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Opinión: Si el juicio político y 2020 no detienen a Trump, nada lo hará

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Aquí hay una mirada aterradora sobre el futuro de los demócratas y, por cierto, del país.

Mientras la Cámara controlada por los demócratas avanza hacia la destitución del presidente Trump -un paso que se vio obligado a dar por el evidente abuso de poder del mandatario-, bien podría estar poniendo en marcha eventos que dejarán al presidente con cicatrices pero también empoderado de formas peligrosas.

Con toda probabilidad, el Comité Judicial de la Cámara enviará artículos de juicio político a la Cámara en pleno, que los debatirá, rechazará la fantasiosa defensa de los republicanos de los intentos de Trump para obligar a un líder extranjero a atacar a un rival político, y luego votará para acusarlo, muy probablemente en una votación de filas cerradas por partidos.

Eso moverá la acción al Senado, donde el líder de la mayoría republicana, Mitch McConnell, probablemente pasará por las mociones de celebrar un juicio, pero finalmente dejará a Trump en el cargo. Los hechos y las transgresiones del mandatario no importan. Para los republicanos, se trata del partido, no de defender las instituciones gubernamentales y la separación de poderes (un giro alucinante de los acontecimientos para el partido de los conservadores políticos).

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Este escenario de juicio político se pone en marcha en un momento en que el campo de candidatos para la nominación demócrata que desafiará la reelección de Trump sigue siendo amplio y fluido antes del primer concurso de nominaciones en Iowa.

Sí, la nube de polvo se asentará y, a mediados de marzo, el campo se reducirá considerablemente, pero cuanto más se prolongue la pelea de las nominaciones, menos tiempo tendrá el potencial nominado para persuadir a los votantes en áreas clave de lanzamiento -estados indecisos como Wisconsin, Pensilvania, Carolina del Norte, Florida y Arizona- de que él o ella tienen un mejor plan para Estados Unidos.

En este punto, la pérdida sería para Trump, y la belicosa personalidad de perro de ataque por la que fue elegido podría funcionar nuevamente.

Entonces, ¿dónde dejaría eso a la nación?

El 20 de enero de 2021 podríamos ver la segunda toma de mando de un hombre que sobrevivió a la investigación de Mueller sobre la intromisión rusa en las elecciones de 2016, a pesar de la evidencia de que trató de obstruir la justicia despidiendo al director del FBI, James B. Comey, e intentando despedir al fiscal especial Robert S. Mueller III.

Para entonces, también habrá sobrevivido a la acusación, a pesar de la clara evidencia de que trató de usar el poder de su cargo -y la ayuda financiada por los contribuyentes a Ucrania, aprobada por el Congreso- para obligar a un país extranjero a hacer un trabajo político sucio para él, y luego jugar rudo contra el Congreso al negarse a honrar citaciones.

Y al reelegir a Trump, la gente habrá dado su consentimiento al abuso de poder en serie por parte de un hombre que puede ser la persona menos calificada que haya servido como presidente de Estados Unidos.

En ese día de asunción, cuando Trump vuelva a poner su mano sobre una Biblia y haga un juramento que ya ha violado, ¿qué le quedará a la nación para frenar a ese caballo desbocado?

Espantosamente poco.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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