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OPINIÓN: Mirar por más de una ventana es nuestra fortaleza

Los inmigrantes tenemos por lo menos dos “ventanas” abiertas
Los inmigrantes tenemos por lo menos dos “ventanas” abiertas: una hacia este país que nos ha acogido en tiempos difíciles, y otra hacia la sociedad de donde venimos, con todas sus cualidades, y todos sus defectos.
(Evan Solano / Para The Times; The CW; Kat Marcinowski/Starz; HBO; Getty Images)
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Es algo que probablemente nos haya sucedido a todos los inmigrantes: el breve pero embarazoso silencio durante el cual el norteamericano medio trata de comprender nuestra respuesta a su pregunta acerca de dónde somos.

¿México? ¿Guatemala? ¿Argentina? Podemos ver su esfuerzo mental para tratar de localizar a nuestro país de origen en el mapa mundial, casi podemos leer su pensamiento que se pregunta: “¿Dónde será eso?”

Y cuando ya casi parece que no va a decir nada, finalmente espeta algún comentario desopilante, algo como “Sí, ahí se come muy picante, ¿cierto?” O el infaltable “Ahí hace mucho calor, ¿verdad?”

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Pero mi respuesta favorita siempre ha sido “¿Argentina? Ah sí… yo fui a la escuela con alguien de Colombia. ¿Cómo se llamaba? Espera… Ah, sí, se llamaba Carlos. ¿Lo conoces quizá?”

Al principio de mi residencia en EE.UU yo trataba de explicar que Colombia queda muy lejos de Argentina, y que en ambos países tenemos muchas personas que se llaman Carlos. Pero debo admitir que después de un tiempo me cansé de esto, y pretendía pensar por unos segundos para luego responder: “Carlos? ¿De Colombia? No, no lo conozco” como una forma de poner fin al absurdo diálogo.

Escribo esto porque a veces nosotros los Latinos inmigrantes tenemos un complejo de inferioridad hacia los norteamericanos, casi parece que nos avergonzáramos de no haber nacido en Estados Unidos. Pero esta diversidad que traemos, esto de ser “los otros” en esta sociedad, lo tenemos que pensar como una fortaleza, y no como una debilidad.

Primero, porque hablar más de un idioma, como casi invariablemente terminamos haciendo aquellos que dejamos nuestro país para vivir aquí, es una ventaja fundamental en el mundo moderno.

Y si bien según el US Census Bureau el porcentaje de la población que habla un segundo idioma (además del inglés) en Estados Unidos ha aumentado de aproximadamente un 10% en 1980, a un poco más del 20% en 2018, esto sigue siendo un porcentaje bajo a nivel mundial: en el resto del mundo aproximadamente el 50% de la población habla más de un idioma.

Por lo tanto, considero que ser bilingüe sigue siendo una ventaja considerable en este país, pero no solo por los aspectos prácticos de poder comunicarnos con una creciente población de inmigrantes.

La segunda razón por la cual yo creo que debemos considerar nuestra diversidad como una fortaleza, y no una debilidad, es lo que yo llamo “abrir una ventana sobre los otros”.

La idea la tomé de mi colega argentina Mercedes García Guevara (pariente lejana del famoso “Che”), quien me la mencionó en 2003 durante el rodaje de nuestro documental “Tango, un giro extraño”.

Mercedes me dijo que una película, sea un documental o ficción, que ilustra algún aspecto de un país que no sea en el que hemos crecido, es como una pequeña ventana que abrimos sobre otra sociedad. Y esa ventana, que nos permite conocer mejor a otra gente (por la forma en que se visten, por cómo se alimentan, o en general por cómo viven y piensan) puede ser un instrumento de paz: es más difícil odiar a alguien a quien ya conoces, una vez que comprendes que son seres humanos como lo eres tu, con las mismas cualidades y defectos.

De esa misma forma, nuestras experiencias colectivas como inmigrantes (a veces hechas de sufrimientos como la persecución política, el tener que dejar nuestro país por falta de trabajo, el miedo a la violencia, o lo que sea que nos ha traído aquí) nos permiten ver a la sociedad americana con una mirada más profunda, más madura, y quizá más comprensiva que la de aquellas personas que nunca han tenido la necesidad de adaptarse tan fuertemente como nosotros a una cambiante realidad.

Los inmigrantes tenemos por lo menos dos “ventanas” abiertas: una hacia este país que nos ha acogido en tiempos difíciles, y otra hacia la sociedad de donde venimos, con todas sus cualidades, y todos sus defectos.

Este plural de la mirada, y el conocimiento de más de un lenguaje que solo una minoría tiene en Estados Unidos, nos permiten aseverar que somos una fuerza positiva en esta sociedad, a la que podemos contribuir con el esfuerzo y trabajo con que la mayoría de los Latinos nos ganamos la vida en este país.

Por esta dualidad que nos caracteriza, creo que estamos muy bien posicionados para entender a “los otros”, a aquellos que sean en apariencia diferentes, pero que al final de cuentas comparten con nosotros su esencia de seres humanos. Mirar por más de una ventana es bueno para entender lo que pasa en el mundo, y es algo que solo nosotros podemos hacer.

Ricardo Preve es un director de cine argentino que vive en Virginia desde 1976. @rickpreve en Instagram y Twitter.

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