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Combaten el fuego con fuego: Cómo los incendios controlados podrían ayudar a salvar los árboles más grandes del mundo

The General Sherman tree in the Giant Forest of Sequoia National Park is wrapped in fire-resistant material.
El árbol General Sherman, ubicado en el Bosque Gigante del Parque Nacional Secuoya, tiene su base envuelta en material resistente al fuego para protegerlo contra el incendio del complejo KNP. Las autoridades esperan que los incendios controlados alrededor de las secuoyas gigantes limiten los daños causados por las crecientes llamas.
(National Park Service)
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A medida que el creciente incendio del complejo KNP avanza hacia las antiguas arboledas de secuoyas de California, los bomberos esperan que una herramienta delicada y especializada ayude a proteger a los queridos gigantes: más fuego.

Los expertos indican que los incendios controlados, también conocidos como quemas prescritas, se están volviendo cada vez más importantes, a medida que California enfrenta una nueva generación de fuegos forestales más calientes, rápidos y frecuentes. El uso intencional de los incendios en el paisaje puede ayudar a despejar la vegetación seca que permite que las llamas se salgan de control rápidamente.

Las autoridades ahora confían en el uso estratégico del fuego, así como en un historial de quemas prescritas en el Parque Nacional Sequoia, para ayudar a evitar que las llamas destructivas lleguen a los árboles imponentes. El año pasado, se estima que el 10% de las secuoyas del mundo se perdieron en el incendio Castle y nadie quiere que se repita.

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En esta área se está realizando “mucho trabajo realmente metódico para proteger esos árboles gigantes”, señaló el jefe de la sección de operaciones del complejo KNP, Jon Wallace.

Hasta el viernes, el fuego había aumentado a 11,365 acres sin contención, informaron las autoridades. Estaba muy cerca del Bosque Gigante, hogar del General Sherman, conocido como el árbol más grande de la Tierra, y miles de otras secuoyas. El incendio Windy de 6,800 acres, que arde más al sur que el complejo KNP, ya se ha infiltrado en una arboleda.

La práctica de las quemas prescritas no es nueva. Durante siglos, muchas de las comunidades indígenas de California las consideraron esenciales para la salud de los bosques y las utilizaron con gran éxito, detalló Don Hankins, profesor de geografía en Cal State Chico y una persona de ascendencia Miwok.

Pero el método no está exento de retrocesos. A muchos residentes no les gustan los fuegos, incluso los intencionales, en sus patios traseros, y los funcionarios enfrentan el riesgo que potencialmente terminaría con sus carreras si una quema prescrita se sale de control. Ya este año, la noción de permitir que el incendio se desarrolle en todo el paisaje del estado fue objeto de un intenso escrutinio cuando el fuego de Tamarack superó las expectativas.

Sin embargo, dado que el cambio climático aviva incendios forestales cada vez más extremos, las quemas prescritas pueden ser la mejor herramienta que California tiene en su arsenal, indicó Hankins, no solo para la salud del bosque sino también para las personas que pierden sus hogares a causa de los fuegos forestales y sufren por el humo que producen.

Con los incendios controlados, “puede seleccionar el momento en que sucederá, puede tener un mayor control sobre los resultados de esos fuegos para luego cambiar la forma y la manera en que los incendios futuros interactuarán dentro de ese paisaje”, señaló Hankins. “Con los fuegos forestales, realmente no podemos elegir cuáles son esos impactos”.

El viernes, los equipos de bomberos esperaban que la historia de quemas prescritas del Bosque Gigante, que se remonta a fines de la década de 1960, impidiera que las llamas ingresaran al área. También estaban preparados para poner aún más quemas en el suelo del bosque si fuera necesario, combatiendo eficazmente el fuego con fuego.

“Vamos a entrar allí y básicamente comenzaremos a quemar debajo de esos árboles para protegerlos”, señaló Wallace, el jefe de la sección de operaciones, durante una actualización del jueves por la noche. “Probablemente vaya muy lento, tal vez tan lento como un árbol a la vez, quemar un círculo debajo de ese árbol y luego pasar al siguiente”.

Los fuegos defensivos no son la única táctica para defender el Bosque Gigante contra el creciente incendio, indicaron las autoridades. Los equipos del Departamento de Silvicultura y Protección contra Incendios de California han estado utilizando herramientas manuales y excavadoras para crear líneas de contención, que pueden ayudar a frenar la propagación de las llamas.

Esta semana, los equipos también envolvieron la base de algunos árboles con una lámina protectora, una imagen sorprendente de un estado aturdido con el fuego.

Wallace comentó el viernes que los incendios controlados en el Bosque Gigante se implementarían si todas las demás líneas de defensa fallan. Con tanta imprevisibilidad en un fuego forestal, incluido el viento y la topografía, las operaciones de quema son un medio muy eficaz para recuperar algo de control.

“Pone un incendio en el paisaje con menor intensidad”, señaló Katy Hooper, portavoz del incidente del complejo KNP. “Limpia los escombros y la basura, por lo que, si un fuego llega a un área, no hay más combustibles para alimentarlo”.

Es la razón por la que los equipos de bomberos que luchan contra el reciente incendio de Caldor, cerca de South Lake Tahoe, consideraron “dirigir” ese fuego hacia la cercana cicatriz del incendio de Tamarack, donde la completa escasez de vegetación detendría efectivamente la propagación de las llamas.

Y aunque los fuegos forestales se han entendido durante mucho tiempo como un hecho ecológico de la vida en California, los científicos de incendios y los ecologistas sostienen que las quemas prescritas son cada vez más necesarias para replicar un proceso natural que ya no ocurre con regularidad.

A medida que el estado se ha vuelto más poblado, los funcionarios han sofocado más y más fuegos en un esfuerzo necesario para proteger a las personas, los hogares y la infraestructura. El Servicio Forestal de Estados Unidos empleó una “regla de las 10 a.m.” durante la década de 1970, que requería a los equipos de bomberos a apagar todos los incendios forestales a las 10 a.m. de la mañana siguiente de que se encendiera uno.

Eso tuvo efectos desastrosos en el paisaje, argumentan varios expertos, ya que más de un siglo de extinción de fuegos ha creado una abundancia de crecimiento excesivo y sotobosque en el estado. El reciente calor récord de Occidente y el empeoramiento de la sequía han resecado gran parte de ese excedente de vegetación, creando una receta para incendios realmente calientes, rápidos y potencialmente destructivos.

“En el pasado, los fuegos ardían en los bosques de secuoyas como un mecanismo de relojería”, señaló Nate Stephenson, ecologista investigador del Servicio Geológico de Estados Unidos, y agregó que algunos bosques grandes podrían haber visto incendios cada cinco o diez años.

“Mantuvo bajos los combustibles, el material muerto y el bosque más delgado”, agregó. “Así es como solía funcionar. Pero luego tuvimos un largo período de extinción de incendios”.

Las secuoyas también están adaptadas al fuego, señaló Stephenson, y, de hecho, dependen de él para la reproducción porque los incendios ayudan a liberar sus semillas.

Y aunque los registros históricos de anillos de árboles han indicado que algunos fuegos de alta intensidad alcanzaron las secuoyas en el pasado, incluido un “incendio de referencia” que ocurrió en el año 1297, pocos árboles están blindados contra las condiciones que enfrenta el estado hoy. A medida que el complejo KNP se adentra más en el bosque seco, ese trabajo preventivo de quema será más importante que nunca para ayudar en la defensa de los árboles.

“Creo que todo lo que hemos visto en los últimos dos veranos supera eso”, señaló Stephenson sobre el histórico incendio del siglo XIII.

A principios de este mes, la Legislatura de California aprobó un proyecto de ley que ampliaría el uso estatal de la quema prescrita para controlar los combustibles, así como también limitaría la responsabilidad de los equipos de bomberos que los enciendan en condiciones específicas. Se está esperando la aprobación del gobernador Gavin Newsom, pero si se aprueba, podría ser un paso importante para lograr la resistencia al fuego en el estado, señalaron los científicos.

“Si no actuamos y no empezamos con las quemas en el paisaje para realmente cambiar el futuro, entonces tenemos un gran potencial para perder todas las cosas que en verdad nos importan en el bosque y en el paisaje en general”, subrayó Hankins, el profesor de Chico.

Muchos de los que vieron la progresión del complejo KNP comentaron estar seguros de que el Bosque Gigante pasará relativamente ileso, dado que la popular zona turística ha sido altamente administrada y sometida a uno de los regímenes de fuego prescritos más antiguos de la costa oeste.

Otros señalaron que el fuego incluso podría ser beneficioso para el área, siempre que se extienda por el suelo del bosque y no trepe hasta las copas de los árboles. Algunas de las ramas más bajas de las secuoyas tienen más de 100 pies de altura.

Pero hay otras arboledas, áreas más empinadas y remotas, en el camino del incendio forestal que han recibido menos atención. El fuego de Windy ardió en la arboleda de Peyrone esta semana, detallaron las autoridades, pero el terreno inaccesible hasta ahora ha impedido que los equipos de bomberos evalúen los daños a los árboles. Su futuro es mucho menos seguro y, como demostró el año pasado el incendio de Castle, la destrucción de las secuoyas tiene precedentes.

“Soy optimista sobre el Bosque Gigante, pero hay otras arboledas que podrían sufrir más”, explicó Stephenson. “Algunos han prescrito fuego y otros no. Si han pasado décadas desde que tuvieron uno, es tiempo suficiente para que los combustibles se acumulen de nuevo”.

La redactora del Times, Lila Seidman, contribuyó a este artículo.

Si quiere leer este artículo en inglés, haga clic aquí.

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