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Un número significativo de pruebas positivas de COVID obligó a la UCLA a retirarse del Holiday Bowl

UCLA running back Zach Charbonnet celebrates his touchdown with teammates.
(Jae C. Hong / Associated Press)

UCLA se retiró del Holiday Bowl porque algunos jugadores habrían tenido que jugar fuera de posición, aumentando el riesgo de lesiones, dijo una fuente a The Times.

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North Carolina State voló a casa el miércoles con el trofeo del Holiday Bowl de un partido que nunca se jugó, el Wolfpack logró así su décima victoria de la temporada.

En realidad, fue una situación lamentable para todos los involucrados.

Mientras que la UCLA se mantuvo en silencio por haberse retirado menos de cinco horas antes del inicio del partido, los funcionarios del Bowl formalizaron la cancelación del juego después de que no se pudo encontrar un equipo de reemplazo y los entrenadores y funcionarios de los Wolfpack expresaron su frustración por lo que describieron como una falta de comunicación de los Bruins.

UCLA tampoco estaba precisamente encantada con las circunstancias. Una persona cercana a la situación, que habló bajo condición de anonimato porque no estaba autorizada a revelar públicamente información sensible, dijo a The Times que los Bruins se retiraron del partido solo después de que un número significativo de pruebas positivas de COVID-19 en la mañana del partido obligó a algunos jugadores a desempeñarse fuera de su posición, poniéndolos en mayor riesgo de lesión.

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Era de sobra conocido que UCLA estaba especialmente diezmada en la línea defensiva. El titular Otito Ogbonnia se encontraba rehabilitándose de una lesión; los suplentes Tyler Manoa y Jay Toia publicaron en las redes sociales que no podían jugar; los reservas Quentin Sommerville y Sitiveni Havili-Kaufusi han estado al margen toda la temporada por lesiones; y los también reservas John Ward y Tyler Kiehne anunciaron sus intenciones de transferirse.

Oficialmente, los funcionarios de los Bruins seguían sin decir mucho un día después de la cancelación del juego, en respuesta a las preguntas enviadas por correo electrónico de The Times sobre la línea de tiempo de las pruebas, la comunicación con N.C. State, la disponibilidad de los jugadores y por qué el personal médico del equipo consideró que era demasiado inseguro jugar el partido.

“El martes, el personal médico nos hizo saber que no era seguro que los estudiantes-atletas compitieran en base a los protocolos COVID”, dijo el portavoz de la UCLA, Scott Markley, en un comunicado que refleja en gran medida un tuit del día anterior del director deportivo Martin Jarmond. “Estamos decepcionados por no poder salir al campo; sin embargo, la salud y la seguridad de nuestros estudiantes-atletas es nuestra máxima prioridad”.

El entrenador de UCLA, Chip Kelly, había dicho en la víspera del partido que los jugadores no vacunados del equipo habían sido examinados a principios de la semana y que cualquiera que desarrollara síntomas sería examinado, lo que sugiere que varios jugadores no se sentían bien el día del partido.

Tras informar a N.C. State de que no podrían jugar, los Bruins partieron hacia Los Ángeles el martes por la tarde mientras los responsables de la competencia trabajaban para encontrar un equipo de reemplazo. Cuando quedó claro el miércoles por la mañana que no se podían hacer arreglos alternativos para organizar el partido, los funcionarios del Bowl otorgaron el trofeo a los Wolfpack en el hotel donde se alojaba el equipo, a pesar de que el partido se consideraba no disputado.

El director deportivo de N.C. State, Boo Corrigan, dijo a ESPN que Jarmond se disculpó con él a primera hora del día por la situación, pero Corrigan comentó que seguía molesto por haberse enterado de la retirada de los Bruins por Twitter en lugar de por los directivos de UCLA.

El entrenador de los Wolfpack, Dave Doeren, dijo que estaba irritado porque los Bruins no habían avisado a su equipo de que no jugarían.

“Estamos molestos porque seguramente ya sabían que no podrían jugar mucho antes de las cuatro horas anteriores a que iniciara el partido”, dijo Doeren a ESPN. “Seguro que tenían una idea. Un aviso para que pudiéramos empezar a llamar a otros equipos para jugar habría sido genial”.

A UCLA le quedó pendiente la temporada 2022 que presumiblemente incluirá a Kelly como su entrenador. Kelly y la escuela no han acordado una extensión del contrato que termina después de la próxima temporada, pero Kelly ha contratado a dos entrenadores asistentes defensivos en las últimas semanas, lo que sugiere que tiene la intención de regresar.

La lista de los Bruins para la próxima temporada también está empezando a tomar forma. Mientras que el tackle derecho Alec Anderson anunció en Instagram que se declararía para el draft de la NFL, los linieros defensivos Martin Andrus y Tyler Manoa han indicado en las redes sociales que volverían en 2022.

Si todo va bien, puede que incluso lleguen a jugar en un partido de copa.

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