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Kamala Harris visita la frontera y enfrenta la presión sobre el tema migratorio de izquierda y derecha

Kamala Harris talks to Gloria Chavez, chief patrol agent of the El Paso sector, at a U.S. border site
Como vicepresidenta, Kamala Harris ha tratado de evitar ser asociada con la política de la frontera, con la esperanza de eludir una de las potenciales vulnerabilidades electorales de la Casa Blanca.
(Associated Press)
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La vicepresidenta Kamala Harris llegó el viernes a El Paso para visitar el lado estadounidense de la frontera con México, en lo que quizá sea su viaje más cargado políticamente desde que asumió el cargo.

Se produce después de meses de críticas republicanas de que ella y el presidente Biden no han ido a ver de primera mano los efectos de un sistema de inmigración abrumado por el aumento de familias migrantes y niños no acompañados que buscan entrar en Estados Unidos. La acompaña el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro N. Mayorkas, que ya ha estado en la frontera.

En El Paso, Harris tiene previsto recorrer un centro de procesamiento y reunirse con defensores, migrantes y otras personas. A su llegada, dijo a los periodistas que “siempre fue el plan venir aquí” como parte de su trabajo de diplomacia con Centroamérica.

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“Tenemos que ocuparnos de las causas y de los efectos”, dijo. Su reciente viaje a México y Guatemala añadió, tenía como objetivo sondear las causas de la decisión de los residentes de emigrar al norte, mientras que su visita a la frontera pretende permitirle ver “los efectos de lo que hemos visto que ocurre en Centroamérica”.

Harris, que fue a la frontera suroeste como senadora y fiscal general del estado, ha tratado de evitar que se le asocie con la política de la frontera desde que se convirtió en vicepresidenta, con la esperanza de eludir una de las potenciales vulnerabilidades electorales de la Casa Blanca.

En marzo, Biden pidió a Harris que examinara formas de disuadir la migración desde Honduras, Guatemala y El Salvador atacando sus “causas fundamentales”, como la corrupción, la pobreza y la violencia de las pandillas, problemas que se han visto agravados por los devastadores huracanes y la pandemia del COVID-19.

Harris visitó las capitales de Guatemala y México para hablar con sus líderes, tratar de estimular la inversión y desalentar la corrupción en la región, pero esas actividades diplomáticas se vieron eclipsadas por los cuestionamientos que se hicieron en Estados Unidos sobre su renuencia a visitar la frontera.

Funcionarios de la Casa Blanca dijeron que Harris, que se comprometió durante el viaje a visitar la frontera pronto, no está respondiendo a la presión partidista, incluido el anuncio del ex presidente Trump de que visitará la frontera con miembros republicanos del Congreso la próxima semana.

Biden, cuestionado el jueves sobre la inminente visita de Harris a la frontera mientras estaba a su lado, sugirió que su viaje forma parte de una secuencia lógica.

“Ella ha hecho un gran trabajo hasta el momento”, dijo el presidente. “Y la razón por la que es importante que ella vaya, es que ahora ha establecido los criterios -habiendo hablado con los presidentes de México y Guatemala- para saber lo que tenemos que hacer”.

Los republicanos dicen que la administración está mirando las causas equivocadas. Señalan que la razón por la que llegan más migrantes es porque Biden ha relajado algunas -aunque no todas- las políticas de línea dura de Trump y ha detenido la construcción de un muro fronterizo.

Desde el punto de vista de la administración, El Paso era un destino atractivo para Harris. La ciudad más grande de la larga frontera de Texas es un puesto militar pero también una ciudad universitaria demócrata, un bastión del activismo liberal por los derechos de los inmigrantes. Es además, el hogar del popular ex congresista local, candidato al Senado y aspirante a la presidencia, Beto O’Rourke, y de la diputada demócrata Verónica Escobar, que viajará con la vicepresidenta.

El Paso también fue el primer lugar donde la administración Trump comenzó a separar a los niños y padres que cruzaban la frontera, una de las políticas más denostadas del expresidente.

“Espero que la vicepresidenta tenga algo más que una ronda de reuniones oficiales”, dijo Adam Isacson, de la Oficina de Washington para América Latina. “El Paso tiene una sociedad civil increíblemente rica, con muchas organizaciones y expertos que han hecho décadas de trabajo en materia de asilo, responsabilizando a la Patrulla Fronteriza, rescatando a los migrantes en peligro y atendiendo a los solicitantes de asilo. Tienen muchas cosas constructivas que decir sobre cómo sería una mejor seguridad fronteriza y política migratoria”.

El representante de Texas Henry Cuellar, un demócrata que ha instado a Harris a ir a la frontera, dijo que El Paso es “políticamente más seguro para ir que el Valle del Río Grande, donde se puede ver a los niños no acompañados, a familias completas, y a la mayoría de los adultos solteros que están llegando”.

Los republicanos prefieren centrarse en el aumento del tráfico de migrantes y en las brechas en el muro fronterizo al oeste y al este de El Paso, en el Valle. El Comité Nacional Republicano se burló de Harris en un comunicado de prensa el jueves, cuestionando si ella sabe “dónde está la crisis”.

El mes pasado, en Yuma (Arizona), la Patrulla Fronteriza encontró a 12.014 migrantes, frente a 745 de mayo de 2020. Al este, en el Valle del Río Grande de Texas, desde hace tiempo un punto candente para los contrabandistas que mueven personas y drogas, los funcionarios registraron 50.793 migrantes en comparación con 3.698 en mayo de 2020.

El número de migrantes se redujo drásticamente en 2020 en medio de la pandemia. Estados Unidos, como muchos otros países, restringió la entrada. En 2021, las cifras comenzaron a aumentar.

El gobernador de Texas, Greg Abbott, un republicano que promete completar la construcción del muro fronterizo que avanzó poco en su estado bajo el mandato de Trump, planea recibir al expresidente en el Valle del Río Grande el miércoles para una “sesión informativa sobre seguridad” y un “recorrido por el muro fronterizo”.

Algunos activistas progresistas del Valle del Río Grande también expresaron su decepción por el hecho de que Harris y Mayorkas visitaran El Paso, donde muchas menos familias solicitantes de asilo se han visto obligadas por las políticas estadounidenses a esperar justo al otro lado de la frontera.

Karla Vargas, abogada del Proyecto de Derechos Civiles de Texas, con sede en el Valle, al este de El Paso, dijo durante una sesión informativa el jueves: “Habríamos esperado que hubieran tratado de visitar también esta zona para ver lo difícil que es para las familias que esperan aquí. Nos alegramos de que intenten abordar esta cuestión. Esperamos que no sea solo espectáculo”.

Para leer esta nota en inglés haga clic aquí

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