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Las escuelas de California están bajo intensa presión, luchando para permanecer abiertas durante el aumento de Ómicron

A student shows her negative coronavirus test result from a cellphone to enter Olive Vista Middle School.
Una estudiante muestra el resultado negativo de su prueba de coronavirus en un teléfono celular para ingresar a Olive Vista Middle School esta semana. Las escuelas de todo el estado están tensas a medida que aumentan las cifras de contagios.
(Frederic J. Brown / AFP via Getty Images)

El aumento de los casos de coronavirus entre los estudiantes y el personal debido a la variante Omicron ha sometido a las escuelas a una intensa tensión, agotando a los profesores y aumentando la ansiedad de los estudiantes.

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En Los Ángeles, las escuelas vieron una disminución masiva de 130.000 estudiantes en la asistencia diaria durante el reinicio clases luego de las vacaciones de invierno esta semana, el último golpe de la pandemia a la educación.

En San Diego, la grave escasez de personal llevó a los líderes escolares a advertir a las familias sobre la posibilidad de “Días de Impacto de COVID” similares a los de calor o nieve. Y en Culver City, las autoridades del distrito anunciaron que cerrarían todos los planteles la próxima semana para darles a los estudiantes y a los trabajadores tiempo para “recuperarse y recobrarse”.

Los educadores de California están en modo de triaje, trabajando para mantener los campus abiertos y los 6 millones de niños del estado en clase, mientras aumentan los casos de coronavirus impulsados por Ómicron. Salvo algunas excepciones notables, lo están logrando. Pero el personal y los estudiantes están presionados de nuevas formas y tensos mientras se desarrolla otro capítulo intenso de pandemia en las escuelas.

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En medio de brotes e infecciones vertiginosas, los distritos han cerrado las aulas; algunos docentes están tratando de descubrir cómo ajustar sus planes de lecciones con menos de un tercio de los estudiantes en sus escritorios; y los administradores, así como otros empleados, están luchando para reemplazar al personal ausente. Después de solo dos semanas del semestre de primavera, muchos están agotados.

“Estoy frustrado por mi personal, veo el desgaste en ellos”, indicó Craig Spratt, director de Cerritos Elementary School, en Cerritos. “Están poniendo las caras más valientes. Están brindando la mejor rutina que pueden por sus hijos y yo estoy haciendo todo lo posible para aliviarlos de las cargas adicionales para que puedan concentrarse en sus hijos. Es un tiempo muy estresante”.

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Algunos distritos retrasaron el inicio del semestre de primavera o cerraron escuelas en medio del aumento de contagios, incluido el Distrito Escolar Unificado de Montebello y el pequeño Distrito Escolar Unificado de Mammoth, donde se ordenó interrumpir las clases en los planteles durante tres semanas.

El aumento en los casos escolares ha sido rápido y dramático. En el condado de Los Ángeles antes de Ómicron, la tasa de casos positivos entre los estudiantes y el personal era “extraordinariamente baja”, de aproximadamente 0.2%, informó la directora de Salud Pública del condado, Barbara Ferrer, en una conferencia de prensa esta semana. La semana pasada, se disparó a casi el 15%, con más de 80.000 pruebas positivas.

Los funcionarios de salud están investigando alrededor de dos docenas de brotes entre los alumnos, que en gran parte estuvieron relacionados con los deportes escolares durante las vacaciones de invierno. Y Ferrer advirtió que el aumento probablemente conduciría a más.

En el Distrito Escolar Unificado de Los Ángeles, la asistencia promedio hasta el jueves fue de alrededor del 67%, señalaron funcionarios. Todas las escuelas permanecieron abiertas para el aprendizaje presencial y los administradores abandonaron sus oficinas para ayudar a cubrir las ausencias de los maestros cuando no se pudieron encontrar sustitutos.

El director de San Pedro High School, Steve Gebhart, mencionó que sintió el vacío de su campus mientras caminaba esta semana por el patio de la escuela y cerca del asta de la bandera durante el almuerzo.

Alrededor de 800 alumnos de una población de 2.650 estuvieron ausentes a principios de la semana y casi 500 estudiantes no asistieron el viernes, informó.

Los alumnos han dudado en regresar en medio de las abrumadoras noticias sobre el aumento del coronavirus, pero comenzaron a volver cuando vieron que la escuela “era segura y todas las medidas implementadas estaban funcionando”, indicó Gebhart.

La escuela también tenía varios docentes fuera cada día, pero logró cubrirlos con personal certificado sin tener que combinar clases, señaló. Gebhart fue sustituto durante una clase de salud el miércoles.

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En San Diego, los funcionarios enviaron un mensaje a las familias para informarles que, debido a los graves desafíos que enfrentan las escuelas, los niños probablemente experimentarán alteraciones durante las próximas semanas, ya sea un profesor sustituto, trabajo en clase en un ambiente tipo sala de estudio o “instrucción reemplazada por actividades a su propio ritmo”.

“Éstas son medidas temporales requeridas por la pandemia, y el empleo de estas estrategias permitirá que el Distrito Escolar Unificado de San Diego mantenga abiertas las aulas”, indicaron los funcionarios.

Como último recurso, los funcionarios del distrito señalaron que trabajarían con las autoridades locales para declarar un “Día de Impacto de COVID”, cerrando los campus por un día.

En Burbank, donde los estudiantes regresaron al campus el 3 de enero, la asistencia descendió a alrededor del 75% y al menos ocho aulas en cinco escuelas primarias diferentes tuvieron que cerrar, detalló el superintendente Matt Hill. El distrito también se ha apoyado en los trabajadores de la oficina para cubrir a compañeros debido a la escasez de personal.

Los distritos necesitan más flexibilidad y apoyo del estado, explicó Hill. Quiere que California comience a distribuir pruebas de coronavirus directamente a las familias, en lugar de imponer una carga adicional a las escuelas para que las entreguen. También pide que la entidad proporcione clínicas de análisis para las zonas escolares para que éstas no tengan la tarea de establecer las suyas.

En Culver City, los funcionarios del distrito anunciaron el viernes que, debido al aumento en los casos de COVID-19, cerrarían todos los planteles la próxima semana. El sistema de escuelas públicas K-12, el primero en la nación en emitir un mandato de vacunación estudiantil contra el coronavirus, había registrado 587 contagios en estudiantes desde agosto de 2020. De ellos, 463 se informaron en las últimas dos semanas. El distrito tiene 7.100 alumnos y 900 empleados.

“Las cosas se aceleraron demasiado rápido”, mencionó el superintendente Quoc Tran. Al tomarse unos días libres, “todos tendrán la oportunidad de estar distantes unos de otros, recuperarse y volver el lunes”.

Los alumnos serán enviados a casa con un kit de prueba de coronavirus y deberán mostrar un examen negativo para regresar el 24 de enero.

El incremento también ha provocado conflictos laborales, con maestros en San Francisco, Oakland y West Contra Costa organizando acciones para exigir medidas de seguridad adicionales.

En Oakland, los estudiantes también comenzaron a circular una petición haciendo eco de las demandas de seguridad de los docentes. Hasta la fecha, ha sido firmada por más de 1.200 alumnos. Ayleen Serrano, organizadora de peticiones y matriculada en segundo año en MetWest High School, comentó que sintió la tensión del aumento de contagios. Todas sus clases están a la mitad de asistencia, informó. Una tiene solo 7 chicos en lugar de 20.

“Incluso cuando faltan dos o tres niños, es muy notorio”, indicó. “Tampoco podemos aprender nada porque muchos se atrasarán”.

En todo el estado, la escasez de personal ha llevado a los docentes y funcionarios escolares a tomar medidas extraordinarias.

En Santa Ana, la maestra de jardín de niños Elaine Vique comenzó a experimentar síntomas de COVID-19 solo unos días después del comienzo del año escolar. Después de dar positivo, Vique, quien ha enseñado en Lincoln Elementary durante 27 años, se vio obligada a quedarse en casa mientras sus colegas se dispersaban para cubrir las clases.

Entonces, el domingo por la noche, después de recuperarse de los síntomas moderados y mientras preparaba los planes para un sustituto, le preguntó a su subdirectora si podía enseñar a sus 23 niños de jardín de infantes desde su casa.

“Estaba pensando, no hay sustitutos, ya se están atrasando, tengo que hacer lo que necesito hacer para ayudar”, dijo Vique.

El lunes por la mañana, apareció en una gran pantalla frente a sus alumnos, quienes la observaron con silencioso asombro. Pudo continuar sus lecciones de fonética y matemáticas mientras otro miembro del personal supervisaba su clase en persona.

“Realmente traté de mantener las cosas normales para ellos, lo más posible”, comentó Vique. “Verdaderamente, necesitan eso”.

Los funcionarios del distrito de Santa Ana explicaron que tienen la esperanza de que el incremento de contagios en su comunidad comience a disminuir. Después de que los alumnos regresaron al campus el 3 de enero, la asistencia descendió a alrededor del 85%, pero comenzó a recuperarse, informó el vocero Fermín Leal.

En la oficina de Don Austin en Palo Alto, hay un mantra que escribió en su pizarra hace meses: “Será más difícil reabrir que cerrar”.

Sirvió como un recordatorio para el superintendente del Distrito Escolar Unificado de Palo Alto de que él y su personal deben evitar cerrar los campus a toda costa.

El distrito de aproximadamente 10.500 estudiantes regresó al campus el 4 de enero. Aunque algunos maestros estaban enfermos, mencionó Austin, la escasez de conductores de autobuses, trabajadores del servicio de alimentos y enfermeras escolares también generaba preocupación.

“Fue completamente aterrador”, detalló Austin. “Apenas y lo logramos”.

Para el sábado, él y su equipo estaban intercambiando ideas sobre cómo abordar la tensión en su personal. ¿Su solución? Reclutar a los padres, quienes se han mantenido fuera de las escuelas debido a los protocolos de seguridad del coronavirus. El distrito inició un domingo por la noche y envió correos electrónicos, así como mensajes de texto, a los familiares de los alumnos.

Para el miércoles, el distrito había inscrito a 765 padres que se ofrecieron como voluntarios en las clínicas escolares de coronavirus, convirtiéndose en cajeros en la cafetería, limpiando los escritorios al final del día escolar y ayudando con las tareas administrativas.

El gobernador Gavin Newsom indicó el jueves que el estado se está movilizando para enviar más pruebas de coronavirus y cubrebocas de alto nivel a los campus, al mismo tiempo que facilita la contratación de docentes sustitutos para ayudar con la escasez de personal. Las escuelas también han recibido fondos para extender el año escolar si es necesario para cumplir con los días de enseñanza, señaló.

Cuando se le preguntó si las escuelas deberían tener un plan de respaldo para el aprendizaje en línea, Newsom respondió que los niños deberían estar en la escuela.

“Los queremos seguros en la instrucción en persona”, subrayó. “Y la gran mayoría de las escuelas están trabajando en esto y permítanme reconocer que no es fácil”.

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