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Activistas latinos, asiático-estadounidenses y LGBTQ quieren dar forma a los mapas del Congreso de California

A picture of a map.
Mientras un panel estatal independiente vuelve a trazar las líneas de los distritos del Congreso, una oleada de grupos de interés intenta influir en el organismo antes de que terminen de dibujar los mapas, a fines de diciembre.
(Associated Press)
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Los activistas instan a la creación de un distrito del Congreso que vincule a las poblaciones LGBTQ en Long Beach y la costa norte del condado de Orange. Grupos de derechos civiles afirman que un plan para dividir un distrito del área de Los Ángeles, el más latino de la nación, viola la Ley de Derechos Electorales. Los estadounidenses de origen asiático advierten que una propuesta para dividir el Valle de San Gabriel en sectores diluiría su voz, en un momento de violencia aterradora contra su comunidad.

Estas son solo algunas de las preocupaciones que una comisión estatal independiente sopesa actualmente, mientras intenta completar el rediseño de los distritos del Congreso -que se realiza una vez por década- antes de Navidad.

“Nuestro objetivo es lograr mapas justos, y ello significa que debemos seguir el proceso que tenemos ante nosotros, que lo hagamos de manera transparente y que la gente participe de forma significativa y tenga la oportunidad de influir en los mapas y el trazado de líneas de manera pública”, afirmó Pedro Toledo, miembro de la Comisión de Redistribución de Distritos de Ciudadanos de California y votante sin preferencia de partido, residente de Petaluma. “Eso es lo que lo hace un poco complicado. No todo el mundo va a estar feliz”, consideró.

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La comisión, creada por los votantes para terminar con la manipulación partidista y también encargada de rediseñar los escaños legislativos, se encuentra en medio de reuniones públicas maratónicas, con horas de testimonios públicos por parte de funcionarios electos, grupos de activismo y residentes. Su tarea se ve agravada por la pérdida de una banca de California por primera vez en su historia.

Cientos de citas telefónicas para hablar durante las seis reuniones de esta semana y la última fueron reservadas en minutos, lo cual llevó a la comisión a reducir el límite de tiempo para cada orador, a fin de abrir más de 200 espacios adicionales. Ya recibieron alrededor de 18.000 cartas, correos electrónicos y otras formas de comunicación.

La primera tarea de la comisión de 14 miembros es crear 52 distritos electorales que albergan a unos 761.000 residentes cada uno. Su próxima prioridad es cumplir con la Ley de Derechos Electorales, una norma federal histórica que prohíbe la discriminación racial en la votación.

Los grupos minoritarios argumentan que los borradores de mapas de la comisión, aprobados a principios de este mes, fracasan porque privan de derechos a las comunidades marginadas.

Los mapas tienen 12 distritos con más del 50% de residentes que son ciudadanos latinos en edad de votar, más uno con poco menos del 50%.

Los defensores de los derechos civiles argumentan que debería haber más, particularmente en el Valle Central e Inland Empire.

Lori Pesante, directora de participación cívica y relaciones gubernamentales de la Fundación Dolores Huerta, testificó el miércoles pasado que los distritos del Valle Central que realmente ofrecen a los latinos la oportunidad de elegir candidatos de su elección deben tener referencias más altas: 65% de la población, 55% de la población en edad de votar y 50% votantes registrados. “Sus mapas preliminares actuales en todos los niveles no cumplen con estas métricas de efectividad y tememos que estén creando distritos que privarán por completo de los derechos a nuestras poblaciones latinas y a otras de color durante los próximos 10 años”, remarcó.

La propuesta de la comisión de dividir la zona angelina de la representante Lucille Roybal-Allard, la más latina del país, provocó particular ira. El distrito demócrata tiene una población latina del 87% y una población de votantes latinos del 81%, según el California Target Book, no partidista, que obstaculiza las contiendas electorales.

“Cuando se desmantela un distrito de mayoría latina como el de Roybal-Allard, se está entablando una demanda”, afirmó Thomas Sáenz, presidente del Fondo Educativo y de Defensa Legal México-Estadounidense.

Los representantes de la comunidad asiático-estadounidense e isleña del Pacífico (AAPI, por sus siglas en inglés) también están descontentos, señalando la falta de un distrito AAPI mayoritario cerca de San José, donde se creó uno hace 10 años, así como la división del Valle de San Gabriel.

“El área ha ido creciendo en términos de población asiático-estadounidense, y los intereses y preocupaciones en torno a las instituciones culturales compartidas construidas a lo largo de los años. También aumentaron las preocupaciones políticas compartidas, incluido el creciente odio contra los asiáticos, la necesidad de servicios culturalmente sensibles... Eso realmente conecta todo el Valle de San Gabriel”, expresó Cha Vang, subdirector de AAPI For Civic Empowerment Education Fund. “Esta es una comunidad de interés que es muy importante mantener íntegra”.

La comisión también se enfrenta a una iniciativa bien organizada para crear distritos electorales con una considerable población de gays y lesbianas. “California ha estado a la vanguardia en el uso de la redistribución de distritos para empoderar a las comunidades LGBTQ desde la década de 1970”, consideró Samuel Garrett-Pate, portavoz de Equality California.

También se refirió al cabildeo que llevó a la histórica elección de Harvey Milk a la Junta de Supervisores de San Francisco, así como a la creación de un distrito del Concejo Municipal en San Diego que fue la plataforma de lanzamiento para políticos LGBTQ, incluido el presidente provisional del Senado, Toni Atkins y el alcalde de San Diego, Todd Gloria.

Ahora, Equality California y otros están trabajando en el esfuerzo más agresivo de la nación para crear una voz para las comunidades LGBTQ en el Congreso.

Según Garrett-Pate, están satisfechos con los distritos del área de San Francisco y West Hollywood en los mapas preliminares, pero les preocupa la fragmentación de las comunidades LGBTQ en San Diego, Sacramento, Coachella Valley y, más notablemente, en Long Beach y las cercanas ciudades playeras del condado de Orange.

“No solo nos centramos en mapas justos y equitativos para la comunidad LGBTQ a expensas de otros”, comentó Garrett-Pate, y señaló que la mayoría de la comunidad LGBTQ de California son personas de color. “No estoy diciendo que esto sea fácil, pero este es el trabajo duro para el que se formó la comisión”.

La geografía también es fuente de controversias. Los residentes del condado de Napa, Fullerton y Sacramento se encuentran entre los indignados por la división de sus vecindarios en distritos electorales separados. “Es una línea arbitraria justo en el medio”, afirmó el consultor demócrata Roger Salazar sobre el borrador de la propuesta del mapa para la capital del estado. “La mayoría de las veces las línea se dibujan siguiendo una formación geográfica o los límites de la ciudad. En este caso, no ocurre ninguna de esas opciones”.

Salazar, asesor de la representante Doris Matsui, cuyo distrito incluye a Sacramento, atribuyó la división a la saturación de la comisión. “Se hizo hacia el final del día, con un poco de prisa, y la comisión reconoció que realizarían algunos ajustes”, señaló.

Después de crear distritos de igual tamaño que no privan de derechos a las minorías, la comisión tiene la tarea de priorizar la creación de distritos contiguos, tratando de respetar los límites de la comunidad y delineando distritos geográficamente compactos.

Se supone que la política, ya sea protegiendo a los gobernantes o creando distritos que favorezcan a un partido, no sea un factor cuando finalicen los mapas, para el 27 de diciembre. Pero un análisis del Public Policy Institute of California revelado el pasado martes concluye que los mapas preliminares llevan a 20 miembros del Congreso a un distrito con otro titular. Los congresistas no están obligados a vivir en sus distritos, pero los votantes a menudo prefieren que así sea.

También existe una especulación generalizada de que algunos comentarios del público están motivados por objetivos partidistas, como el de apuntalar a los funcionarios electos en peligro.

Otros debates geográficos parecen impulsados por una rivalidad más personal, como el descontento de los habitantes del Valle de San Fernando por ser agrupados con los de Santa Mónica. “No quieren estar con nosotros, y realmente nosotros no queremos estar con ellos”, expuso el miércoles Stuart Waldman, presidente de la Asociación de Comercio de la Industria del Valle, ante los comisionados, y sugirió a continuación formas de eliminar la ciudad de un distrito que contiene partes del Valle.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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