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Columna: Cómo los ricos obtienen una ganancia inesperada de la Seguridad Social

Social Security checks
Cheques en blanco del Seguro Social, listos para imprimir en el Tesoro de Estados Unidos.
(William Thomas Cain / Getty Images)
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En un mundo donde los ricos siempre parecen enriquecerse, sea cual sea el juego, la Seguridad Social todo el tiempo ha parecido ser un programa verdaderamente “progresista”, que beneficia a la clase trabajadora más que a la clase adinerada. ¿Cierto?

Tristemente, no.

En realidad, a pesar de los esfuerzos minuciosos para garantizar que los beneficios del Seguro Social se distribuyan de manera justa, los ricos están recibiendo pagos desproporcionadamente grandes. Ese es el hallazgo de un nuevo estudio realizado por Alicia H. Munnell y Anqi Chen, del acreditado Center for Retirement Research, de Boston College.

La disparidad se esconde dentro de los ajustes realizados tanto cuando los trabajadores reclaman los beneficios del Seguro Social antes -es decir, antes de su plena edad de jubilación-, como después. Reclame anticipadamente, y los beneficios mensuales se reducirán; reclame tarde, y se incrementarán. Estos ajustes apuntan a que la decisión de tiempo sea neutral en cuanto a números: en promedio, los beneficios totales de por vida deben seguir siendo equivalentes, ya sea que uno reclame antes de la plena edad de jubilación, o más adelante.

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Pero Munnell y Chen calculan que los ajustes actuariales están fuera de control y favorecen las reclamaciones tardías. “Como resultado, benefician cada vez más a los que ganan más”, escribieron.

Suspiremos…

Munnell y Chen identifican a dos culpables por descartar las matemáticas: uno son las tasas de interés, que han sido más bajas que las previstas por los expertos de la Administración del Seguro Social y en el Capitolio, cuando establecieron los diferenciales (la opción de jubilación anticipada se puso a disposición de las mujeres en 1956 y de los hombres en 1961. El crédito por retrasar el retiro se introdujo en 1972 y se recalculó en 1983, según los autores).

El segundo factor puede ser más significativo: la esperanza de vida promedio va en aumento. Como resultado, los jubilados recolectan beneficios por más tiempo de lo esperado por quienes crearon el plan. Sin embargo, la longevidad tiene un incremento más rápido para las personas más ricas que para los trabajadores de ingresos medios y bajos, que es lo que hace que el reclamo tardío sea más beneficioso para quienes más tienen.

En las seis décadas desde que se ampliaron las opciones de jubilación, Munnell y Chen escribieron: “Mucho ha cambiado... Las tasas de interés han disminuido; la esperanza de vida ha aumentado; y las mejoras en la longevidad han sido mucho mayores para los que ganan más”.

Munnell y Chen afirman que debido a estos dos factores, la multa por retiro anticipado ahora es demasiado alta. Dicen que el aumento de la jubilación retrasada es correcto en promedio, pero como la demografía favorece a los ricos, es demasiado grande para aquellos que se retrasan.

Antes de explorar las ramificaciones de estos hallazgos, veamos cómo la jubilación anticipada y tardía afecta los beneficios del Seguro Social.

Una medida de reforma de la Seguridad Social en 1983 elevó la edad de jubilación completa de los 65 años tradicionales, en pasos incrementales. Para los nacidos en 1943-1954, incluidos quienes cumplen 65 años este año, la edad jubilatoria total es de 66 años. Para los que cumplan 65 años el próximo año, serán 66 y 2 meses. El cambio llega a los 67 años para los nacidos en 1960 o más tarde.

Los trabajadores pueden comenzar a reclamar beneficios a partir de los 62 años, aunque la cantidad mensual recibida se reduce en aproximadamente un 6.7% por cada año antes de su beneficio completo. En el otro extremo del espectro, los trabajadores pueden diferir los beneficios hasta los 70 años, por un aumento de aproximadamente el 8% en el estipendio mensual por cada año diferido.

Considere a los trabajadores que llegan a 66 este año, cuando el beneficio de jubilación promedio es de $1.474.77 por mes. El retiro anticipado a los 62 años reduciría el estipendio mensual aproximadamente un 23%, mientras que diferir hasta los 70 lo aumentaría en aproximadamente un 32%. Entonces, si esos trabajadores comenzaron a recibir beneficios hace cuatro años, a los 62 años, tendrían derecho a sólo alrededor de $1.135.57 por mes. Si aguantan hasta los 70, obtendrán más de $1.947 mensual. Eso significa una reducción de aproximadamente $4.000 al año por jubilación anticipada, y una ganancia de $5.667 al año por esperar.

Para aquellos que esperan cobrar el beneficio máximo de $2.861 al mes a la edad de jubilación total este año, el retiro anticipado a los 62 años habría reducido esa suma a $2.209 al mes, y el aplazamiento a 70 la elevaría a $3.770.

Esas cifras explican que el consejo común para quienes piensan en retirarse es esperar el mayor tiempo posible para comenzar a reclamar. Por supuesto, la sugerencia no es adecuada para todos. Se necesitan más de 12 años de los pagos máximos más altos después de alcanzar los 70 años para compensar los cuatro años de beneficios omitidos después de los 66 años, por lo cual los jubilados deberían tener en cuenta sus expectativas de salud en la decisión de esperar.

Más concretamente, diferir el Seguro Social no es práctico para muchas personas que trabajan. Algunos están en empleos que son demasiado exigentes físicamente para continuar demasiado después de sus 60 años. Algunos no tienen ahorros, pensiones u otras fuentes de ingresos para vivir. De hecho, entre el 20% de los principales asalariados, poco más de la mitad reclama sus beneficios de jubilación a la edad de retiro o después. Sin embargo, entre el 20% inferior, casi dos tercios reclaman anticipadamente.

El punto sobresaliente es que diferir el Seguro Social tiende a convertirse en una opción más atractiva cuanto mayor sea el ingreso y el ahorro. Esa ventaja se ve agravada por la vida útil promedio más larga de dichos destinatarios.

Como informó un equipo de investigación dirigido por el economista Raj Chetty, de Stanford, en 2016, entre el 1% de los que ganan más (ingreso familiar promedio de aproximadamente $2 millones), la media en esperanza de vida es de aproximadamente 89 para las mujeres y 87.3 para los hombres. Entre el 20% inferior (ingreso familiar promedio de aproximadamente $25.000), la media en esperanza de vida es de aproximadamente 83 para las mujeres y 78 para los hombres.

El diferencial se basa no sólo en el ingreso. La esperanza de vida promedio es mayor para los blancos que para los afroamericanos y aumenta con el nivel educativo.

Como hemos informado antes, la brecha de longevidad entre ricos y pobres se ha ampliado, en gran medida porque la esperanza de vida de los que están en el 20% inferior se ha estancado o incluso retrocedido, mientras que se ha elevado para los de arriba.

La Academia Nacional de Ciencias calculó en 2015 que para los nacidos en 1930, los hombres en el 20% inferior que llegaron a los 50 años tenían una esperanza de vida de 76.6; aquellos con las mismas características nacidos en 1960 podrían esperar vivir sólo a 76.1. Entre el 20% superior de los que perciben ingresos, los hombres nacidos en 1930 podrían esperar vivir hasta los 81.7, mientras que los nacidos en 1960 hasta los 88.8. En otras palabras, una brecha de longevidad de poco más de cinco años entre ricos y pobres nacidos en 1930 se amplió a casi 13 años para los nacidos en 1960. Se puede encontrar un patrón similar entre las mujeres.

Esa línea de tendencia en sí misma hizo que la Seguridad Social fuera menos progresista y ventajosa para los trabajadores de bajos ingresos que para los más acomodados. También debilitó el argumento de que el Seguro Social podría fortalecerse fiscalmente al continuar aumentando la edad de jubilación. Lo haría, pero a expensas de la clase trabajadora. La Academia Nacional de Ciencias consideró que elevar la edad oficial de retiro a 70 reduciría los beneficios de aquellos en el quinto más bajo de los que ganan ingresos en un 25%, pero sólo en un 20% para aquellos en el quinto más alto.

Munnell y Chen no efectuaron recomendaciones específicas sobre qué ajustes deben hacerse en los diferenciales de jubilación anticipada y tardía, más allá de afirmar que están desactualizados. Curiosamente, este aspecto de los beneficios de la Seguridad Social rara vez se aborda, si es que se hace, con propuestas de reforma de izquierda o derecha (los progresistas generalmente abogan por ampliar y aumentar los beneficios, mientras que los conservadores quieren recortarlos o entregar todo el programa al sector privado).

Reparar el desequilibrio puede no ser tan difícil. La multa por jubilación anticipada debe recalcularse, es decir, reducirse, según el historial reciente de tasas de interés y los cambios en las expectativas para su curso futuro.

Reducir el crédito por jubilación tardía, actualmente un 8% anual de aplazamiento, es algo más complicado. “Para el individuo con una expectativa de vida promedio, la reducción por reclamos anticipados es demasiado grande y el crédito de retiro retrasado es correcto”, observan Munnell y Chen. El problema con el crédito es que es correcto en promedio, pero demasiado bueno para aquellos que realmente tienden a recibirlo, es decir, los ricos.

Encontrar una manera de hacer que el crédito sea justo en todo el espectro de ingresos puede demandar algo de imaginación. Pero las opciones podrían incluir aumentar el impuesto sobre la renta de los beneficios del Seguro Social para los contribuyentes de altos ingresos. Actualmente, hasta el 85% de los beneficios están sujetos a aranceles para aquellos con ingresos de más de $34.000 para individuos o $44.000 para parejas (en otras palabras, significa que la tasa impositiva de un contribuyente se aplica al 85% de los beneficios, no que el 85% de los beneficios esté gravado). Ajustar esa fórmula, por ejemplo, hacer que el 100% de los beneficios reclamados por los jubilados más ricos estén sujetos a impuestos, podría ayudar a alinear el crédito efectivamente otra vez.

El informe de Munnell y Chen subraya la inequidad legada a la Seguridad Social por la demografía. Los ricos no sólo viven más que sus pares más pobres, sino que también obtienen una ganancia adicional inesperada de las matemáticas obsoletas. Así es como funciona el mundo, pero eso no lo hace correcto.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí

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