de la iniciativa son lo suficientemente inteligentes como para hablar nuestro idioma, y no me refiero al español, ni al quechua, sino a 2020.

Si bien la mayoría de las personas sufrieron mucho el año pasado, pocas fueron más afectadas que los latinos. Fuimos sacudidos de forma desmesurada con los casos y las muertes por COVID-19. Los cierres económicos destruyeron nuestros bolsillos; las clausuras de escuelas afectaron a nuestros niños, que representan más de la mitad de los estudiantes en escuelas públicas de California.

La cara pública y simbólica de todo esto es Newsom, para bien o para mal. Ya no era considerado para integrar nuestro panteón de héroes políticos, como JFK o incluso Obama. Hasta el más fresa (frou-frou) de los latinos que conozco lo considera un elitista que piensa demasiado en sí mismo. Su cena en el muy elegante French Laundry selló a fuego este pensamiento. Si, en cambio, hubiera celebrado con un burrito enorme de El Castellito, en el distrito Mission, de San Francisco, seríamos sus defensores más feroces.

Los defensores de la destitución entienden esta latente antipatía latina mejor que los demócratas. Es por eso que ya están retratando las acciones de Newsom durante el año pasado como una traición específica. “La comunidad latina fue devastada por la incompetencia de este gobernador”, declaró la presidenta del partido republicano de California, Jessica Milan Patterson, al Sacramento Bee. “Los latinos están hartos de palabras vacías y la doble moral”.

Van a agitar este mensaje una y otra vez, algo irónico considerando que muchos de sus candidatos ganaron las elecciones presentando a los latinos como parásitos. Pero todo lo que han hecho los oponentes de la iniciativa para intentar contrarrestar este mensaje hasta ahora es afirmar que QAnon y Proud Boys son los principales impulsores de ella. La estrategia solo funciona hasta cierto punto antes de que los latinos comiencen a pedir un argumento más sustantivo.

Y será mejor que los demócratas se asusten cuando eso suceda. Durante el último cuarto de siglo, se han postulado en California haciendo poco más que señalar la xenofobia del partido republicano. No necesitaron hacer mucha campaña por nuestros votos, pero la destitución de Newsom expondrá su flacidez electoral y sus músculos débiles. Así que, los defensores del gobernador deben despertarse, oler el pozole y tomar esto en serio.

Durante los próximos meses, deberán convencer a los latinos de que 2020 fue una aberración imprevista, que solo Newsom puede rectificar. Los latinos no pueden darse el lujo de dar por sentadas palabras grandiosas como en elecciones anteriores; debemos presionar para asegurarnos de que las promesas se conviertan en acciones, y no en el desmadre habitual.

Nuestro matrimonio con los demócratas habilitó que el partido obtenga una supermayoría en Sacramento. ¿Y qué nos ha dado ello? El senador estadounidense Alex Padilla, seguro, pero la desigualdad de ingresos y las brechas en los logros educativos en California afectaban a los latinos mucho antes del coronavirus y empeoraron en el último año, y probablemente se agravarán durante décadas. La comunidad debe asustar a la campaña de Newsom manteniendo abiertas las opciones en la pregunta de la destitución, y pasarle así la factura.

Entonces, ¿qué les parece, latinos? ¿Listos para armar un poco de desmadre? Con esta destitución tenemos una enorme oportunidad: decidamos al respecto y modifiquemos a ambos partidos para siempre en el proceso. Podemos hacer que los republicanos repudien el odio y las conspiraciones de una vez por todas, y que finalmente actúen como un partido legítimo si quieren que rechacemos a Gavin. También podríamos hacer que los demócratas dejen de darnos por sentado. Somos la última y mejor esperanza para ambos lados, así que hagámoslos trabajar para nosotros como bailarines folclóricos, pisando fuerte alrededor de un sombrero.

Todo este desmadre trae a la mente otra expresión en español que todo votante latino debería pensar al llegar el Día Especial de Elecciones: No la riegues. No lo arruinemos.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

Anuncio