Enriquecimiento repentino: una empresa de Pasadena ganó miles de millones vendiendo pruebas de COVID; luego vinieron las dudas
En el último año, los ejecutivos de una startup de Pasadena comenzaron a volar desde Burbank a destinos en todo el mundo en un par de jets Gulfstream recientemente registrados; uno de ellos, un G650 con asientos de felpa blanca, interiores pulidos y otros acabados de lujo.
Dos ejecutivos asociados con la misma empresa también compraron casas multimillonarias, no muy lejos de la elegante sede de la empresa. Y cuando los agentes inmobiliarios pidieron pruebas de fondos que pudieran costear esos precios, uno de ellos entregó un extracto bancario que mostraba un depósito de 128 millones de dólares en la cuenta de la compañía, de parte del gobierno británico.
El destinatario de esa enorme ganancia inesperada fue Innova Medical Group, una empresa formada al comienzo de la pandemia, que se convirtió en un improbable proveedor global de pruebas de COVID-19.
La empresa fue fundada por Charles Huang, un ex ejecutivo automotriz chino, de 57 años de edad, que se instaló en el Valle de San Gabriel y no es ajeno a empresas ambiciosas, incluidas diferentes iniciativas para ayudar a revivir al legendario fabricante de automóviles británico MG Rover y construir una planta para vehículos híbridos, valuada en 4.000 millones de dólares, en Alabama.
Ninguno de esos negocios dio resultado, pero eso no lo desanimó. Cuando China reveló que algunos residentes de Wuhan, donde él había ido a la universidad, se habían enfermado por un coronavirus recién descubierto, Huang percibió que había una oportunidad.
Menos de tres meses después era presidente de Innova, que en septiembre de 2020 obtuvo una gran cantidad de pruebas rápidas de COVID-19 de un fabricante chino desconocido, antes de que las compañías farmacéuticas bien establecidas pudieran hacerlo.
Entonces, justo cuando el primer ministro británico, Boris Johnson, estaba desesperado por obtener pruebas que permitieran que el país volviera a la normalidad, Innova estaba lista: obtuvo múltiples contratos gubernamentales estimados en al menos $2.700 millones y vendió más de mil millones de pruebas en todo el mundo.
Pero el puntaje financiero de Huang se vio afectado por la controversia. En junio, la Administración de Drogas y Alimentos de EE.UU (FDA) dijo que tenía “preocupaciones importantes” de que la prueba de Innova pudiera producir resultados falsos que llevaran a un caso grave o la muerte. La agencia instó a los relativamente pocos estadounidenses que habían recibido el producto de Innova a “destruir las pruebas, tirándolas a la basura”.
La advertencia siguió a una inspección, a principios de este año, de las oficinas de Innova, donde los funcionarios de la FDA encontraron irregularidades. Dentro de una sala de almacenamiento, los inspectores del gobierno hallaron 13 pruebas mezcladas con cajas dañadas del producto o listas para ser destruidas, sin marcas que indicaran cuáles eran aptas para enviar, según una carta de la FDA dirigida a la empresa. Las pruebas se habían enviado con instrucciones incorrectas, encontraron los inspectores, y sumado a ello, Innova no las había inspeccionado ni verificado después de recibirlas de su fabricante en China.
Innova también había distribuido más de 70.000 pruebas a estadounidenses, comentó la FDA, aunque no estaban autorizadas por la agencia para su venta nacional -pese al pedido de la compañía-.
Innova defendió su producto, que se sigue ofreciendo en Reino Unido y otros mercados exteriores. Una portavoz afirmó que las preocupaciones de la FDA no están relacionadas con la fabricación de la prueba, sino con cuestiones como el etiquetado.
Innova está trabajando con la agencia para rectificar cualquier problema, comentó, y agregó que las ventas en EE.UU se limitaron a empleados, estudios clínicos y algunos clientes con fines de evaluación. “Estamos en vías de cumplir plenamente con los requisitos de la FDA”, afirmó la portavoz en un correo electrónico, quien sin embargo se negó a poner a Huang a disposición para una entrevista o a responder otras preguntas planteadas en este artículo que no están directamente relacionadas con el negocio de pruebas de la compañía.
En Gran Bretaña, en junio, la acción de la FDA encendió un debate ya intenso en los medios de comunicación y las publicaciones científicas sobre la precisión de las pruebas y la decisión del gobierno de Reino Unido de enviar millones de estas a los hogares para exámenes masivos, a pesar de que las propias instrucciones del fabricante remarcan que están destinadas a pacientes con síntomas y deben ser realizadas por “personal de laboratorio clínico capacitado”.
No es la primera vez que un grupo de empresarios poco conocidos hace una fortuna vendiendo una prueba de COVID-19 que enfrenta dudas de los reguladores. En Estados Unidos, la startup Curative, del área de Los Ángeles, recaudó $1.000 millones o más con su prueba de COVID-19 después de que los funcionarios de salud de todo el país lo adoptaron para evaluar a poblaciones masivas, aunque también estaba destinada solo para pacientes con síntomas. En respuesta, la FDA emitió un recordatorio público sobre su uso aprobado.
Jo Maugham, director ejecutivo de Good Law Project, una organización sin fines de lucro que demandó al gobierno de Reino Unido para que revelara los detalles del gasto por miles de millones de libras relacionado con el COVID, afirmó que la pandemia abrió las compuertas para la realización de contratos cuestionables. “La gobernanza ha desaparecido, fundamentalmente”, comentó. “Están sucediendo muchas cosas, por razones que son muy, muy difíciles de entender”.
Esto es cierto. En los primeros meses de la pandemia, Huang vio una oportunidad: mostrar cómo, en el caos de un evento que cambió el mundo, los emprendedores laboriosos, incluso sin un historial en salud o ciencia, podían beneficiarse enormemente.
Veloz, barato y polémico
Las pruebas rápidas de antígenos son similares a los exámenes de embarazo caseros, que se pueden hacer en el hogar por cuenta propia, solo que las de Innova se basan en hisopos nasales y faríngeos. Buscan proteínas vinculadas a las infecciones por COVID-19, un método que es menos sensible que la reacción en cadena de la polimerasa o PCR, pruebas que detectan material genético del coronavirus.
Sin embargo, las pruebas de antígenos tienen una ventaja sobre el análisis de PCR en precio y velocidad. Las de PCR pueden costar $100 o más y deben procesarse en laboratorios; los resultados a menudo demoran días. Las de antígenos pueden proporcionar resultados en 20 minutos e Innova dice que la suya cuesta “menos que un café y un pan” compradas en grandes cantidades.
Los defensores, incluido Innova, afirman que su menor sensibilidad las hace mejores para detectar a personas contagiosas con altas cargas virales, un punto para el debate científico.
La decisión del gobierno de Reino Unido de comprar pruebas de antígenos en cantidades masivas a la startup de Pasadena se basó en el deseo del gobierno de Johnson de reabrir la economía después de los cierres.
Así, se estableció un programa de pruebas y rastreos construido en torno a las pruebas de antígenos para detectar y aislar rápidamente a los pacientes con COVID-19, incluidos los asintomáticos.
Los científicos del gobierno y de la Universidad de Oxford evaluaron 40 pruebas y seleccionaron a Innova para un programa piloto basado en el estudio inicial. Los análisis los realiza Xiamen Biotime Biotechnology Co., una empresa de la provincia de Fujian.
Según el gobierno, la prueba produjo menos de un falso positivo de cada 100 y, en general, detectó alrededor de 77 infecciones de cada 100, incluidas más del 95% de las que tenían altas cargas virales. Su sensibilidad, o capacidad para detectar contagios, aumentó al 79% cuando la realizaron científicos de laboratorio.
Otras personas en los estudios iniciales se hicieron la prueba ellos mismos, aunque las propias instrucciones de Innova remarcan que deben ser realizadas por profesionales de la salud, a pacientes con síntomas. Esa discrepancia obligó al gobierno a reempaquetar el producto de Innova como una prueba del Servicio Nacional de Salud, lo cual permitió que se la autoadministraran individuos sin síntomas. La prueba detectó solo el 58% de las infecciones cuando fue autoefectuada.
Los resultados del proyecto piloto de Liverpool, dado a conocer en diciembre, fueron aún menos prometedores, ya que las pruebas autoadministradas de Innova detectaron solo el 40% de los contagios. Un estudio posterior, efectuado con estudiantes de la Universidad de Birmingham y revelado en abril, encontró que las pruebas de Innova eran ineficaces para detectar etapas muy tempranas o muy tardías de la infección. “Esto se está promoviendo como una forma de sincerarse a la sociedad para decir que este producto hace que la gente se sienta segura, cuando en realidad, el rendimiento es demasiado pobre para ello”, comentó el bioestadístico de la Universidad de Birmingham, Jon Deeks, un destacado crítico del programa de pruebas del gobierno. “Se pueden detectar algunos casos, y eso es bueno. Pero si la finalidad es saber si la gente tiene o no COVID, no son lo suficientemente eficientes para eso”.
El Dr. Tim Peto, un científico de la Universidad de Oxford que dirigió el estudio inicial del gobierno, comentó que Innova fue elegida después de que su prueba “pasó el umbral de rendimiento” y quedó claro que la compañía podría suministrar el producto en grandes cantidades. “No se avanzó con otras porque claramente era la mejor del grupo, y la que estaba disponible”, destacó.
La startup tiene defensores en el sector de la salud pública, incluido Michael Mina, profesor asistente de epidemiología en la Escuela de Salud Pública T.H. Chan, de Harvard, que se sumó al debate de Reino Unido. “Sé que la gente quiere odiar al gobierno por la compra de pruebas, pero el producto de Innova funciona como se esperaba”, tuiteó Mina a sus más de 100.000 seguidores, el 12 de enero pasado. “Es muy bueno para detectar contagios, que es el único objetivo aquí. Me encantaría escribir un artículo de opinión para que @guardian lo explique”.
Mina cobró honorarios por consultoría y conferencias de algunos fabricantes de pruebas rápidas de COVID-19. Según una vocera de Harvard, Mina no estaba disponible para hacer comentarios, pero destacó que no había recibido dinero de Innova. La empresa, por su parte, sacó ventaja de la defensa de Mina. Su sitio web enlaza con una entrevista con Mina realizada por la Canadian Broadcasting Corp., titulada “¿Podrían las pruebas rápidas de ‘antígenos’ de COVID frenar la pandemia?”.
Mina dirigió un programa piloto en Citibank en el que los empleados bancarios de Nueva York y Chicago se realizaban la prueba de la marca Innova tres veces por semana. En marzo, la firma contrató a Sean Rogers, un ejecutivo de ese banco que había trabajado en el piloto, como su nuevo presidente. Desde entonces, Citibank decidió utilizar otra prueba de antígenos que, a diferencia de la de Innova, fue autorizada por la FDA.
Sin embargo, el gobierno británico siguió distribuyendo las pruebas Innova a pesar de la acción de la FDA. Una vocera del Departamento de Salud y Asistencia Social de Reino Unido señaló el desarrollo de evaluación “riguroso” del gobierno y el “proceso sólido de garantía de calidad” al tomar esa decisión. “Confiamos en las pruebas de flujo lateral [de antígenos], que nos ayudan a identificar a las personas sin síntomas pero que podrían transmitir el virus a otros, lo cual ayuda a romper las cadenas de transmisión”, destacó en un correo electrónico.
La portavoz de Innova defendió la prueba de antígenos de la compañía e indicó que los resultados de los exámenes autoefectuados deberían mejorar a medida que los usuarios realicen varias de ellas. “La sensibilidad de la prueba puede disminuir cuando se administra SIN seguir las instrucciones. Pero [el] análisis de antígenos en sí mismo es simple y fácil. Aceptamos que los usuarios novatos y no capacitados puedan tener preguntas sobre la realización adecuada de la prueba”, señaló.
También destacó que un análisis más detallado del estudio de Liverpool, publicado en julio, encontró que las pruebas habían derivado en una reducción del 21% en las transmisiones de COVID-19. Dependiendo del modelo estadístico, eso podría haber prevenido entre 850 y 6.600 casos.
El gran momento
Allyson Pollack, profesora de salud pública en la Universidad de Newcastle, en Inglaterra, que ha seguido los contratos de Innova en Reino Unido, estima que suman un total de entre $2.700 millones y alrededor de $4.000 millones. La BBC informó que la compañía entregó mil millones de pruebas al mercado británico. Innova se negó a comentar sobre sus ventas.
No era del todo seguro que Huang alcanzaría ese tipo de éxito con Innova, una empresa de cartera de Pasaca Capital. La firma de inversión privada fue fundada por Huang en 2016, según el sitio web de Pasaca y los registros públicos.
Huang, también conocido como Chunhua Huang, se licenció en economía en la Universidad de Wuhan antes de viajar al extranjero para realizar una maestría en administración de empresas y un doctorado en marketing de la Universidad de Strathclyde, en Escocia. Luego trabajó como analista de inversiones en los principales bancos, incluido Credit Lyonnais, donde cubrió los mercados asiáticos de automoción, transporte e infraestructura de 1996 a 2000, según biografías publicadas.
Su biografía de Pasaca se jacta de que “desempeñó un papel clave en la alianza estratégica”, en 2002, entre MG Rover Group y Brilliance Group de China, un importante fabricante de vehículos comerciales y la primera empresa china en cotizar en Wall Street.
Pero la alianza se vino abajo y la empresa matriz de MG Rover solicitó el equivalente británico de la quiebra en 2005 después de que el presidente de Brilliance, Yang Rong, huyera a Estados Unidos tras las acusaciones de las autoridades chinas de delitos económicos. Huang era el director de finanzas de Brilliance, según un informe del Parlamento británico que investigó la falla del MG Rover.
Rong, de 64 años, también conocido como Yung Yeung o Benjamin Yeung, fue clasificado por Forbes como el tercer hombre más rico de China en 2001, con un patrimonio neto superior a los 800 millones de dólares. Él negó las acusaciones, y los medios de comunicación, incluido el New York Times, lo retrataron como el perdedor de una lucha por el poder y la víctima del deseo de China de controlar a su clase emergente de empresarios ultrarricos.
Huang mantuvo sus vínculos con Yeung, quien resurgió en 2009 y le dijo a Reuters en una entrevista, desde su casa en el sur de California, que esperaba construir tres plantas multimillonarias que producirían tres millones de vehículos de tecnología limpia por año.
Poco después, Hybrid Kinetic Motors, con sede en Pasadena, presidida por Yeung y con Huang como vicepresidente, anunció que tenía un acuerdo con funcionarios en el condado de Baldwin, Alabama, para construir una planta de vehículos limpios por un valor de $4.000 millones. El gobernador del estado asistió a la presentación del prototipo, pero los planes no se concretaron cuando Hybrid Kinetic no logró reunir el capital.
Un portavoz de Yeung, que vive en la rica comunidad de Bradbury, en el valle de San Gabriel, señaló que el empresario no fue inversor ni tuvo vínculos con Innova o Pasaca Capital, aunque él y Huang siguen siendo amigos.
No está claro qué llevó a Huang al acuerdo de importación y exportación con el fabricante chino Xiamen Biotime, pero tenía una amplia experiencia en el mercado chino. Allí fue donde nació, según el padrón de votantes del condado de Los Ángeles, y se desempeñó a fines de la década de 2000 como director de investigación de equidad de China para BNP Paribas, conforme una biografía.
Un comunicado de prensa de septiembre pasado en el sitio web de Xiamen Biotime, que anuncia el acuerdo de distribución, cita a Huang diciendo que Innova tenía una “relación de larga data con Biotime”, pero no proporciona detalles.
Huang también dice en el comunicado, desde que fue retirado, que Innova eligió a su socio de fabricación después de que “las pruebas de validación completadas por nosotros mismos, nuestros compradores y otras agencias independientes demostraron una y otra vez que era la mejor prueba del mercado”.
Un portavoz de Xiamen Biotime remitió todas las preguntas a Innova, que no respondió.
El pago
Sin embargo, Huang logró asegurar su suministro de pruebas de antígenos, y el resultado fue lucrativo para Innova.
Después de compartir una dirección, el año pasado, en un almacén de Monrovia, Innova y Pasaca se mudaron a suites separadas en un edificio de oficinas de Pasadena revestido de mármol y granito, en Colorado Boulevard. Desde entonces, Innova amplió sus instalaciones, donde una imagen magnificada del coronavirus cuelga cerca de la recepción, en un acuerdo valorado en $13.2 millones de dólares.
El éxito dio paso a una ola de compras de lujo, corporativas y personales.
Una subsidiaria de Innova y Pasaca Capital registraron dos aviones Gulfstream a principios de este año, según los registros de la Administración Federal de Aviación. Uno era un Gulfstream 650, de los mejores aviones corporativos del mercado. El Gulfstream 650 cuesta más de $60 millones. El jet de Pasaca se construyó en 2015.
El segundo Gulfstream de Innova, registrado en febrero, era un modelo más antiguo, con capacidad para 20 personas.
En el Valle de San Gabriel, tres agentes inmobiliarios locales, que hablaron bajo condición de anonimato debido a acuerdos de confidencialidad, afirmaron que los ejecutivos de las compañías han estado buscando desde el año pasado propiedades en Pasadena, San Marino y Arcadia que cotizan entre $3 millones y $20 millones.
Estas opciones no se ofrecen a cualquiera. Un agente dijo que varios ejecutivos, incluido Huang, expusieron un extracto bancario de Innova con un saldo de $175 millones como prueba de fondos.
Los registros inmobiliarios muestran que al menos dos propiedades fueron compradas por ejecutivos vinculados a Innova en el último año.
En octubre, el presidente y director ejecutivo de Innova, Daniel Elliott, desembolsó 4.1 millones de dólares para una mansión de 8.000 pies cuadrados, en Arcadia. Según el listado, la obra maestra de dos pisos incluye seis dormitorios, ocho baños, dos cocinas, una sauna, una bodega, una sala de cine y elevador.
Luego, en abril, Weining Mao, presidente de la Charles Huang Foundation, pagó 4 millones198 mil por una propiedad de estilo tradicional cerca del Lacy Park, de San Marino. La casa, de 3.700 pies cuadrados, se ubica en casi medio acre y tiene piscina, spa, múltiples áreas de entretenimiento y una cancha de bochas ubicada entre jardines.
Nuevas oportunidades
Reino Unido tiene uno de los programas de vacunación más exitosos del mundo y levantó la mayoría de las restricciones pandémicas en Inglaterra el 19 de julio. Sin embargo, el gobierno está instando al público a continuar con las pruebas a medida que las nuevas cepas provocan un aumento en los casos de COVID-19. El gobierno anunció este mes que nuevos estudios muestran que la prueba Innova es efectiva para detectar la variante Delta.
Sin embargo, no está claro cuántas personas siguen esa dirección. Se supone que los usuarios deben registrar los resultados de los exámenes, pero una auditoría reciente del programa de pruebas y rastreo descubrió que solo el 14% de los 691 millones de pruebas de antígenos distribuidas a hogares, escuelas y otros lugares se habían registrado como realizadas a fines de mayo. Es posible que se hayan utilizado muchas más, pero también que muchos millones no lo hayan hecho.
En medio de la reciente explosión de la variante Delta, Deeks, de la Universidad de Birmingham, indicó que ha estado abogando para que la gente se haga las pruebas de antígenos, aunque hay indicios de que ello no está ocurriendo. “El interés general definitivamente ha disminuido”, comentó Deeks, quien señaló que mientras las escuelas estaban en sesión, en primavera, sus maestros conocidos hablaban de “armarios llenos de pruebas”.
La portavoz de Innova destacó que todavía hay una gran demanda de pruebas y señaló que fue aprobado para su uso en más de una docena de países, incluidos Francia, Alemania, Israel y Malasia; también se han pedido aprobaciones adicionales.
Innova realizó dos adquisiciones en el sur de California para ampliar su capacidad de pruebas, y en mayo anunció un acuerdo para comenzar a producir millones de exámenes al día en Reino Unido. “Innova ha suministrado más de mil millones de pruebas rápidas de antígenos al mundo y seguirá suministrándolas para satisfacer la demanda de los clientes”, comentó la portavoz.
Tal demanda puede ayudar a explicar por qué los ejecutivos de las empresas viajan por todo el mundo. Los registros de vuelo del avión más antiguo muestran que viajó a Islandia, Qatar, Chipre, Israel y Francia. No hay registros disponibles para el G650.
Aun así, Huang puede estar cubriendo sus espaldas. Desde que Innova logró el éxito, Pasaca emprendió una especie de juerga de inversiones, y algunas de las empresas no parecen estar relacionadas con COVID-19.
En marzo, Pasaca anunció una inversión de 50 millones de dólares en Caton Technology, una empresa de Singapur que desarrolla “soluciones de transporte de red IP de próxima generación”. Más recientemente, apareció una nueva compañía en el sitio web de la empresa. Es una compañía de Rancho Santa Margarita llamada Sweegen, descrita como proveedora de “soluciones de sabor dulce para fabricantes multinacionales de alimentos y bebidas”.
La compañía, remarcó Pasaca, “tiene la misión de reducir el azúcar y los edulcorantes artificiales en nuestra dieta global”.
Los reporteros de planta de The Times Roger Vincent y Andrew Méndez contribuyeron con este artículo.
Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.
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