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Columna: Los jugadores de la NFL que no se vacunen deberían ser señalados por imprudencia

Cardinals receiver DeAndre Hopkins flips the football away after making a catch.
El receptor de los Cardinals, DeAndre Hopkins, se ha cuestionado la posibilidad de seguir jugando si la NFL obliga a los jugadores a vacunarse.
(Ross D. Franklin / Associated Press)
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El tuit era el más tonto de todos.

Era del receptor -cinco veces Pro Bowl de Arizona- DeAndre Hopkins defendiendo su derecho a ser tonto.

“Nunca pensé que diría esto, pero estar en una posición en la que puedo dañar a mi equipo porque no quiero vacunarme me está haciendo cuestionar mi futuro en la @nfl”.

El tuit fue borrado más tarde, pero aun así... ¿Hopkins estaba diciendo que no quiere participar en un procedimiento médico que podría salvar su vida y salvaguardar a su familia, compañeros de equipo y comunidad? Bien, entonces su futuro debe pertenecer a otro lugar que no sea la NFL.

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Luego está el tuit del mejor esquinero de la liga de los Rams, Jalen Ramsey, en el que ofrecía su apoyo a esta tontería.

“Conozco a 2 personas en este momento que se vacunaron, pero son COVID positivos... solo digo... no miraría mal a un compañero de equipo si no se vacuna, sin presión”.

Rams cornerback Jalen Ramsey breaks up a pass intended for Cardinals wide receiver DeAndre Hopkins.
El esquinero de los Rams, Jalen Ramsey, bloquea un pase destinado al receptor de los Cardinals, DeAndre Hopkins, durante un partido en enero.
(Wally Skalij/Los Angeles Times)

Se equivocan de nuevo. Debería haber mucha presión. Los compañeros de equipo que no se vacunan contra el COVID-19 no solo son malos, sino egoístas, están equivocados y son peligrosos.

Mientras los campos de entrenamiento de la NFL comienzan esta semana, nuestro nuevo pasatiempo nacional está a punto de convertirse en una desgracia nacional.

La liga informa que al menos el 75% de sus jugadores están parcialmente vacunados. Esto es más alto que la tasa de vacunación del 57% de todos los estadounidenses mayores de 12 años, pero la variación es tal que cinco equipos tienen tasas por debajo del 70%, y la liga está por detrás de los otros deportes principales.

Estas cifras son lo suficientemente preocupantes como para que la NFL tomara medidas punitivas con una serie de normas reveladas la semana pasada.

Los jugadores no vacunados estarán sujetos a protocolos estrictos que los separarán del equipo, y esos jugadores se enfrentarán a una multa de 14.650 dólares cada vez que incumplan esos protocolos.

Si un equipo sufre un brote de COVID-19 que provoque la cancelación de un partido, no se le pagará por ese partido, lo que significa que los jugadores no vacunados podrían hacer perder dinero a su equipo.

Además, se exige la vacuna a todos los miembros del personal del equipo, un mandato que ya ha llevado a dos equipos a separarse de los entrenamientos.

Rick Dennison, el entrenador de la línea ofensiva de los Vikings de Minnesota fue despedido. También lo fue Cole Popovich, coentrenador de la línea ofensiva de los Patriots de Nueva Inglaterra.

No se sienta mal por ellos, fue su elección. Tampoco se sienta mal por los jugadores, aunque el corredor de Las Vegas Jalen Richard tuitee: “Este año jugaremos en la cárcel”.

No, no es la cárcel, es una pandemia persistente alimentada por la variante Delta, y si no van a protegerse, entonces son una amenaza para ellos mismos y un peligro potencial para la salud de todos los demás.

Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, el 99.5% de las muertes por COVID en los últimos seis meses se produjeron en personas no vacunadas, y el 97% que entra en los hospitales no está vacunado.

“No hay ninguna razón científica para no vacunarse”, dijo Anne Rimoin, epidemióloga de la UCLA.

Señaló que la NFL tiene todo el derecho, y todas las razones, para castigar a quienes toman la decisión de no hacerlo.

“Las empresas, y la NFL es una empresa, van a tener que tomar decisiones importantes sobre cuál es su umbral de riesgo, lo que están dispuestos a tolerar, y las personas no vacunadas tienen un riesgo mayor que el resto”, dijo. “Esta variante Delta ha subido la apuesta. La gente expulsa tantos virus que veremos a los no vacunados infectando a los que sí lo están”.

En otras palabras, un compañero no vacunado es un pésimo compañero.

“Si tienes a esas personas no vacunadas con más probabilidades de infectarse, eso repercutirá en todos los demás miembros del equipo”, manifestó Rimoin.

En los próximos días, cuando los jugadores comiencen a reunirse en los vestuarios de todo el país, se hablará mucho de este tema, incluso a nivel local. Hace un mes, los Chargers eran, según se informa, uno de los equipos menos vacunados de la liga, pero el mariscal de campo Justin Herbert se ha vacunado y aparentemente esas cifras están mejorando.

Por otra parte, jugadores como Ezekiel Elliott, de Dallas, han reconocido haberse aplicado la vacuna, pero se han negado a condenar a los que no lo hacen.

“Me vacuné solo porque quería seguir jugando con mi equipo”, dijo a los periodistas. “Pero quiero decir que no todo el mundo debe sentirse obligado y que deberían poder tener su propia opinión sobre las vacunas. No puedes obligar a alguien a hacer algo que no quiere para su cuerpo”.

Nadie está obligando a nadie a hacer nada.

“Puedes tener libertad de elección, pero eso no significa que estés libre de consecuencias”, dijo Rimoin.

También están los jugadores que tienen dudas sobre la vacuna, tipos como Leonard Fournette de Tampa Bay.

La semana pasada declaró: “No quiero ponerme la vacuna...” en un tuit que posteriormente fue borrado. Pero este fin de semana, en un encuentro con periodistas, dijo que aún lo estaba considerando.

“Conozco a mucha gente que se vacunó y aun así se enfermó de coronavirus”, expresó Fournette. “He estado hablando con los médicos, tratando de averiguar lo que es mejor para mí y el equipo”.

Fournette dijo que su entrenador Bruce Arians le hizo una petición.

“Simplemente no hagas que el equipo se enferme”, dijo.

Entonces, solo ponte la maldita inyección.


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