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La agricultura de California recibe un impacto de 1.2 mil millones de dólares durante la sequía, perdiendo 8.700 empleos agrícolas, según investigadores

La trabajadora agrícola Alma Guedea empaca uvas recién cosechadas en Delano, California.
La trabajadora agrícola Alma Guedea empaca uvas recién cosechadas en Delano, California.
(Brian van der Brug / Los Angeles Times)

La industria agrícola californiana sufrió el año pasado unos costes de 1.200 millones de dólares y la pérdida de más de 8.700 puestos de trabajo debido a la sequía, según un nuevo estudio.

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La severa sequía del año pasado hizo que la industria agrícola de California se redujera en aproximadamente 8.745 puestos de trabajo y asumiera 1.200 millones de dólares en costos directos, ya que los recortes de agua obligaron a los productores a barbechar las tierras de cultivo y bombear reservas subterráneas de los pozos, según un nuevo estudio.

En un informe preparado para el Departamento de Alimentos y Agricultura de California, los investigadores calcularon que la reducción de las entregas de agua resultó en 395.000 acres de parcelas que quedaron secas y sin sembrar, un área más grande que Los Ángeles. Al estimar los gastos, tuvieron en cuenta las pérdidas en los ingresos y los precios más altos para extraer acuíferos profundos.

Este sector industrial del Estado Dorado es el más grande del país, con un promedio de 50 mil millones de dólares en ganancias anuales y emplea a más de 400.000 personas. El análisis muestra que el desecamiento del año pasado tuvo impactos económicos significativos, y es probable que estos costos se acumulen a medida que el cambio climático lo intensifique, mientras que California implemente regulaciones para frenar el bombeo excesivo crónico de agua subterránea.

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El informe, parte de un estudio más grande de tres años, no examinó cómo la eliminación de puestos a tiempo completo y parcial está afectando a los campesinos. Los autores indicaron que algunos han optado por tomar otros empleos, conducir distancias más largas o mudarse.

“Estos trabajadores agrícolas pertenecen al grupo de menores ingresos del estado, particularmente en el Valle Central”, puntualizó Josué Medellín-Azuara, economista de recursos hídricos y profesor asociado de ingeniería civil y ambiental en UC Merced. “Entonces, cuando el clima golpea, estas comunidades se ven más afectadas”.

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Medellín-Azuara, junto con colegas de UC Merced, UC Davis y el Instituto de Políticas Públicas de California, estimaron los cambios en la superficie de tierras de cultivo irrigadas el año pasado en comparación con 2018. Estudiaron distritos de riego, analizaron datos de agua y revisaron información satelital para rastrear cambios en parcelas.

Además de considerar las consecuencias directas en las empresas agrícolas, los investigadores calcularon los “efectos indirectos” en la economía en general y descubrieron que desaparecieron más de 14.600 empleos, tanto de jornada completa como de tiempo parcial, y hubo pérdidas por 1.700 millones de dólares de ingresos brutos.

El estado ahora está entrando en un tercer año de sequía. Muchos embalses permanecen en niveles bajos y la capa de nieve en Sierra Nevada se sitúa en el 67% del promedio para esta época del año. Los administradores federales de agua anunciaron esta semana que muchos agricultores deberían prepararse para no recibir suministro del Proyecto del Valle Central.

Si California no recibe más precipitaciones en marzo, informó Medellín-Azuara, “es probable que veamos recortes más severos de las agencias de agua a la agricultura este año, y luego los efectos pueden intensificarse”.

El año pasado fue uno de los más secos y calurosos registrados en territorio californiano, y se produce durante un periodo sin disponibilidad de agua de 22 años en el oeste que, según muestran las investigaciones, está empeorando con el calentamiento global.

Los científicos encontraron que las consecuencias económicas en la agricultura estatal en 2021 fueron comparables a las de 2014, en medio de la última gran sequía, que terminó en 2016.

Pero también hallaron que esta vez que el desecamiento ha sido más severo en las regiones del Valle de Sacramento y la Costa Norte, lo que ha provocado un aumento en las tierras de cultivo secas, así como pérdidas de ingresos en esas áreas.

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Por ejemplo, la cuenca del río Ruso ha sufrido condiciones sin humedad durante el año pasado, explicó Medellín-Azuara, “por lo que el mapa de las áreas secas cambió un poco”.

Su equipo localizó que las tierras de cultivo que quedaron sin sembrar incluían campos de arroz en el Valle de Sacramento, terrenos de algodón en el Valle de San Joaquín, así como tierras que habían estado produciendo granos y otros alimentos.

Esto está ocurriendo junto con otros cambios a largo plazo en los cultivos impulsados por el mercado global y demás factores. Durante la última década, la superficie sembrada con trigo, algodón y alfalfa ha disminuido, mientras que los nuevos huertos con pistachos y almendras de alto valor se han expandido en vastas extensiones de tierras agrícolas.

Los autores del informe citaron estadísticas que muestran que la leche siguió siendo el principal producto agrícola del estado en 2020, seguida de las almendras y las uvas.

La investigación muestra un costo económico sustancial en la agricultura, especialmente en el Valle Central, donde la economía depende en gran medida de ésta, señaló Alvar Escrivá-Bou, coautor e investigador del Instituto de Políticas Públicas de California.

“Es mucho dinero, cuantiosos trabajos”, puntualizó Escrivá-Bou.

El estudio se centró en las pérdidas de ingresos y los costos de bombeo, pero no estimó las ganancias en la industria agrícola.

Durante mucho tiempo, las operaciones agrícolas en el Valle Central recurrieron a bombear más acuíferos profundos durante las sequías y los niveles han estado disminuyendo durante décadas. En 2014, los legisladores estatales aprobaron la Ley de Gestión Sostenible de las Aguas Subterráneas, que estableció un marco para su gestión y requirió que las agencias locales desarrollaran planes para eliminar extraerlas de manera crónica.

Las agencias locales de aguas subterráneas han estado desarrollando planes para comenzar a implementar la ley entre ahora y 2040, con funcionarios estatales supervisando el proceso, así como revisando los planes.

Mientras tanto, la disminución de los niveles de agua en las áreas agrícolas ha seguido dejando a más propietarios de viviendas rurales, incluidos muchos trabajadores agrícolas, que batallen con pozos secos. El estado recibió informes de 975 fosas domésticas que se agotaron en 2021, muchas en campos en el Valle Central.

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Se espera que la ley establezca gradualmente límites en el bombeo de agua subterránea que reducirá la presión sobre los acuíferos agotados, y esos niveles finalmente obligarán a los productores a dejar seca una parte de las tierras de cultivo en el Valle de San Joaquín.

Escrivá-Bou y otros investigadores han estimado que al menos 500.000 acres de tierras de cultivo probablemente tendrán que dejar de regarse para 2040 para cumplir con los objetivos de sustentabilidad del agua subterránea.

Él y su colega Ellen Hanak han presentado una lista de propuestas para mejorar la implementación de la ley de aguas subterráneas. Sus recomendaciones incluyen acelerar la “gestión de la demanda” o límites en el bombeo, al mismo tiempo que se planifica cómo convertir algunas tierras de cultivo a otros usos, como granjas solares y áreas de restauración de hábitats, una dirección que los funcionarios estatales han apoyado al presupuestar 50 millones de dólares para un programa por una tierra “reutilizada”.

Los pasos para reducir el bombeo de acuíferos subterráneos deberían acelerarse en áreas donde los niveles de agua están disminuyendo, dijo Escrivá-Bou.

“Necesitamos acelerar eso para ser más resistentes. Porque si no, somos más vulnerables a sequías como ésta”, enfatizó. Al mismo tiempo, agregó, “tenemos que pensar en medios alternativos de ingresos para los agricultores y para las comunidades”.

Según datos estatales, la agricultura usa casi el 80% del agua que se desvía y bombea para uso humano en un año promedio en California.

Medellín-Azuara y otros investigadores han escrito que esperan que el sector agrícola de California continúe utilizando menos recursos hídricos a largo plazo debido a la ley de aguas subterráneas, así como otros factores, incluido el desarrollo en expansión. Al igual que continúe mejorando su eficiencia y beneficiándose de la creciente demanda de sus cultivos especiales.

“La agricultura en California es muy resistente e innovadora”, señaló Medellín-Azuara. “En general, estamos aguantando la sequía y adaptándonos también a otras futuras”.

Si quiere leer este artículo en inglés,haga clic aquí.

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