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¿Los adolescentes aún quieren pasteles de cumpleaños? Definitivamente les encantará esta opción

Un pastel que parece una bebida.
(Evan Sung / para The Times)

Lo más complicado que crear el pastel es que este despierte esa misma alegría infantil año tras año.

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Todos los años, hago un pastel para los cumpleaños de mis hijas, tematizados con lo que sea que las tenga obsesionadas en ese momento. Cuanto más crecen, más difícil es encontrar ideas. ¿Bichos? Fácil. ¿Princesas? Totalmente factible. ¿Piratas? Difícil, pero lo haremos. Ahora, sin embargo, más complicado que crear el pastel es que este despierte esa misma alegría infantil año tras año.

Así que la primavera pasada, cuando mis gemelas cumplieron 16, agregué un elemento sorpresa a su pastel. A ellas les encanta beber boba tea (té de burbujas) con sus amigos, y ese fue mi punto de partida. A su edad, yo hacía lo mismo en el Valle de San Gabriel, cuando la bebida comenzó a aparecer en los restaurantes taiwaneses. Ahora está en todas partes.

Rechacé la idea de un pastel con sabor a boba o cubierto con boba real porque, bueno, resultaría asqueroso. En cambio, decidí preparar un postre que se parezca a la bebida pero con sabor a los dulces favoritos de mis hijas: bolitas de pastel de chocolate, postre de piloncillo del mismo tono cremoso que el té con leche, y cubitos de bizcocho de un color lo suficientemente claro como para semejar un hielo. En secreto, guardé algunos vasos plásticos de boba y coloqué en ellos el pastel y el postre, y luego un sorbete.

Este pastel se come mejor con cuchara.
Este pastel se come mejor con cuchara.
((Evan Sung / para The Times))
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Después de limpiar los platos de la cena de cumpleaños de mis hijas, les di sus vasos de boba. Sus caras pasaron de la decepción (¿Esto es lo que hay?) a la sospecha (¿Por qué es tan pesado?), y finalmente a la conmoción (¡Mamá! ¡Esto es genial!). Por un momento, sus ojos se iluminaron con la delicia sorpresa, algo particularmente difícil de lograr en los adolescentes.

Y ese es el objetivo del pastel de cumpleaños ahora: dar a mis hijas la sensación de ser niñas nuevamente. Para ser honesta, también es un acto egoísta; disfruto del tiempo a solas para hornear, de tener algo dulce para comer y de atestiguar un momento de asombro infantil. No es que no quiera que crezcan -bueno, en realidad sí- y sé que toda la rutina del pastel de cumpleaños no puede retrasar el reloj. Pero, al menos por unos momentos, lo hace.

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