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La CIA oculta el alcance las denuncias de abuso sexual en sus filas

El sello de la CIA junto a una bandera estadounidense en la sede de la agencia en Langley
El sello de la CIA junto a una bandera estadounidense en la sede de la agencia en Langley, Virginia.
(Carolyn Kaster / Associated Press)
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En una fiesta improvisada en la oficina para celebrar sus 50 años, un oficial veterano de la CIA se emborrachó, le levantó la falda a una colega y la besó a la fuerza delante de sus atónitos compañeros de trabajo, alegaron los fiscales en el caso más reciente de conducta sexual inapropiada surgido de la agencia de espionaje que llega a un tribunal público.

Una investigación de The Associated Press encontró que la presunta agresión de Donald Asquith el año pasado ocurrió pocos días después de que la CIA prometió tomar medidas enérgicas contra el abuso sexual en sus filas, incluso cuando la agencia se ha negado a revelar detalles sobre el alcance del problema. Un reciente informe de vigilancia interna de 648 páginas que encontró deficiencias sistémicas en el manejo de tales quejas por parte de la CIA fue clasificado como “secreto”, protegido como una amenaza potencial a la seguridad nacional.

“Es inconcebible que la conducta sexual inapropiada pueda considerarse un secreto de Estado”, dijo Kevin Carroll, abogado que representa a varias mujeres en la agencia que han presentado quejas.

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El informe siguió a una investigación anterior de AP que encontró que al menos dos docenas de mujeres en la CIA presentaron ante las autoridades y el Congreso relatos de agresiones sexuales, tocamientos no deseados y lo que describieron como una campaña para silenciarlas.

Muchos se sintieron envalentonados por una oficial en prácticas de la CIA que acudió a la policía en 2022 después de que la agencia no tomó medidas contra un colega al que acusó de agredirla con un pañuelo en una escalera de la sede de la agencia de espionaje. Algunas de esas mujeres ahora dicen que han enfrentado represalias, incluida la víctima del ataque a la escalera, quien fue despedida menos de seis meses después de demandar a la agencia.

“Creía implícitamente en la institución y también creía en todas las cosas que la agencia decía que estaba haciendo para rectificar lo que yo veía como una epidemia”, dijo una de esas mujeres, cuyo nombre no se incluye porque la AP no suele revelar el nombre de personas que se consideran víctimas de agresión sexual. “Ahora me doy cuenta de que eso fue solo palabrería”.

El caso de Asquith podría resultar aún más embarazoso para la CIA dado su prolongado servicio clandestino en el extranjero y el descaro de la supuesta conducta. También sucedió en junio de 2023, menos de un mes después de que el director de la CIA, William Burns, anunció reformas radicales destinadas a mantener seguras a las mujeres, agilizar las reclamaciones y disciplinar más rápidamente a los infractores. “Debemos hacer esto bien”, dijo.

Asquith fue acusado en abril en el condado Loudoun, en los suburbios de Washington, Virginia, de un delito menor de agresión después de que la policía local investigó un mes lo sucedido en la fiesta con alcohol en una oficina externa de la CIA a la que asistieron al menos una docena de personas.

Su acusadora, una contratista de la CIA, dijo a las autoridades que ella rechazó repetidamente las insinuaciones de Asquith, pero que él seguía acercándose, frotando su pierna sin su consentimiento y haciendo una serie de comentarios sexuales inapropiados, así como “gruñidos y movimientos de empuje”.

Luego, Asquith “colocó su mano desde la falda hasta el muslo en numerosas ocasiones, lo que provocó que la falda se levantara, posiblemente exponiendo su ropa interior”, según documentos judiciales.

La mujer dijo a los investigadores que le dio un golpe en la mano a Asquith y se levantó para irse, pero que él intervino cuando ella se acercaba a la puerta y le pidió un “abrazo bobo” antes de abrazarla y frotar contra ella su ingle y el pecho. Dijo que Asquith luego “la abrazó a la fuerza y la besó en toda la cara y la boca sin su consentimiento”.

Asquith no respondió a repetidas solicitudes de comentarios. Su abogado, Jon Katz, colgó cuando la AP lo llamó.

“La CIA se toma muy en serio las acusaciones de agresión y acoso sexual”, dijo la agencia en un comunicado, añadiendo que pocos días después del incidente restringió el contacto de Asquith con la presunta víctima y él se retiró tres meses después.

El caso de Asquith se produce en medio de una oleada de actividad en torno a acusaciones de conducta sexual inapropiada en la CIA, incluidas investigaciones penales estatales y federales en curso sobre un oficial encubierto en Europa sospechoso de infectar a sabiendas al menos a tres colegas de la CIA con una enfermedad de transmisión sexual incurable. La agencia no ha explicado por qué ese oficial permanece en el extranjero.

Apenas una semana antes de que comience el juicio de Asquith este mes, un juez federal en Washington sentenciará a otro exoficial de la CIA que drogó y abusó sexualmente de al menos dos docenas de mujeres que conoció en Tinder y otras aplicaciones de citas. Los fiscales buscan una sentencia de 30 años para Brian Jeffrey Raymond, calificándolo de depredador en serie que causó daños “inconmensurables” durante varios destinos en el extranjero entre 2006 y 2020.

Y el mes que viene, un ahora exoficial en formación de la CIA se enfrenta a un segundo juicio por cargos derivados del ataque a la escalera de 2022 en la sede de la agencia en Langley, Virginia. Ashkan Bayatpour admitió haber envuelto un pañuelo alrededor del cuello de la mujer, pero dice que era una broma. La mujer dice que fue una agresión en la que él también intentó besarla en contra de su voluntad.

“Hizo una mueca como si realmente estuviera tratando de lastimarme”, testificó la mujer el año pasado durante un juicio en el que Bayatpour fue declarado culpable de un delito menor de agresión. Según la ley de Virginia, el exoficial de inteligencia de la Marina tiene derecho a un juicio con jurado después de apelar esa condena.

La exoficial de casos de la CIA, Lindsay Moran, que en 2005 escribió un libro sobre su vida como espía, dijo que la conducta sexual inapropiada ha sido durante mucho tiempo un problema en una agencia dominada por hombres y empeoró después de los ataques del 11 de septiembre de 2001, cuando el enfoque de la agencia pasó a desplegar unidades de combate clandestinas en Afganistán e Irak.

“Trajeron su propio tipo de toxicidad masculina que era como gasolina para la vieja red de hombres que ya existía”, dijo Moran. “La seguridad nacional se utiliza como excusa para ocultar estas preocupaciones bajo la alfombra”.

Cuando se le preguntó por qué se clasificó el informe del organismo de control, manteniendo en secreto una descripción del problema y los historiales de casos, la CIA dijo que la decisión fue tomada por su inspector general, que llevó a cabo la investigación y no respondió a una solicitud de comentarios.

Además, la CIA aún tiene que cumplir con una solicitud que la AP hizo hace mucho bajo la Ley de Libertad de Información sobre registros internos que detallan su respuesta al escándalo de Raymond, y por qué tomó tanto tiempo descubrir los ataques que él documentó en casi 500 videos y fotografías que en algunos casos lo mostraban toqueteando o montado a horcajadas sobre víctimas desnudas e inconscientes.

El republicano de Florida, Marco Rubio, vicepresidente de la Comisión Selecta de Inteligencia del Senado, dijo a la AP que los legisladores seguirán “responsabilizando a los líderes de las agencias” después de impulsar reformas en el proceso de denuncia de malas conductas de la CIA.

“¿Hasta dónde tiene que llegar alguien antes de que la agencia intervenga y diga ya basta?”, dijo Barbara Gray, exoficial de la CIA, a la AP el año pasado después de presentar una queja interna acusando a su gerente de meterse en la cama de su hotel mientras dormía durante un viaje de trabajo.

La CIA le aseguró a Gray que el supervisor estaba siendo “castigado apropiadamente”, dijo, pero luego ascendió y fue presentado en un video de desarrollo profesional que se mostró a los oficiales subalternos. Mientras tanto, Gray renunció después de que su carrera “pareció detenerse”.

“¿Qué cultura está fomentando la CIA cuando promueve a algunos de sus delincuentes más atroces?”, comentó al exoficial. “Creo que la agencia está haciendo un esfuerzo para mejorar sus procesos y procedimientos de presentación de informes, pero mi pregunta es: ¿qué viene después?”.

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Goodman informó desde Miami. Comuníquese con el equipo de investigación global de AP en Investigative@ap.org

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