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El presidente Trump firma orden ejecutiva para poner fin a su política de separación familiar

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En medio de un ambiente de indignación nacional, el presidente Donald Trump dio marcha atrás a su política de cero tolerancia, y firmó este miércoles 20 de junio una orden ejecutiva para poner fin a la separación de las familias en la frontera.

La orden ejecutiva mantendrá a las familias unidas, pero en detención indefinida. Eso probablemente abrirá una nueva batalla legal sobre un histórico fallo judicial hace 21 años, conocido como el “acuerdo Flores”, bajo el cual el gobierno federal aceptó no retener menores de edad por más de 20 días.

Temprano en la Casa Blanca, hablando en una mesa rodeado de senadores republicanos y miembros de la Cámara, Trump dijo: “Vamos a mantener unidas a las familias, pero aún tenemos que mantenernos firmes o nuestro país será invadido por personas, por el crimen, por todas las cosas que no queremos”.

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“Si eres débil, si eres patéticamente débil, tu país va a estar plagado de esa gente”, dijo Trump. Al burlarse de aquellos que equiparan la fuerza con la falta de corazón, dijo: “Prefiero ser fuerte”.

La marcha atrás de Trump en la política de separación familiar que estuvo vigente por seis semanas, fue notable dada su aversión a admitir errores o retroceder. Eso refleja la desesperación de la Casa Blanca por sofocar una de sus peores crisis hasta la fecha, por una política que atrajo la condena tanto de los republicanos como de los demócratas, las cuatro ex primeras damas y líderes religiosos conservadores y liberales de todo el país.

Sin embargo, Trump corre ahora el riesgo de enfurecer a los elementos más antiinmigrantes de su base de apoyo, después de días de insistir en que la separación familiar era una parte esencial de una agenda de inmigración dura para poner fin a lo que ha calificado como el control fronterizo laxo de sus predecesores y evitar que los niños fueran utilizados por contrabandistas de menores y otros delincuentes.

La crisis generada por la política de separación familiar mantuvo en vilo a su administración durante varios días, mientras republicanos y demócratas reaccionaban a las imágenes abrasivas y el audio de los niños migrantes llorando al ser separados de sus padres después de cruzar la frontera desde México, muchos para buscar asilo de la violencia en sus países de origen.

La administración dijo que más de 2,300 niños fueron separados de sus padres, que están detenidos para su enjuiciamiento criminal, y mantenidos en centros de detención en 17 estados. Las separaciones aumentaron rápidamente después de que la administración comenzó su política de “tolerancia cero” en mayo, lo que requiere más enjuiciamientos criminales en lugar de acciones de deportación civil.

En las administraciones de George W. Bush y Obama, las personas que cruzaban la frontera ilegalmente o solicitaban asilo eran liberadas en espera de audiencias civiles en los tribunales de inmigración. Trump había afirmado hasta el martes, que el 80% de los liberados nunca se presentaron a sus citas en la corte y desaparecieron en el país, pero los datos federales sugieren que la mayoría sí aparece, aunque se desconoce el número exacto.

Mientras la administración y los legisladores republicanos buscaban resolver la crisis, los signos de confusión eran evidentes.

Kirstjen Nielsen, la secretaria del Departamento de Seguridad Nacional, pasó la mañana en la Casa Blanca instando a Trump a buscar acciones en el Congreso para poner fin a la separación de las familias en la frontera, según un funcionario de la administración. El procurador general Jeff Sessions, defensor de la política de separación de familias, quien de hecho la anunció desde el mes de mayo, se encontraba en el Capitolio para reunirse con legisladores republicanos exasperados por la situación.

Los funcionarios dijeron que la administración no está poniendo fin a su política de “tolerancia cero”, que penalmente procesa a las personas que cruzan la frontera ilegalmente. En cambio, la administración está estudiando cómo puede anular un acuerdo legal conocido como Flores, que restringe la cantidad de tiempo que las familias pueden estar detenidas en las cárceles de inmigración, dijo el funcionario.

La administración ha argumentado que el acuerdo los obligó a separar a los niños de sus padres. Las administraciones pasadas en su mayoría evitaron eso al liberar a los padres con sus hijos en espera de audiencias civiles y al no proseguir con los procesos penales, así como con las acciones de deportación civil.

La administración de Trump está considerando una demanda para impugnar ese acuerdo. Además, la orden del presidente, suponiendo que mantiene a los niños detenidos por períodos más largos que los permitidos actualmente, es probable que lleve a un desafío legal. Es por eso que algunos en la administración abogan por una solución legislativa.

Algunos legisladores que tenían la esperanza de que la presión creada por la protesta forzaría el acuerdo sobre un compromiso migratorio integral, expresaron su frustración por la decisión del presidente de actuar por su cuenta.

“Se ocupa de un problema político, pero no soluciona el problema de fondo”, dijo a periodistas el senador Chuck Grassley (R-Iowa). “Sólo está quitando la presión y eso es muy malo”.

Sin embargo, otros republicanos no se sentían optimistas en cuanto a que cualquiera de las propuestas de inmigración podría aprobarse y convertirse en ley, dadas las divisiones entre los republicanos conservadores y moderados y la oposición de los demócratas.

La acción del presidente, después de días de desafío, trastocó los planes de los republicanos de la Cámara de adoptar una legislación migratoria más amplia el jueves, incluida una disposición para poner fin a la separación familiar. No se esperaba que esa legislación se convirtiera en ley, dada la oposición del Senado, razón por la cual muchos republicanos querían que Trump actuara ahora para poner fin a las separaciones familiares.

Los republicanos de la Cámara dijeron el miércoles que estaban avanzando en sus planes para la votación del jueves. Después de que se corrió la voz de la marcha atrás de la política de separación familiar, un grupo de líderes republicanos de la Cámara, incluido el presidente Paul D. Ryan, se apresuraron a la Casa Blanca para conocer los próximos movimientos.

Los legisladores también proporcionarían miles de millones de dólares para el sueño de Trump de construir un muro fronterizo, reducir drásticamente los programas legales de inmigración y otorgar estatus legal a los llamados Dreamers que llegaron al país ilegalmente cuando eran niños hace años.

El presidente dijo que sigue apoyando la aprobación de un amplio proyecto de ley de inmigración, y los líderes republicanos de la Cámara están presionando a los opositores para que lo respalden. Sin embargo, las perspectivas permanecieron débiles, ya que se espera que la mayoría de los demócratas se opongan a la legislación junto con los conservadores republicanos que no están dispuestos a apoyar la ciudadanía para los Dreamers.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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