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California no puede satisfacer la demanda de ingreso al sistema UC

Students and staff cheer on a student after he completes his intent to enroll at UCLA.
Los estudiantes y el personal animan a un alumno después de manifestar su intención de inscribirse en UCLA. El campus es el más popular de la nación y no puede satisfacer la demanda de solicitudes de admisión.
(Jay L. Clendenin / Los Angeles Times)
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Un trasfondo preocupante oculta la feliz noticia de la Universidad de California, de que admitió a la clase más grande y diversa para el otoño de 2021: no hay suficientes vacantes para estudiantes calificados en la mayoría de los campus, una crisis de capacidad cada vez mayor que amenaza con romper la promesa de California de ofrecer educación en el sistema UC para ellos.

Se proyecta que la escasez de espacio se intensificará en los próximos años, justo cuando el estado necesita más talentos calificados, lo cual llevó al nuevo presidente de la Junta de Regentes de la UC a anunciar, la semana pasada, que aumentar la inscripción de estudiantes sería una de las principales prioridades de la junta.

UC admitió 132.353 solicitantes de primer año para este otoño, un aumento del 11% con respecto a 2020. Pero fue más difícil ingresar en siete de los nueve campus universitarios en comparación con el año pasado. A más de 71.000 solicitantes de primer año se les negó el ingreso, incluidos casi 44.000 californianos, la inmensa mayoría de ellos elegibles para la UC, si las tendencias pasadas son una guía.

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Las tasas de ingreso para los solicitantes de primer año de California cayeron a un promedio del 65.7% en todo el sistema, en comparación con el 70.5% del año pasado y, en un horizonte más amplio, del 83.5% en 1995.

El futuro es aún más inquietante.

La cantidad de estudiantes que cumplen con los requisitos de admisión de la UC y la Universidad Estatal de California pero que no pueden inscribirse en una institución de cuatro años debido a un déficit de vacantes podría casi duplicarse de aproximadamente 73.000 estudiantes en 2018-2019 a 144.000 para 2030, según un estudio realizado por la Fundación College Futures. El informe, que encontró las mayores deficiencias en la región de Los Ángeles, el Inland Empire y el Central Valley, no desglosó la futura escasez de cupos por sistema universitario.

VIDEO | 02:06
New UC board Chair Cecilia Estolano on expanding enrollment

In her first remarks as UC board chair last week, Regent Cecilia Estolano said she will push for enrollment expansion to be among the top three board priorities

En una entrevista con The Times, Estolano dijo que quería poner “todo sobre la mesa”, incluidos los posibles “centros educativos” en los que la UC podría compartir instalaciones, cursos e incluso profesores con socios de educación superior. “La necesidad es ahora”, dijo.

A medida que la reducción de la capacidad devasta a miles de estudiantes trabajadores y frustra a sus padres contribuyentes, la cuestión de cómo crear más espacio en las universidades de UC y Cal State cobró una nueva urgencia. Las casas de estudio están buscando ubicaciones satélites, mayores opciones de educación en línea y una graduación más rápida para abrir nuevas plazas, incluso en campus con poco espacio físico para admitir una cantidad mayor de alumnos.

UC prioriza la ampliación

En sus primeros comentarios como presidenta de la junta de la UC, la semana pasada, la regente Cecilia V. Estolano afirmó que presionará para que la ampliación de la inscripción quede entre las tres principales prioridades del directorio, ya que los límites actuales privan a muchos del poder transformador de un título de la UC. “Este momento exige que ampliemos el acceso a la educación de primer nivel”, destacó Estolano. “Se requiere un plan reflexivo, audaz pero completo, que satisfaga las necesidades del estado más grande del mundo. Necesitamos un curso de acción real, y luego debemos actuar”.

En una entrevista con The Times, Estolano señaló que quería poner “todo sobre la mesa”, incluidos los posibles “centros educativos” donde la UC podría compartir instalaciones, cursos e incluso profesores con socios de educación superior. “La necesidad es ahora”, destacó.

Los legisladores prometieron la mayor inyección de fondos estatales en un solo año para expandir la inscripción de UC y CSU en más de 15.000 espacios en el otoño de 2022 y crearon un fondo de $2.000 millones para mayor cantidad de viviendas e instalaciones para estudiantes.

Dicen que los sistemas de universidades públicas necesitan agregar más vacantes rápidamente para ayudar al estado a proporcionar los 1.1 millones adicionales de graduados universitarios que necesitarán para 2030 los sectores de rápido crecimiento de las ciencias informáticas y matemáticas, las operaciones comerciales y financieras y la atención médica, según lo proyectado por el Instituto de Public Policy Institute of California y la College Futures Foundation.

“Creo que la Legislatura, particularmente con la UC, siente que hay una crisis en el ingreso”, remarcó el senador John Laird (D-Santa Cruz). “Todos los miembros, en cada ayuntamiento, escuchan de sus electores acerca de algún joven en su vecindario que tiene un promedio de 4.5 y no puede ingresar a Berkeley o UCLA. ‘¿Qué está pasando?’”.

Un déficit ‘impresionante’

Mónica Lozano, presidenta de la Fundación College Futures y ex presidenta de la Junta de Regentes de la UC, calificó el déficit que se avecina como “impresionante” y expuso que la educación superior necesita pensar de maneras renovadas.

Su fundación encabezó un programa piloto en el Valle Central, experimentando con soluciones creativas, incluido el intercambio de instalaciones educativas y planes de estudio, entre 16 socios, como UC Merced, Fresno State, universidades privadas, colegios comunitarios y distritos escolares de nivel K-12.

“Este es realmente el desafío para California, no solo para la UC o CSU”, señaló Lozano. “Creemos que la educación superior pública en California necesita innovar y pensar en diferentes modelos... No estoy diciendo que se pueda cerrar la brecha de 144.000 estudiantes, pero ciertamente se puede avanzar si estamos dispuestos a pensar de manera distinta”.

El problema de la capacidad tiene su origen en buenas noticias. Más estudiantes de preparatoria de California se están graduando y cumplen con los requisitos clave de admisión para CSU y UC: completar 15 cursos de preparación universitaria y un GPA mínimo.

Para UC, el puntaje es de 3.0 sin calificaciones inferiores a una C, y para CSU, es de 2.5. Esa es una de las razones por las que algunos investigadores pronostican un crecimiento continuo en la demanda de vacantes en la UC, incluso, cuando el número de graduados de preparatoria en todo el estado alcanza su punto máximo en 2024, aunque continuará aumentando en 23 condados, según las proyecciones estatales.

La cantidad de graduados de preparatoria en California que completaron esos requisitos creció en más de 104.000 en las dos décadas entre 1997 y 2017, según datos estatales compilados por Campaign for College Opportunity. Una nueva metodología estatal para recopilarlos desde entonces evita las comparaciones con los datos más recientes.

Durante ese período, el número anual de solicitudes del estado para vacantes de primer año de UC aumentó a más del doble, de 49.030 a 111.857. La UC respondió elevando sus ofertas de ingreso de 40.427, en 1997, a 69.154 en 2017, a pesar de los importantes recortes presupuestarios estatales después de la recesión de 2008.

Pero el crecimiento no siguió el ritmo de la demanda masiva, especialmente en los campus más solicitados de la UC. En UCLA, el más popular de la nación, la tasa de admisión para los solicitantes de primer año de California fue tan alta como del 43% en 1995, pero cayó al 9.9% este año ya que las solicitudes casi se cuadriplicaron.

La tasa de aceptación de UCLA es ahora la más alta en la historia del campus; un estudiante de primer año admitido promedio de este otoño tiene un promedio de calificaciones de 4.5 y cursos de preparación para la universidad y honores muy por encima del mínimo requerido para la admisión.

En UC Irvine, la tasa de admisión disminuyó del 74% al 20% durante ese mismo período, ya que las solicitudes se multiplicaron por más de cinco: el campus principal elegido para los solicitantes de California en dos de los últimos tres años.

Riverside, Santa Cruz y Merced inscriben a la mayor proporción de universitarios de California y tienen las tasas de admisión más altas.

Sin embargo, muchos alumnos tienen el corazón puesto en campus específicos de la UC. Albert, un recién graduado de la preparatoria Downtown Magnets -que pidió no usar su nombre completo para proteger su privacidad- apuntaba a UCLA, Berkeley, San Diego o Irvine.

Se le negó la admisión a los cuatro campus, a pesar de su GPA de 4.1, seis cursos de Colocación Avanzada y membresía en el equipo de Decatlón Académico de la escuela. Ahora planea asistir a Cal State Northridge este otoño, pero se siente disgustado por no haber tenido una oportunidad en uno de sus campus elegidos.

“Me destroza”, reconoció. “Pienso que hay alumnos en California que merecen comenzar a trabajar en clases más desafiantes, en UCLA y Berkeley, y crecer como personas. Siento que yo podría estar ahí, que podría tener éxito”.

Marilyne Tamayo, que ayuda a los estudiantes del Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles a prepararse para la universidad a través del programa USC TRIO Upward Bound, ve la frustración y el costo de los alumnos de preparatoria.

Cuando ingresó a UC Santa Bárbara, hace una década, solicitó con un GPA de 3.5, un puntaje ligeramente superior al promedio del SAT y actividades extracurriculares que estaban “Bien, nada muy impresionante”. La clase de primer año entrante de UC Santa Bárbara tuvo un promedio de calificaciones de 4.17 el año pasado.

“El sistema UC quiere estudiantes perfectos”, reflexionó Tamayo. “Deben tener muchísimas materias extracurriculares, calificaciones increíbles, tomar una gran cantidad de clases de colocación avanzada (AP); simplemente una locura. No veo cómo podrían tener tiempo para ser estudiantes felices y saludables”.

La promesa de California

El sistema de educación superior pública de California fue promocionado durante mucho tiempo como un modelo de excelencia, acceso y asequibilidad.

Los legisladores estatales y los líderes académicos creían que todos los californianos deberían tener acceso a la educación superior sin tener en cuenta sus medios económicos y consagraron ese objetivo en lo que se conoció como el Plan Maestro, el modelo de 1960 para la educación superior. El plan establece las responsabilidades de UC, CSU y las universidades comunitarias de California, incluidos los estudiantes que debe admitir cada sistema.

Un factor crítico pero poco entendido sobre la selectividad de la UC es que el Plan Maestro recomienda que la UC se base en el 12.5% superior de los graduados de la escuela preparatoria de California. CSU está diseñado para el tercio superior.

Los estudiantes que cumplen con los requisitos mínimos de la UC tienen derecho a una revisión integral de su solicitud. Pero la universidad solo garantiza la admisión si se ubican en el 9% superior de los graduados de preparatoria en todo el estado o en su escuela local.

Esta garantía asegura el acceso a UC. Pero el problema es que no garantiza el ingreso a ningún campus elegido. A aquellos estudiantes a quienes se les niega la admisión a sus campus favoritos se les ofrece una vacante en UC Merced, el único de los nueve con espacio.

Durante al menos los últimos años, la UC excedió sus obligaciones estatales de inscripción; el año pasado admitió al 18% de los graduados de las preparatorias públicas de California, según el organismo del Senado Académico de la UC que supervisa los requisitos de ingreso. Pero incluso eso significa rechazar a decenas de miles de estudiantes del estado que cumplen con las exigencias de admisión, una tarea poco envidiable que la jefa de ingresos de UC Santa Cruz, Michelle Whittingham, llama “desgarradora”.

Por ahora, Eddie Comeaux, un profesor de UC Riverside que dirige la junta de admisiones del Senado Académico, considera una “extralimitación” declarar una crisis de acceso, pero reconoce los problemas inminentes. “Se convertirá en un inconveniente, y ciertamente debemos ser proactivos para pensar en un camino equitativo a seguir”.

En un informe del año pasado, la junta de ingresos se consideró “preocupada, porque la universidad pronto no tendrá campus con espacios disponibles, lo cual cuestionará su capacidad histórica para ofrecer admisión a todos los solicitantes elegibles. La UC debe abordar este problema rápidamente”.

Acción audaz

Michele Siqueiros, presidenta de Campaign for College Opportunity, sostiene que UC y CSU deberían elevar sus objetivos de inscripción colectiva del tercio superior de los graduados de preparatoria a al menos el 40%.

Para Comeaux, un problema mayor es que demasiados alumnos que son minorías subrepresentadas, de bajos ingresos y los primeros en sus familias en asistir a la universidad, caen “en cascada” hacia campus menos selectivos. Durante mucho tiempo presionó para que todos los campus reserven un número garantizado de vacantes para esos estudiantes, o incluso prueben con una lotería.

Por su parte, los campus están presionados entre las demandas públicas y las políticas para aumentar la inscripción, y los desafíos financieros, logísticos y comunitarios para hacerlo.

UC Berkeley, por ejemplo, inscribió a casi 8.900 estudiantes más de lo que proyectaba su anterior plan de desarrollo a largo plazo y fue demandada por la ciudad y grupos de vecinos por el impacto en el tráfico, la vivienda y los recursos locales. Aunque el campus llegó a un acuerdo legal con la ciudad este mes, una encuesta reciente marcó que el 90% de más de 700 vecinos encuestados apoyaron un límite legalmente exigible en la inscripción de alumnos vinculado a la mitigación de los impactos del tráfico y el desarrollo de más viviendas para estudiantes.

La rectora de UC Berkeley, Carol Christ, dijo que ella y su equipo están pensando en formas de expandir la inscripción sin agregar más alumnos al campus físico, como crear sitios satélites y más programas en línea. Berkeley ha estado explorando un sitio potencial en Richmond -un rector anterior había propuesto convertirlo en un campus global- y la NASA ofreció espacio en Moffett Field, que según funcionarios universitarios podría potencialmente convertirse en un programa de “un año en Silicon Valley”.

“Estoy particularmente interesado en brindarles a los estudiantes lo que yo llamo ‘flexibilidad de lugar’, permitiéndoles realizar pasantías, estudiar en el extranjero u otras oportunidades mientras que pueden seguir avanzando en los cursos de Berkeley mediante la instrucción remota”, afirmó Christ en una entrevista. “Esta opción nos permitiría atender más alumnos sin aumentar significativamente la población de nuestro campus”.

UCLA, que en el denso Westwood es físicamente el más pequeño entre los nueve campus universitarios de la UC, no planea aumentar la inscripción hasta al menos 2025, según su plan de desarrollo a largo plazo. Esa es una de las razones por las que los legisladores estatales tienen la intención de proporcionar más fondos a UCLA, UC Berkeley y UC San Diego el próximo año, para que puedan inscribir a 900 californianos más al reducir la cantidad de estudiantes internacionales y de otros estados, pagando a los campus por la pérdida en dinero de matrículas para no residentes -siempre más caras-.

Según Youlonda Copeland-Morgan, subdirectora de administración de inscripciones de UCLA, el campus se está enfocando en ayudar a los estudiantes a completar sus títulos más rápidamente para liberar un mayor espacio para nuevos estudiantes.

Entre los campus de la UC, San Diego admitió a la mayoría de alumnos de California durante los últimos cinco años y también aumentó su facultad, las instalaciones y la filantropía para hacerlo. Sin embargo, el campus ya casi alcanzó su proyección de inscripción de 32.000 estudiantes para el otoño de 2035, como se describe en su plan de desarrollo a largo plazo, con 31.842 universitarios el otoño pasado.

El decano de UC San Diego, Pradeep Khosla, dijo que el campus no tiene la intención de revisar ese plan, pero espera hacer un mayor uso de la tecnología y la programación en línea en los próximos años.

Él y otros líderes consideraron fundamental garantizar la financiación suficiente para mantener la calidad tan alardeada por la UC. Los $10.886 que proporciona el estado por estudiante están aproximadamente $6.000 por debajo de cubrir el costo total de la educación en UC Berkeley, por ejemplo, mientras que la proporción de alumnos por profesor en UCLA aumentó de 25-1, en 2003-2004, a 29-1, en 2019-2020. Desde la recesión de 2008, la financiación estatal por estudiante cayó y ahora cubre menos de la mitad del costo de asistencia, y la matrícula y otros ingresos compensan la diferencia.

Los líderes del campus están encantados por el creciente interés en asistir a UC, pero les preocupa cómo darles a los nuevos alumnos la educación de calidad que recibieron las generaciones anteriores.

“El estado construyó el mejor sistema universitario público cuatrienal del país. Debemos tener cuidado de preservar esta excelencia al mismo tiempo que expandimos el ingreso para todos los estudiantes calificados de California”, comentó Khosla.

“La forma ideal de pensar en esto es invertir recursos en infraestructura, instalaciones, ayuda financiera y profesores antes de emprender esfuerzos de expansión significativos”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí:

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