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Crece la ira entre los residentes de Carson por pestilencia

Otilia Marquez, who lives and works in Carson, says the smell emanating from the Dominguez Channel is overwhelming.
Otilia Márquez, quien vive y trabaja en Carson, indica que el olor que emana del Canal Domínguez es abrumador. Los residentes informan dolores de cabeza, así como náuseas, y han tenido que mantener las puertas y ventanas cerradas.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)
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Cuando Otilia Márquez conduce por Carson con su mamá y su hermanita, el aire apesta tanto que una de ellas siempre bromea: “¿Quién se tiró un pedo? ¿Quién no se bañó? ¡Vuelve a ponerte los zapatos!”

Una tarde, la hermana de Márquez tenía un bote de Febreze, lo sacó por la ventanilla abierta del auto y la roció. En casa, ella ha estado usando velas con aroma a cereza negra, tratando en vano de contener el hedor.

“Es como si ahora fueramos conocidos como la ciudad apestosa y no quiero eso”, comentó Márquez, de 27 años, quien ha vivido en Carson toda su vida.

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Durante casi dos semanas, un olor fétido abrumador, parecido a huevos podridos, cadáver y materia fecal, ha estado flotando desde el Canal Domínguez, que se derrama en el puerto de Los Ángeles.

Richard Mootry, who said he works across the street at the Verizon store, looks out at the Dominguez Channel
Richard Mootry, quien mencionó que trabaja al otro lado de la calle en la tienda Verizon, observa el Canal Domínguez, la fuente de mal olor en Carson.
(Mel Melcon / Los Angeles Times)

El hedor ha sido el blanco de muchos chistes en línea: “Si no puedes oler el aire en Carson, DEFINITIVAMENTE tienes COVID”, bromeó un usuario de Twitter. Otros han sugerido llenar el dirigible de Goodyear, que tiene una base en la ciudad, con Febreze, o un helicóptero capaz de lanzar agua con Lysol.

Afuera del ayuntamiento, un manifestante esta semana sostuvo un letrero que decía: “¿Qué diablos?”.

Incluso cuando los residentes como Márquez, quien ha tenido dolores de cabeza y ardor en los ojos, tratan de mantener el sentido del humor, están indignados por el olor y la lenta respuesta de los funcionarios.

Los funcionarios del condado de Los Ángeles indican que el olor es causado por el sulfuro de hidrógeno, un gas incoloro e inflamable conocido como “gas de alcantarillado”, proveniente de la vegetación en descomposición en el canal que se ha acumulado debido a la sequía.

Los equipos del condado tardaron casi dos semanas en comenzar a rociar con un neutralizador de olores biodegradable llamado Epoleon que convertirá el sulfuro de hidrógeno en una sal.

Workers from the Los Angeles county Department of Public Works prepare to work on the situation at Dominguez Channel
Un equipo del Departamento de Obras Públicas del condado de Los Ángeles se prepara para trabajar en la maloliente situación en el Canal Domínguez en Carson.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

La acción comenzó el viernes y los trabajadores pronto bombearán oxígeno al agua, ya que el sulfuro de hidrógeno se produce en ambientes no oxigenados.

Se espera que el olor se disipe en cinco días, informó el director de Obras Públicas del condado de Los Ángeles, Mark Pestrella.

Los funcionarios del condado y de la ciudad explican que tuvieron que esperar a que los investigadores y científicos determinaran la causa del olor antes de poder actuar.

Pero quedan dudas sobre si las fallas en la comunicación entre diferentes agencias provocaron el retraso.

El olor se informó por primera vez el 3 de octubre al Distrito de Administración de la Calidad del Aire de la Costa Sur, que ahora ha recibido más de 2.000 quejas.

Pero los funcionarios de calidad del aire no notificaron al Departamento de Obras Públicas del condado de Los Ángeles, que administra el canal, hasta el 7 de octubre, señaló Kerjon Lee, portavoz del departamento.

The water in a side channel of the Dominguez Channel is heavily polluted.
El agua de un canal lateral del Canal Domínguez está muy contaminada.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

Los equipos de obras públicas comenzaron a inspeccionar el canal ese día, subrayó Lee.

Para ese viernes, la investigación en el lugar incluía materiales peligrosos, saneamiento y obras públicas del condado de Los Ángeles, el Distrito de Administración de la Calidad del Aire de la Costa Sur, así como funcionarios de la industria petrolera.

Un investigador de la industria petrolera se sintió abrumado por el olor y se mareó, reveló Lee.

El Ayuntamiento de Carson no declaró el olor como una molestia pública hasta el 11 de octubre, ocho días después de que se informó oficialmente.

Los vapores nocivos pueden causar dolores de cabeza y náuseas, pero las autoridades señalan que los niveles en el aire son demasiado bajos para causar efectos a largo plazo en la salud.

A principios de esta semana, los funcionarios del condado anunciaron que se puede reembolsar a los residentes por gastos en purificadores de aire y hoteles.

La ciudad siguió con su propio programa de reembolso, que también incluirá gastos médicos y saldrá de fondos de emergencia de $100.000.

Pero la gente ya ha estado sufriendo por el olor y podría llevar semanas obtener los reembolsos.

Las aves también podrían estar en riesgo porque comen insectos que pueden haber ingerido sustancias tóxicas.

“Estamos atrasados y creo que como gobierno de la ciudad deberíamos admitir nuestro error”, expresó el alcalde provisional de Carson, Jim Dear, durante una reunión especial el jueves por la noche. “Debimos haber actuado de inmediato”.

Wildlife that swim and fish in the Dominguez Channel in Carson, California, are subject to the pollution
La fauna que nada y pesca en el Canal Domínguez en Carson está expuesta a la contaminación, junto con los residentes. Los habitantes informan dolores de cabeza y náuseas, asimismo, han tenido que mantener las puertas y ventanas cerradas.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

Los niveles más altos de sulfuro de hidrógeno en el aire se han detectado cerca de la intersección del canal con Avalon Boulevard cerca de la autopista 405, puntualizaron las autoridades. Un distrito comercial cercano incluye el South Bay Pavilion y un Ikea.

Esta sección del canal es un estuario protegido con vegetación natural y vida silvestre, detallaron las autoridades. El agua salada del puerto se mezcla con agua dulce y escorrentía urbana.

En una tarde de esta semana, el agua en el canal brillaba bajo el sol y no había grupos visibles de vegetación. Pero la basura, incluidas botellas de plástico, envoltorios de alimentos y cubrebocas desechables, se podía observar en algunas partes del agua.

En un año normal, las aguas pluviales habrían arrastrado más vegetación submarina. Este año, la sequía provocó un aumento adicional.

Debajo de la superficie, la flora se estaba pudriendo, y el proceso pudo haber sido acelerado por palés y cartón arrojados río arriba, que proporcionaban alimento a las bacterias, según el Departamento de Obras Públicas.

Las agencias del condado están investigando si un incendio en un patio de palés provocó el derrame.

El sulfuro de hidrógeno se produce al descomponer la materia orgánica, como animales muertos o plantas moribundas.

Los seres humanos pueden detectar el olor a niveles muy bajos, lo que nos ayuda a notar cuándo la comida está podrida, explicó Barbara Belmont, profesora de química en Cal State Dominguez Hills en Carson.

Belmont comparó el Canal Domínguez con un intestino humano y el sulfuro de hidrógeno con flatulencia.

Workers from the Los Angeles County Department of Public Works prepare to work on the situation at Dominguez Channel
Un trabajador usa un cubrebocas para evitar el olor nocivo que emana del Canal Domínguez.
(Carolyn Cole / Los Angeles Times)

“Normalmente, cuando las cosas en el canal fluyen correctamente, hay mucho oxígeno y el agua se mueve, las bacterias buenas prosperan”, indicó. “La mayoría de las veces, hay bacterias buenas y las emisiones son generalmente inodoras”.

Pero ahora, las bacterias que prosperan sin oxígeno están floreciendo en el agua que se traslada más lentamente, y sus emisiones de sulfuro de hidrógeno apestan, como cuando las personas expulsan gases malolientes después de comer algo asqueroso, señaló.

Los niveles de sulfuro de hidrógeno medidos en el área están “muy por debajo de lo que es realmente peligroso y de lo que conduciría a una emergencia en la que todos deben salir de ahí”, indicó el Dr. Muntu Davis, oficial de salud del condado, en una entrevista.

Si las personas tienen síntomas persistentes y preocupantes, deben abandonar el área hasta que desaparezca el olor, aclaró Davis.

Pero con los niveles actuales de sulfuro de hidrógeno, no le preocupan los efectos a largo plazo en la salud.

Muchos residentes no se sienten tranquilos.

“¿Cómo puede alguien decir que es seguro?”, preguntó Stephanie De La Rosa, de 52 años, quien vive a media milla del Canal Domínguez. “La gente se está enfermando y es difícil respirar”.

De La Rosa, quien inicialmente pensó que el olor provenía de refinerías cercanas, ha tenido dolores de cabeza y de garganta. Su hija de 21 años, Samantha De La Rosa, quien tiene cinco meses de embarazo, también ha tenido dolores de cabeza y picazón en los ojos.

“Ya me está afectando”, señaló Samantha De La Rosa. “¿Cómo sabré que no afectará a mi bebé?”

El concejal de Carson City, Jawane Hilton, informó en una entrevista que la ciudad decidió ofrecer dinero a los residentes porque muchos no podían pagar las habitaciones de hotel y los purificadores de aire mientras esperaban ser reembolsados por el condado.

Carson es 37% latino, 27% asiático, 24% negro y 7% blanco.

Hilton, quien es negro, comentó que el olor es el último ejemplo de comunidades de color que están más expuestas a la contaminación.

Varias refinerías operan en Carson o en distancias cercanas, por lo que muchas personas inicialmente pensaron que eran la fuente del olor, señaló.

Hilton, quien citó la respuesta del condado a una descarga masiva de aguas residuales en la Planta de Recuperación de Agua Hyperion en la exclusiva Playa del Rey este verano, enfatizó que es inaceptable que la gente de Carson haya estado viviendo con el olor durante semanas.

“La gente cree que, si estuvieran en un área diferente, si esto fuera Beverly Hills, Manhattan Beach o Hermosa Beach, esa ayuda ya habría llegado, pero lo están haciendo mal para nuestra comunidad”, explicó Hilton. “Nos dicen: ‘Es solo un poco de gas, no se preocupen’”.

Hilton señaló que ha tenido fuertes dolores de cabeza en el ayuntamiento en los últimos días y que no permite que sus tres hijos pequeños jueguen afuera.

Beverly Jackson ha vuelto a usar un cubrebocas al aire libre cuando camina en un parque local.

Ella comparó el olor a “pañales viejos” y ha tenido los ojos llorosos, así como leves dolores de cabeza ocasionalmente.

“Seamos realistas. La ciudad nos falló”, subrayó el viernes Jackson, un contador jubilado de 72 años. “Esto ha estado sucediendo durante casi dos semanas, y ¿dónde están las soluciones?”

Jackson, quien es negro, cuestionó si habrían durado tanto tiempo en solucionar el problema si hubiera sucedido en Beverly Hills, Malibú o Culver City, zonas que son blancas en su mayoría.

Agregó que probablemente compraría un filtro de aire y pediría un reembolso al condado. Tiene aire acondicionado, pero le preocupan sus vecinos que no lo tienen y desearía que el reembolso del hotel se le hubiera ofrecido antes.

Aunque Márquez bromea sobre el hedor y su siempre presente Febreze, la situación ha sido miserable, señaló.

Vive con sus padres y su hermana adolescente cerca de una refinería en Wilmington Avenue. No tienen aire acondicionado y ha estado con las ventanas cerradas para evitar el olor.

Márquez, quien labora cerca del canal, ha entrado en pánico cuando le cuesta respirar y le arden los ojos.

“Nuestro trabajo está aquí, la escuela está aquí, nuestra casa está en Carson”, señaló.

“No tenemos otra opción más que conformarnos con ello. ¿Vivir en estas condiciones? Es frustrante”.

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